La edición de Wimbledon que se pondrá en marcha el próximo lunes se encamina a ser un capítulo más en la historia del paso de mando en el circuito ATP. Con los tres “sobrevivientes” del Big 3, legendarios ex campeones, descartados o en dudas; el césped del All England Lawn Tennis and Croquet Club podría transformarse en el escenario de un nuevo triunfo de esa joven generación cada vez más protagonista en las grandes citas del calendario.

Tras la baja de Rafael Nadal, quien prefirió evitar el cambio de superficie y seguir entrenando en polvo de ladrillo con la ilusión de llegar diez puntos a los Juegos Olímpicos de París, y las recientes lesiones de Novak Djokovic y Andy Murray, aún sin presencia confirmada a una semana del comienzo, hay muchas chances de que se genere un vacío en cuanto a figuras «tradicionales» en el cuadro principal del grande británico. Un vacío que ya están listos para llenar los integrantes de dos camadas talentosas y con mucho hambre de gloria, lideradas por Jannik Sinner, Carlos Alcaraz, Daniil Medvedev y Alexander Zverev, quienes se perfilan como los grandes candidatos.

Si finalmente el serbio y el escocés no juegan en Londres, este Abierto Británico será el primero sin al menos un miembro de los Cuatro Fantásticos desde 1998. Al año siguiente, Roger Federer debutó en el césped inglés y el resto es historia conocida. Aunque no hay que escribir aún esa estadística en los libros. Porque hasta ahora el único que está definitivamente afuera es Nadal.

El mallorquín, de poquísima actividad en las últimas dos temporadas por varias lesiones, había avisado tras ser eliminado en la primera ronda de Roland Garros que probablemente se perdería la gira de césped. Y días después de despedirse de París, lo ratificó: “Creemos que lo mejor para mi cuerpo es no cambiar de superficie y seguir jugando en polvo hasta los Juegos Olímpicos”.

Rafa, campeón de Wimbledon en 2008 y 2010, está viviendo sus últimos meses como jugador (quizás, porque aún no quiso poner una fecha definitiva para el adiós). Y con el retiro cada vez más cerca, prefirió no exigir demás a su cuerpo y darse la chance de llegar lo mejor posible a París, donde disputaría el singles y el dobles, junto a Alcaraz.

Djokovic y Murray, en tanto, se resisten a renunciar a Londres. Al menos por ahora.

El serbio está ilusionado con volver a ganar un grande (el 25° -récord absoluto- de su cuenta personal) y enderezar una temporada demasiado atípica e irregular para él. El lunes avisó: “Solo jugaré si tengo seguridad de poder llegar lejos y luchar por el título”. Y esa seguridad depende de cómo siga la recuperación de la operación en la rodilla derecha que se realizó hace 20 días, tras sufrir un desgarro en el menisco medial durante el duelo que le ganó a Francisco Cerúndolo en el Major francés, que lo forzó además a retirarse antes de su partido de cuartos.

Cuando se hizo público su paso por el quirófano, muchos lo bajaron automáticamente de Wimbledon. Pero él desafió una vez más los tiempos médicos: la semana pasada se mostró moviéndose sin problemas sobre césped y desde el domingo se entrenó en el All England (el lunes, con Federico Coria). Claro que una cosa es un entrenamiento y otra un partido de Grand Slam a cinco sets. Sin embargo, Nole, ganador del certamen en siete ocasiones, se mostró optimista: “Cada mañana estoy un poco mejor. Y todavía me queda una semana. Creo que será suficiente”.

Más complicado es el panorama de Murray, al menos si de tiempos se habla. El escocés, que se coronó en Londres en 2013 y 2016, se retiró hace seis días tras jugar apenas cinco games en la segunda ronda de Queen’s por problemas en la pierna derecha provocados por una persistente molestia en la espalda.

El domingo, el diario británico The Telegraph informó que se había sometido a una cirugía por un quiste espinal en la columna y que no jugaría en el All England. Poco después, su madre Judy salió a corregir la información. “No está descartado aún”, avisó tras criticar al medio de su país por hacer pública información médica que el entorno del ex número uno había mantenido en privado.

Si es cierto que se realizó esa operación, cuyo tiempo de recuperación es típicamente de seis semanas, Murray parece tener ya perdida la carrera contra el reloj para llegar a Wimbledon. Aunque él -que también colgaría la raqueta al final de esta temporada o antes- todavía no se borró, tal vez motivado por la chance de jugar una última vez en su casa.

La tristeza de Murray tras lesionarse en Queen's. ¿Llegará a Wimbledon? Foto AP Photo/Kirsty WigglesworthLa tristeza de Murray tras lesionarse en Queen’s. ¿Llegará a Wimbledon? Foto AP Photo/Kirsty Wigglesworth

Con los “clásicos” favoritos afuera o en problemas, Sinner, Alcaraz y compañía se relamen con la chance de levantar el codiciado trofeo del “grande” inglés. El italiano, número uno del mundo y campeón el domingo en Halle, y el español, tercero del ranking y ganador el año pasado en Londres, aparecen como los claros máximos candidatos. Dos potencias jóvenes a los que quizás solo podría frenar Djokovic (2°).

Ellos, junto a Medvedev y Zverev, los otros integrantes del top 5, les sacan una buena ventaja al resto –Alex De Miñaur, ganador en s’Hertogenbosch, Tommy Paul, campeón en Queen’s, y Hubert Hurkacz, finalista en Halle, por ejemplo- a la hora de armar la lista de posibles campeones.

A varios días del comienzo y sin un panorama del todo claro, parece que la Catedral del tenis será escenario de un Wimbledon diferente, quizás un capítulo más de la nueva era del tenis.



Fuente Clarin

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