Franco Colapinto quiere ser el piloto argentino número 23 en la historia de la Fórmula 1 y, aunque para eso todavía falta, este viernes vivirá un aperitivo de un Gran Premio cuando se suba al Williams del estadounidense Logan Sargeant para disputar la primera práctica en Silverstone, última fecha de la temporada antes del receso.
Pasaron ya 23 años de la última vez que un argentino corrió un Gran Premio de Fórmula 1. Unos meses antes de que estallara la crisis político, social y económica en Argentina, Gastón Mazzacane largó el 15 de abril en el autódromo Enzo y Dino Ferrari el GP de San Marino, abandonó en la vuelta 28 -misma suerte que corrieron nombres como Michael Schumacher, Kimi Räikkönen, Jos Verstappen (el papá de Max) y Fernando Alonso- y no volvió a subirse al auto de la escudería Prost.
«La Fórmula 1 es indescriptible. Es diferente a todo lo que hay en el mundo. Todo te sorprende cuando llegás a la máxima categoría. Y es por eso que una vez que entrás a ese circo sólo tenés la cabeza puesta ahí. Por eso cuando me preguntan si tengo anécdotas de esa época, me cuesta recordar algo, porque casi que no tenés otra cosa que concentrarte en cada Gran Premio», le contó el ahora piloto de Turismo Carretera y dirigente de la ACTC a Clarín hace un tiempo.
La historia de Argentina con la Fórmula 1 se conecta desde los albores de la categoría a través de un hombre clave: Juan Manuel Fangio. «Si pierdo, pierde Fangio. Si gano, podrán decir que con Alfa Romeo gana cualquiera», les dijo el balcarceño a los dirigentes de la escudería italiana para convencerlos de que lo contrataran para la temporada inaugural de 1950.
Se retiró con 47 años, el 6 de julio de 1958, tras pasar por otros tres equipos (Ferrari, Mercedes y Maserati) y once meses después de levantar su quinto trofeo. Los números hablan por el quíntuple campeón del mundo: en 51 carreras en la Fórmula 1 obtuvo 29 poles (56,77%), 23 vueltas más rápidas (45,1%), 35 podios (68,62%) y 24 victorias (46,15%).
El Chueco coincidió en la F1 con José Froilán González, el primer ganador de la historia de Ferrari, en el Gran Premio de Gran Bretaña del 14 de julio de 1951. Tres años después, el arrecifeño fue subcampeón del mundo, al quedar detrás de Fangio, que volvió a ser campeón -esta vez con Mercedes- tras los títulos consecutivos de Alberto Ascari con la Scuderia.
A Fangio y a González se les unieron varios pilotos en la década del 50. Aunque Carlos Menditeguy, con un Maserati en 1957, se mantuvo por cuatro carreras de la temporada (la de Argentina -donde logró sus cuatro puntos por un tercer lugar-, Mónaco, Francia y Gran Bretaña), en la F1 de esos años era habitual que solo se corriera un GP, por lo que varios argentinos se sumaron al listado tras disputar la prueba en Buenos Aires.
Además de Menditeguy, que volvió a disputar el GP de Argentina en 1955, 1958 y 1960, lo hicieron: Oscar Gálvez, Pablo Birger (repitió en 1955) y Adolfo Schewelm Cruz en la inaugural de 1953, Onofre Marimón (1954), Roberto Mieres (1954 y 1955), Jorge Daponte (1954), Jesús Iglesias (1955), Clemar Bucci (1955), Alejandro De Tomaso (1957), Roberto Bonomi, Nasif Estéfano y Alberto Rodríguez Larreta en 1960.
No hubo más presencia argentina hasta la irrupción de Carlos Reutemann, en 1972 a bordo de un Brabham. Veintiséis meses más tarde, consiguió la primera de sus doce victorias en la Fórmula 1: fue en el Gran Premio de Sudáfrica, el 30 de marzo de 1974, en el circuito de Kyalami. Después de nueve temporadas (cinco en Brahbam, tres en Ferrari y una en Lotus), en 1980 el santafesino desembarcó en Williams, donde un año después quedaría a un punto de ser campeón. El triunfo del Lole el 17 de mayo de 1981, en el Gran Premio de Bélgica (Zolder), representó el último de un argentino en la Fórmula 1.
El éxito de Reutemann permitió también que en la década del 80 se produjera un nuevo desembarco de argentinos. En épocas de muchos autos y preclasificación, Ricardo Zunino corrió con Brabham y Tyrrell las pruebas puntuables de Argentina 1980 y 1981, Brasil 1980, Sudáfrica 1980, USA West 1980 y 1981, Bélgica 1980, Mónaco 1980 y Francia 1980; Miguel Angel Guerra participó en cuatro Grandes Premios de 1981 (USA West, Brasil y Argentina) con un Osella pero solo se metió en la final de uno (San Marino, en Ímola), que abandonó unos metros después de la largada; y Oscar Larrauri, quien en 1988 consiguió una butaca en Euro Brun, logró entrar en la grilla de partida de ocho Grandes Premios, aunque el primero -el de Brasil- no lo corrió por un problema eléctrico antes de la largada.
«Cuando me quedé sin correr y cuando tuve la fuerza de voluntad de decir: ‘Yo acá me quedo y voy a buscar llegar a la Fórmula 1’. Yo me fui en 1980 creyendo que les iba a ganar a todos y al año siguiente iba a estar corriendo en Fórmula 1. Pero la realidad fue cruda: llegué 8 años más tarde. Y yo pensé que era un abrir y cerrar de ojos», repasó Larrauri en una entrevista con Clarín sobre esa temporada.
Mientras Argentina disfrutaba de los últimos años de la convertibilidad, tres pilotos desembarcaron en la F1 y fueron los últimos en conseguirlo: Norberto Fontana corrió en 1997 con un Sauber los GP de Francia (DNF), Gran Bretaña (9°), Alemania (9°) y Europa (14°); Esteban Tuero fue piloto oficial de Minardi en la temporada 1998 (sumó el 8° puesto en San Marino, 15° en España, 16° en Alemania, 11° en Italia y 12 abandonos); y Gastón Mazzacane también llegó de la mano de Minardi, solo abandonó seis de 17 pruebas y alcanzó su mejor posición con el octavo lugar en el Gran Premio de Europa.
En 23 años, quien más cerca estuvo de la F1 antes de la irrupción de Franco Colapinto fue José María López. Pechito, de hecho, fue presentado como piloto del equipo USF1 en la Casa Rosada en enero de 2010, un proyecto que finalmente se cayó por falta de presupuesto.
Ahora, quien integran la academia de pilotos jóvenes de Williams volverá a subirse a un auto de Fórmula 1 después de siete meses, tras aquel test de postemporada en Abu Dabi con el que completó los 300 kilómetros que necesitaba para obtener la superlicencia. Con ese carnet, justamente, ahora tendrá su primera vez en el marco de un Gran Premio.