El pasado lunes, en París, Novak Djokovic volvió a vestirse de Houdini. Siempre, como suele ocurrir en los grandes escenarios del tenis internacional, este escapista hace de las suyas con sus grandes trucos y su magia para salir de lugares de los que parece imposible salir. Su historia volvía a repetirse.

Nole se vio una vez más contra las cuerdas, pero dejando esa expresión pugilista de lado se encontró, tal vez, frente a otras cuerdas, las de la raqueta de Francisco Cerúndolo, que ejecutaban con una enorme solvencia, claridad, contundencia y precisión. Y esa combinación ponía al serbio en una situación de vulnerabilidad.

Cerúndolo estaba en uno de los escenarios más lindos pero también más desafiantes. Estadio Phillip-Chatrier frente al número uno del mundo mostrando su mejor versión, mostrando ese carácter, esa calidad y claridad. Vaya situación. Fran empezaba a acercar a todo el mundo a los televisores. Vengan porque Djokovic está en aprietos, les dijo con su raqueta. Se lo veía preocupado, dando señales físicas poco alentadoras.

Empezaba a dar señales que ese gran escapista podía fallar en su gran proeza. El argentino lo supero tenística y físicamente. Me podrán decir que Djokovic tenía razones para estar con cierta deuda o baja energía. Había terminado el día anterior, ante Lorenzo Musetti, por las tres y largas horas de la mañana. Habrá conciliado el sueño prácticamente para el desayuno, cerca de las 6 o 6:30 de la mañana. Por eso es que ese día de recuperación le quedó muy corto.

Djokovic venció a Cerúndolo y Musetti en cinco sets antes de retirarse de Roland Garros. Foto: Emmanuel Dunand/AFPDjokovic venció a Cerúndolo y Musetti en cinco sets antes de retirarse de Roland Garros. Foto: Emmanuel Dunand/AFP

A todos estos problemas de organización, de calendario propio de los Grand Slam, que los partidos se estiran y que en este caso le tocó marcar un récord poco feliz, que tiene que ver con haber sido el partido más que más tarde termina en un Major. Le iba a costar esa recuperación tan preciada para la edad. También para aquel veterano de batallas no tener sus horas de recuperación podía llegar a ser un problema frente a la juventud y a la personalidad de su rival.

Lo cierto es que en el cuarto set, cuando parecía que todo se le caía encima, con las dificultades ya visibles en su rodilla derecha, se iba a dar una situación repetida. Uno diría: ‘Esta película ya la vi, ya sé como termina’. Y puede que esta no sea la excepción, más allá de las ventajas que tuvo Cerúndolo al estar dos sets a uno y 4-3 arriba con quiebre a su favor.

La mejor versión de Djokovic llega cuando la situación es dramática, cuando parece que ya el fin es el único destino. Cuando la derrota es la única alternativa aparece ese no sé qué que lo hace renacer, que lo hace jugar su mejor tenis y, progresivamente, esa adrenalina, esa furia del gladiador y del competidor le fue anestesiando los dolores de su rodilla y le fue dando cada vez más energía. Su tanque se iba cargando.

El público que lo empezaba a sostener y que, por otro lado, también le permitía alcanzar a jugar un tenis que realmente era llamativo. Con un despliegue físico inigualable, con una velocidad y una regularidad que no había mostrado en todo el torneo. Empezó a encontrar esa recuperación y cuando logró el imposible de ir a un quinto set ya se sabía que había tomado una velocidad y un temple que iba a ser imposible para Fran de tener.

Esta batalla que quedó una vez más en las manos del serbio y este gran escape, este gran truco que pudo hacer en la tarde en París lo dejó maltrecho, lo dejó herido. Los estudios, al día siguiente, iban a marcar que tenía la rotura de un menisco medial de la rodilla derecha, lo que iba a obligar a tener que tomar la decisión de no poder continuar en el torneo.

Esto que ha sido una historia, por otro lado, que hemos visto en otras grandes figuras. Recuerdo a Roger Federer cuando empezó a tener sus problemas en la rodilla y lo menciono a él y no a Nadal porque en Nadal han sido constantes las lesiones y las vueltas, los frenos, los intentos y las vueltas. Y ha tenido vueltas triunfales. Para Roger Federer fueron señales que terminaron siendo claramente la razón del tener que decir adiós.

Con esto no me quiero adelantar porque probablemente pueda que esto tenga una positiva y rápida solución. Lo cierto es que Djokovic ya padece cada vez más este tipo de batallas, cada vez las tiene más seguido y empieza a tener también aquella sensación de vulnerabilidad. Antes no había dudas, era muy raro que no pueda escaparse. Hoy, este gran escapista está teniendo sus temores, está teniendo sus vulnerabilidades y eso empieza a marcar claramente que el tiempo está haciendo de las suyas una vez más. Hay un cambio generacional que ya empezó y que va a ser imposible de frenar.

Italy's Jannik Sinner greets Serbia's Novak Djokovic (R) after victory in their men's singles semi-final match on day 13 of the Australian Open tennis tournament in Melbourne on January 26, 2024. (Photo by Lillian SUWANRUMPHA / AFP) / -- IMAGE RESTRICTED TO EDITORIAL USE - STRICTLY NO COMMERCIAL USE --Italy’s Jannik Sinner greets Serbia’s Novak Djokovic (R) after victory in their men’s singles semi-final match on day 13 of the Australian Open tennis tournament in Melbourne on January 26, 2024. (Photo by Lillian SUWANRUMPHA / AFP) / — IMAGE RESTRICTED TO EDITORIAL USE – STRICTLY NO COMMERCIAL USE —

De hecho, a partir del próximo lunes, el circuito de la ATP tendrá un nuevo número uno del mundo. Merecido y, como él mismo lo dijo, no de la manera en que hubiese querido ganar esa posición de privilegio. Con esta salida de Novak Djokovic, Jannik Sinner se convierte en el primer italiano de la historia en ser el número uno del mundo.

El circuito ya empieza a tener ese claro recambio generacional. Las dudas de Djokovic ahora para Wimbledon, porque tampoco podría eventualmente tener una muy buena preparación, empieza a dar lugar a estos nuevos jóvenes que se irán adueñando cada vez más de los grandes escenarios.

Nadie está dejando Djokovic fuera de contienda porque ya lo hemos visto escaparse muchas veces y puede que esta justamente sea una más de ellas. Porque Novak Djokovic ante los desafíos, ante las dificultades y ante esa premonición de ‘no va a poder’ logra lo increíble.

Ahora tiene un duro rival. Sinner, aquel jovencito que empezó jugando un tenis extraordinario, consiguiendo el título del Abierto de Australia, llegaba a este torneo con enormes dudas por cuestiones físicas en su cadera, pero viene jugando un tenis fantástico. Está en semifinales y podrá en su próxima presentación saberse, sentirse, que es el número uno del mundo.



Fuente Clarin

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