La Selección de Ecuador es una bomba de tiempo en la previa del partido con Argentina: jugadores al borde de irse a las manos en medio de la euforia por avanzar de ronda, reproches de los jugadores a los hinchas y un entrenador con un pie afeura. Factores que al combinarse ponen el cronómetro en una cuenta regresiva. Sí, la Tricolor está a punto de explotar. 3, 2, 1…
«Boca es un cabaret», dijo alguna vez Diego Latorre, irreverente futbolista, lejos del comentarista que vemos hoy. Y la frase aplica a Ecuador en esta Copa América, un torneo irregular donde acumula conflictos y polémicas que arrancaron a inicio de año.
El primero en tensar la relación durante la Copa América fue el delantero Carlos Gruezo, uno de los capitanes y jugadores con más experiencia del plantel: tras caer con Venezuela en fase de grupos, el referente apuntó contra los fanáticos por no alentar. «Para exigir hay que dar. Nosotros a la interna no sentimos el apoyo«, sentenció ante el riesgo que existía de ser eliminados en primera ronda.
Y contundente, agregó: «Contra Venezuela había más hinchas de ellos, se escuchaba más el himno de ellos. Antes de que salga la convocatoria, ya estaban criticando. No sentimos el apoyo, solo cuando ganamos, pero cuando perdemos no hay apoyo».
Para muchos, Gruezo creó un camino de no retorno con gran parte de Ecuador y exigen que sea su última convocatoria.
Pero los problemas para Gruezo continuaron cuando, en lugar de refugiarse en el apoyo de sus compañeros ante las críticas, estuvo al borde de involucrarse en una pelea contra su compatriota Moisés Caicedo, volante del Chelsea de Inglaterra y figura del equipo. Lo peor es que ocurrió en el círculo de mitad de campo, mientras todo el plantel celebraba el empate contra México y clasificación a cuartos de final. En medio de la euforia, ambos debieron ser separados por sus compañeros para que la situación no subiera de tono.
Incluso, un video permite ver a Gruezo invitando a Caicedo a arreglar las cosas fuera de la cancha. Pero el del Chelsea buscó llevar tranquilidad a la situación y declaró: «Todo se quedó en la cancha. Todos estamos felices. Él (Gruezo) está feliz, yo estoy feliz”.
🇪🇨 Discusión entre Moisés Caicedo y Carlos Gruezo, luego del partido ante México 🇲🇽😳
¿Qué habrá pasado? 🤔
— StudioFútbol ⚽ (@StudioFutbol) July 1, 2024
La cuestión se agrava cuando el propio entrenador no aparenta tener las fuerzas suficientes para encarrillar el rumbo. El español Félix Sánchez Bas, que llegó a la Selección en marzo del año pasado, ya está en la cuerda floja. La gente no lo quiere.
«¡Fuera, fuera Sánchez, fuera!«, cantaron los aficionados ecuatorianos tras la victoria contra Jamaica, por la segunda fecha de la Copa América. El ex DT de Qatar es mirado de reojo desde hace tiempo. El público lo responsabiliza por la merma futbolística del equipo desde la salida de Gustavo Alfaro.
«A falta de 24 horas de un partido importante como el que viene, estoy pensando solo en eso. Puede ser el partido más importante de la historia del país. Mis pensamientos se ocupan solo de eso», manifestó el técnico en conferencia de prensa para intentar despejar rumores. Es que tras la clasificación a cuartos de final, varios fueron los murmullos que afirmaban la salida de Sánchez Bas en caso de no vencer a Argentina.
Igualmente, no se trataría de una razón exclusivamente estadística. Desde la prensa ecuatoriana cuentan que el entrenador habría recibido propuestas tentadoras desde el fútbol árabe que lo estarían llevando a considerar su salida. «Me dicen que no da más con la presión«, contó el periodista Juan Fernando Laso.
Esa «presión» se arrastra desde meses antes a la Copa América. Es que, cuando la lógica dictaba que el buen Mundial de Qatar del Ecuador del Alfaro, marcaría un futuro prometedor y próspero, aunque ocurrió lo contrario.
Las nuevas caras jóvenes que fueron apareciendo en La Tri no se ensamblaron de la mejor forma al funcionamiento y varios empezaron a estar en el ojo de la tormenta (Gruezo incluido).
La única esperanza, ante un flojo rendimiento desde la llegada de Sánchez Bas, es Kendry Páez, un chico de 17 años surgido de Independiente del Valle que ya viste la ’10’ y migrará al Chelsea el próximo año a cambio de 22 millones de dólares.
Igualmente, más allá de haber convertido frente a Jamaica y que muchos carguen la presión sobre el atrevido enganche, ni el chico se salva y ya estuvo envuelto en un escándalo. En marzo pasado visitó un club nocturno para adultos, junto a compañeros del Seleccionado, para celebrar la victoria amistosa contra Guatemala obtenida en Estados Unidos.
El problema nace al revisar que la ley estadounidense permite el ingreso a este tipo de establecimientos solamente a mayores de edad (21 años). Páez tenía 16 en aquel entonces. «Está destruido, anímicamente muy golpeado», revelaron desde su círculo cercano cuando se dieron a conocer videos de aquella noche. Aunque parece ser de los pocos jugadores que dio vuelta su imagen con la pelota bajo sus pies.
Las críticas a la Selección se fueron dando de a poco. Actualmente llegaron al punto en donde aparenta no salvarse nadie. Jugadores ni cuerpo técnico. En ese contexto es donde apareció el capitán Enner Valencia para poner paños fríos. «En el partido contra México pensábamos que íbamos a tener un estadio en contra, pero había un 40% de hinchas ecuatorianos que nos apoyaron», afirmó en conferencia de prensa.
Sin embargo, una derrota contra la Selección Argentina en cuartos de final puede hacer estallar una bomba de tiempo a la que no se le encuentran lo cables para desactivarla: escasez de juego, resultados que no convencen, jugadores conflictivos y un entrenador más fuera que dentro son las conexiones a la vista.