Parece un axioma de la Argentina correr siempre de atrás a lo que pasa en el resto del mundo, y esa lógica se da también en el fútbol. El VAR incursionó por estas latitudes recién en marzo de 2022, varios años después de que se presentó en Rusia 2018 y se implementó en las principales ligas de Europa, además de la vecina Brasil. Y ahora, cuando la tendencia en el exterior son las dudas, la denominada tierra «de los campeones del mundo» sufre en carne propia los peores vicios de la tecnología.

Fue la liga de Suecia la que decidió no tener VAR. Y un club de la Premier, el primero que propuso discutir si conviene mantenerlo o no en el país que inventó este deporte, que definitivamente ya no es lo que era desde que se tornó costumbre mirar repeticiones y trazados de líneas poco confiables.

«Después de cinco temporadas con el VAR en la Premier League, es hora de un debate constructivo y crítico sobre su futuro», planteó el Wolverhampton hace un par de semanas, poniendo sobre la mesa el tema a discutir entre todos los clubes, en una reunión anual que promete iniciarse este jueves 6.

Entre los argumentos esgrimidos en tierra británica se menciona el impacto en las celebraciones de los goles, la frustración y la confusión que se genera en las tribunas, y un exceso del propósito original del VAR, que era corregir errores claros u obvios, para detenerse en decisiones subjetivas que terminan cortando la fluidez del juego.

Pero una de las cosas que se marca en Inglaterra contra el VAR se observa y se padece fecha tras fecha en la Argentina: el nivel de los árbitros es cada vez peor. Con la red de seguridad que aparenta ser la tecnología, los jueces ahora parecen ser partícipes de los partidos más que los encargados de conducirlos. Dejaron de dirigir para ser dirigidos. Mal que les pese, son los nuevos «ñoquis» del fútbol argentino.

Nicolás Ramírez, uno de los mejores de la nueva camada pero con flojos arbitrajes. Foto: MAURO PIMENTEL / AFP.Nicolás Ramírez, uno de los mejores de la nueva camada pero con flojos arbitrajes. Foto: MAURO PIMENTEL / AFP.

Ya no hablamos de las burradas cometidas u omitidas por el VAR, que despiertan todo tipo de sospechas y teorías conspiratorias, como un offside milimétrico o un penal discutible. La lupa está puesta en el bajón que afecta a los árbitros, despojados de autoridad y sin el timing de otros tiempos cuando deben tomar decisiones. Un poco lo que le toca padecer a Nicolás Ramírez, de flojísima actuación en el partido entre Platense y Boca, en Vicente López.

No vio el penal de Marcos Rojo, es cierto; tan cierto como que el VAR no lo llamó para revisarla. Pero Ramírez mostró falencias más groseras en el resto del partido. Nunca pudo imponer respeto, sacó algunas tarjetas dudosas y dejó pasar otras graves, haciendo que el juego se hiciera demasiado cortado y violento. Esto último explica el patadón del mediocampista Fernando Juárez sobre Equi Fernández, el juvenil xeneize que terminó lesionado y desafectado de la Selección Sub 23, poniendo en duda su presencia en los Juegos Olímpicos, a casi 50 días de París 2024. Para el corpulento árbitro fue un foul más, que no mereció ni tarjeta amarilla.

Se dice que el director de árbitros en la AFA, Federico Beligoy, bajó hace meses la orden para que el VAR cediera un poco su protagonismo, pero parece que el daño ya está hecho. El martes por la noche, lo de Leandro Rey Hilfer en el duelo que enfrentó a Banfield y Newells rozó el papelón, convocado por la video asistencia una y otra vez para revisar jugadas evidentes a simple vista. Y a la misma hora se dio algo todavía peor en Mendoza con un errático Luis Lobo Medina, que en Independiente Rivadava vs Unión falló en todas sus intervenciones y tuvo que ir al monitor a verse a él mismo no viendo una patada de expulsión obvia. Insólito.

Es que lo dicho sobre Ramírez le cabe a casi todos pero preocupa especialmente en un árbitro que a sus 37 años es (¿o era?) considerado uno de los más capaces y creíbles en el ambiente del fútbol, atributos que en diciembre pasado le valieron ser designado para las finales de la Copa de la Liga y la Copa Argentina 2023, con notables performances. Mientras tanto, el planeta sigue girando.

La FIFA tomó nota de este murmullo que empieza a oírse en contra de la tecnología y viene trabajando hace rato al respecto. El presidente Gianni Infantino habló en uno de sus últimos discursos de un VAR «simplificado», sin jueces asistentes frente a las pantallas mirando las polémicas, sino que serán los DTs los encargados de pedir las revisiones, como pasa en la NBA, la NFL y el vóley, entre otros deportes. Y los árbitros principales recuperarán la responsabilidad perdida.

Ya lo emplearon en el mundial Lituania 2021 de futsal, disciplina que depende de lo que se determina en Suiza, y se probará por por primera vez en el fútbol tradicional en el Mundial Sub 20 femenino que se jugará en Colombia a partir del 31 de agosto. Dijo Infantino que este cambio en el VAR servirá para ahorrar dinero y recursos, ¿cuánto tardará en llegar a la Argentina?



Fuente Clarin

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