Japón dio la gran sorpresa del fin de semana en las finales de la Liga de Naciones de vóleibol tras ganarle por tres sets a cero al gran favorito, Eslovenia, el mejor de la fase regular y verdugo de la Selección Argentina en cuartos de final.
Fue 25-21 en el primer capítulo, y otros dos que tuvieron definiciones dramáticas, por 27-25 y 31-29, siempre a favor de los orientales. Espectacular. Ishikawa, con 21 puntos, y Nishida, con 18, fueron los «top scorers» de un equipo que se destaca por ser justamente eso, un equipo.
El único representante asiático de la fase final, que se lleva a cabo en la ciudad de Lodz, Polonia, venía de voltear a Canadá y ahora tendrá la chance de ir por el título ante Francia, que hizo lo propio imponiéndose ante Italia y el combinado local, en cuartos y semis, respectivamente.
Es la vuelta de Japón a una final después de 47 años, tras su medalla de plata en el Mundial de 1977, un renacer para una selección que vivió momentos de esplendor en los años sesenta y setenta, cuando obtuvo medllas de bronce (1964), plata (1968) y oro (1972) en su tres primeras apariciones olímpicas.
En la gesta ante Eslovenia hubo una jugada que define la manera en que sienten este deporte los japoneses, sin tanta altura o poderío físico que algunos de sus rivales, pero con una entrega que conmueve y los hace siempre competitivos.
Con el resultado 22-23 abajo en el segundo set, Eslovenia sacaba para ponerse set point y emparejar la historia luego de un arranque torcido. Lo que le siguió marcó un antes y un después en términos anímicos para el resto del partido.
El servicio del equipo europeo, a manos de Klemen Cebulj, llegó con la potencia justa como para tratar de incomodar a los nipones pero reaccionaron con una buena recepción. Así fue el comienzo de una seguidillas de vuelos por encima de la red entre un equipo atancando y el otro resistiendo en forma heroica.
En total fueron 7 las chances de Eslovenia de liquidar el punto, pero siempre apareció alguna mano salvadora de los japoneses, respondiendo a la destreza física, los reflejos o la intuición, como cuando el líbero Yamamoto se arrojó de frente y con el revés de su palma extendida dándole continuidad a una jugada que parecía perdida.
«¿Me están cargando? ¡Japón está en todos lados!», dice el relato en inglés, en una de las voladas providenciales de los asiáticos en dirección a la pelota. Fue el capitán Ishikawa quien terminó rematando en la cara de los eslovenos, sorprendidos por lo que estaban padeciendo. Habían pasado 52 segundos desde el saque de Cebulj, convirtiendo a ese rally en el punto más largo de toda la VNL.
Esta gran presente de Japón en plano internacional es seguido de reojo por la Selección Argentina debido a que compartirán el Grupo C de los Juegos Olímpicos de París 2024 junto a Estados Unidos y Alemania.
La selección argentina jugará un partido contra cada uno de estos rivales en la fase preliminar y, si termina entre las dos primeras de grupo o es una de las dos mejores terceras, avanzará a cuartos de final.
El torneo de vóleibol masculino de París 2024 se celebrará del 27 de julio al 10 de agosto en el París Sur Arena. Allí, el equipo argentino buscará superar su histórica actuación en Tokio 2020, donde lograron una memorable medalla de bronce.