Muy distinto era el tenis hace 20 años. Roger Federer ya era número 1, pero apenas había ganado dos Grand Slams. Rafael Nadal aún no había debutado en Bois de Boulogne. Y Novak Djokovic ni siquiera había sumado su primera victoria ATP. En ese mundo pre Big 3, Argentina era gran protagonista con una Legión que estaba en su apogeo y que brilló a lo grande en Roland Garros 2004. Esa edición del Grand Slam francés quedó en la historia como el único (hasta ahora, al menos) que tuvo una final cien por ciento celeste y blanca, en la que Gastón Gaudio se impuso ante Guillermo Coria y se llevó un triunfo cargado de nervios, tensión y drama. Fueron cinco sets en los que los jugadores se empujaron al extremo y contagiaron sus sufrimientos al público y a sus propios equipos.

«Fue todo una locura. No sé si hubo otra final tan peleada como esa en París», afirmó Franco Davin, por entonces entrenador del Gato. «Se perdió una de las finales más increíbles de Roland Garros», aseguró Fabián Blengino, coach del Mago. En el 20° aniversario de ese inolvidable duelo, los dos recordaron en charla con Clarín la intimidad y las emociones de aquella jornada del domingo 6 de junio de hace dos décadas.

Coria, de 22 años, era el enorme favorito. Estaba tercero en el ranking y había sido campeón semanas antes en Montecarlo. Gaudio, de 25, buscaba la hazaña. Se ubicaba 44° y su mejor resultado de la gira previa -y de la temporada- había sido la final de Barcelona.

"Estábamos muy confiados", recordó Blengino, en la foto delante de un pequeño Federico Coria en el box del Mago. Foto Captura de TV«Estábamos muy confiados», recordó Blengino, en la foto delante de un pequeño Federico Coria en el box del Mago. Foto Captura de TV

La final se empezó a jugar bastante antes de que los protagonistas pisaran el polvo de ladrillo del court principal. Sobre todo porque al condimento de ser un choque entre dos argentinos se le sumaba la rivalidad picante que había entre ellos, dos personajes antagónicos, con intercambios de insultos, provocaciones y hasta algún cruce físico cuando se veían las caras en el circuito.

«Ese día fuimos a entrar en calor e hicimos tenis. Después nos quedamos en el estadio, en el Philipe Chatrier, y antes del partido hicimos una entrada en calor física en el gimnasio. Nosotros de un lado y Gaudio del otro», contó Blengino.

Y agregó: «Estábamos muy confiados, aún sabiendo lo duro que iba a ser el partido. Porque el nivel de Guille era increíble, así que pensamos que se iba a ganar. Al menos, yo lo pensaba».

"Era un partido especial para todos y los nervios se sentían muchísimo", rememoró Davin, que vivió la final intensamente. Foto AP/Laurent Rebours«Era un partido especial para todos y los nervios se sentían muchísimo», rememoró Davin, que vivió la final intensamente. Foto AP/Laurent Rebours

«Veníamos de una gira larga y teníamos una cantidad de cábalas. Una era escuchar unas canciones de U2, que a Gastón le gustaban mucho, antes de salir al club. Jugábamos al backgammon con el preparador físico. Íbamos siempre a comer al mismo restaurante el día anterior al partido…», relató Davin.

«Coria era un crack y era favorito. Y se sentía favorito. Todo el mundo lo daba por ganador. De hecho algunos periodistas decían que ya estaban festejando en Venado Tuerto», siguió el de Pehuajó, quien había entrenado antes al santafesino. «Había pica entre ellos, eran dos argentinos y jugaban en Roland Garros, con lo que significa ese torneo para nosotros. Era un partido especial para todos y los nervios se sentían muchísimo».

Lo que ocurrió en la cancha es historia más que conocida. Un dominio inicial del Coria, que se llevó los primeros sets. Una remontada casi épica de Gaudio para igualar el marcador, tras levantar una desventaja de 2-4 en el tercero, mientras su rival acusaba calambres y problemas físicos. Y un quinto set infartante, en el que el Mago tuvo dos puntos para cerrar el encuentro, antes de que el Gato pudiera sellar el 0-6, 3-6, 6-4, 6-1 y 8-6 y conquistar su primer y único Major. Fue una batalla física y mental que duró tres horas y 31 minutos.

Coria y su desilusión tras perder el título. "Fue una derrota muy difícil de llevar", contó Blengino. Foto AFP/Jean Pierre MullerCoria y su desilusión tras perder el título. «Fue una derrota muy difícil de llevar», contó Blengino. Foto AFP/Jean Pierre Muller

Muchos años después, el santafesino reconoció: «No tuve la humildad, los huevos, el coraje para decir ‘Estoy cagado en las patas, tengo miedo’«. Y el de Temperley afirmó: «No sé si tenísticamente fue una excelente final, pero me pareció una de las más emotivas en mucho tiempo, porque pasaron cosas inéditas, que parecían de ciencia ficción».

“El partido era muy favorable, pero después de un cambio en el que que Guille dijo que le molestaba la pierna, no fue el mismo. En ese game hubo un punto increíble con drop contra drop que ganó Gastón. La gente que quería ver más tenis empezó a levantar a Gastón y de ahí se puso todo cuesta abajo. A Guille le dieron algo para el dolor hizo efecto después de un rato, así que el quinto set lo pudo jugar relativamente sin problemas. Y tuvo esos dos match points que no pudo concretar”, recordó Blengino.

“Estábamos muy tristes. Fue una derrota muy difícil de llevar. Para mí, fueron de las peores sensaciones que vivió en un torneo, porque encima era una final de Grand Slam”, comentó quien hoy tiene su academia y entrena al argentino Leon Aboian. “Yo creo que si Guille ganaba, iba a competir de igual a igual durante muchos años con Nadal, Djokovic y Federer”.

La felicidad y el alivio de Gaudio. "Me quedó grabado el último punto. Lo cerró con un revés increíble", contó Davin. Foto AFP/Thomas Coex GastonLa felicidad y el alivio de Gaudio. «Me quedó grabado el último punto. Lo cerró con un revés increíble», contó Davin. Foto AFP/Thomas Coex Gaston

“No hubo un momento de quiebre. Coria empezó increíble y a Gastón le costó entrar en partido por el nivel que tenía su rival. Y se armó otro partido cuando Gastón empezó a emparejarlo. Hasta el final no se sabía quién iba a ganar. Fue un drama total”, rememoró Davin, que hasta hace unas semanas formaba parte del equipo de Francisco Cerúndolo.

Y agregó: “Me quedó grabado el último punto, porque Gastón tenía un revés de locos, unos de los mejores reveses, de los más lindos que he visto. En el match point, se paró como para pegarle de revés y yo dije ‘Es acá’. Creo que él sintió lo mismo. Y metió un revés increíble. Si había una manera de terminar ese partido, era con ese revés”.



Fuente Clarin

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