Tiene un problema Gerardo Martino con Inter Miami. Es que su equipo está lejos de ser confiable. Lo es de mitad de cancha para adelante porque tiene a Lionel Messi. Y con la magia del capitán campeón del mundo basta y sobra para que los rivales no puedan estar en paz.

Sin embargo, es muy endeble a nivel defensivo. Si fuese un boxeador sería uno de mandíbula floja. Porque no hace falta mucho para que Callender tenga que ir a buscar la pelota dentro de su arco. Eso quedó a la vista este sábado en el eléctrico 3-3 contra Saint Louis City en Fort Lauderdale. Fue un empate con sabor a derrota. Porque los de rosa sumaron un punto de seis como locales en las últimas dos jornadas y tienen a Cincinnati, a dos puntos con dos partidos menos, en el espejo retrovisor de la tabla de la Conferencia Este de la MLS.

Casi nada había pasado cuando Chris Durkin retrocedió hasta la medialuna para rescatar un centro bajo, giró y sacó un remate imparable para el 1-0 parcial cuando aún no se había cumplido el primer cuarto de hora. A partir de la ventaja, el equipo del sudafricano Bradley Carnell empezó a dominar. Pero nada es manejable cuando Messi está del otro lado.

Por más que esté a punto de cumplir 37 años y que tenga la cabeza puesta en la Copa América -el lunes se sumará a los entrenamientos de la Scaloneta en Miami y se podría perder hasta siete partidos de la MLS si Argentina llega a la final- el rosarino es imparable cuando se enchufa. Y todo cambió cuando tomó la pelota encaró hacia la derecha, volvió, llegó hasta la puerta del área y descargó para Jordi Alba. El lateral recibió y detectó que Messi estaba libre y se la dejó en la zurda para que metiera uno de esos goles marca registrada. Fue el 12° de la temporada en 12 partidos. Fue el 1-1 parcial.

Parecía que empezaba otro partido. De hecho, hubo otra combinación entre Alba y Messi, que remató con violencia al primer palo. Era gol. Era golazo. Pero Roman Bürki. con quien intercambió camisetas, tuvo otros planes y sacó el peligro de un manotazo.

A falta de cinco minutos para el final de la etapa inicial, Inter volvió a mostrar sus flaquezas. Cremaschi, que había entrado por un lesionado Redondo, perdió la pelota en una salida y St. Louis City verticalizó. En tres toques llegó al área y el estadounidense Indiana Vassilev no dudó y remató cruzado. Fue gol sin festejos para el mediocampista con pasado en Inter Miami. Y otra vez el partido cuesta arriba para los de Martino. Sin embargo, en el descuento, Messi volvió a hacer de las suyas. Dejó a dos jugadores en el camino y abrió para Alba, que mandó un centro bajo que Luis Suárez, entrando por el segundo palo, capitalizó para el 2-2.

El segundo tiempo fue de ida y vuelta hasta que Suárez metió la cabeza donde no debía en un córner y marcó en su propia valla. Parecía que volvía a perder Inter, hasta que Alba picó habilitado y, VAR mediante, volvió a firmar las tablas. Lo pudo ganar el dueño de casa, pero Weigandt demostró por duplicado por qué es lateral derecho y no delantero. Ya no quedaba tiempo para más. Inter Miami tiene dos caras. Y lo sufre demasiado.



Fuente Clarin

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