Iban 20 minutos del segundo tiempo. Argentina le ganaba por 1-0 a Canadá con el gol de Julián Álvarez en el partido inaugural de la Copa América. Los norteamericanos se habían lanzado a buscar la paridad y la Scaloneta, poco final, dilapidaba situaciones para estirar distancias en el Mercedes Benz Stadium de Atlanta. Fue entonces cuando Lionel Messi protagonizó una de esas jugadas en la que extrañamente resuelve mal.

¿Qué pasó? Emiliano Martínez, que había salvado a la Argentina en un par de distracciones, descolgó una pelota y, rápido de reflejos, alzó la vista. Y vio solo a Messi. El Dibu sacó con el pie izquierdo con la precisión de un cirujano y dejó solo a la Pulga, que picó y picó, con la marca de Derek Cornelius, hasta llegar al área de Maxime Crépeau.

Eligió definir bajo, pero el arquero de Portland Timbers le adivinó la intención. Lo curioso es que le quedó el rebote y Leo se lo sacó de encima con un amago. Sin embargo, el 10 intentó a definir picando la pelota y tuvo la mala suerte de que pegó en la espalda de Cornelius. Era un golazo. Pero no.

No era claramente la noche de Messi, más allá de su gran intervención en el gol de Julián Álvarez. Un rato después, volvió a tener otra situación clara picando desde atrás de la mitad de cancha tras un despeje defensivo. Esta vez pudo picar la pelota, pero la definición se le fue apenas desviada. Fueron dos clarísimas que la Pulga no suele falla.





Fuente Clarin

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