del as de bastos a un Lautaro Martínez implacable

Sin Lionel Messi, la Selección Argentina avanzó a cuartos de final de la Copa América con un triunfo 2 a 0 ante Perú. Frente a un rival mezquino, el equipo de Lionel Scaloni -ausente por suspensión- supo reemplazar a su as de espadas. Lo hizo con Ángel Di María y con un implacable Lautaro Martínez.

Se esperaba más de Perú, obligado a ganar, y de Alejandro Garnacho, el reemplazante -en los papeles- de Messi, ausente con molestias físicas. Y en el otro extremo de la cancha dijeron presente otra vez las manos de Dibu.

La lesión de Lionel Messi dejó a Argentina sin su máxima estrella. Pero el equipo no quedó desamparado. El que se hizo cargo de la presión y de la generación de juego fue Di María. El jugador de Benfica, que fue capitán, tuvo un primer tiempo impreciso, pero en el segundo hizo todo bien y asistió a Lautaro Martínez para el 1 a 0. Sin el de espadas, el de bastos fue la carta más fuerte.

El delantero de Inter sigue afianzado en la delantera de la Selección. Lleva cuatro goles en tres partidos en esta Copa América y metió los últimos cuatro de los últimos cinco goles que hizo la Argentina de Scaloni. Además, lleva siete en los último seis: sólo fallo ante Ecuador. Tras una temporada de ensueño en Italia, recupera su lugar en Argentina.

Ilusionaba la titularidad del delantero de Manchester United. Lo señalaban, para esta noche, como el reemplazante de Messi. Tuvo un arranque explosivo. Pero se fue diluyendo y no pudo desbordar ni terminar bien las situaciones en las que la pelota le llegó a los pies. Salió reemplazado a los 20 minutos del segundo tiempo, por Nicolás González. Hubo otro que no conformó: Leandro Paredes volvió a ser titular, pero estuvo impreciso y falló el penal.

Fue el partido número 31, de los 42 que lleva en la Selección, en que no recibió goles. No tuvo trabajo en el primer tiempo, pero en el complemento respondió con una atajada clave, como hizo por duplicado frente a Rodrigo Echeverría en el partido con Chile, y sobre el final recibió la ayuda del palo.

Si bien llegaba con posibilidades de clasificarse, el equipo de Jorge Fossati mostró un planteo muy mezquino. Necesitaba ganar para clasificarse a los cuartos de final. Pero jugó como una especuladora selección clasificada o, peor, como una ya eliminada. Cerrado cerca de su arco, obligó a Argentina a buscar la fórmula para romper el cerco. Los de Scaloni, esta vez con Samuel en el banco, lo lograron dos veces. Suficiente.