Los fanáticos son actores importantes del tenis. Indispensables, se podría decir. Disputar un partido con las tribunas vacías no es lo mismo que hacerlo con miles de personas alentando desde afuera. Quedó claro en tiempos de pandemia, cuando los torneos se celebraban a puertas cerradas y se extrañaba el ambiente que a veces le da a un jugador el empujón final para llevarse la victoria.

Sin embargo, a veces, la gente se olvida de las reglas de etiqueta del deporte blanco, se deja llevar por la pasión, y termina generando situaciones incómodas. Como viene ocurriendo en los primeros días de competencia de Roland Garros.

«Algunas personas están acá más para causar problemas que para crear una atmósfera», señaló David Goffin, tras vencer en su debut al francés Giovanni Mpetshi Perricard en una cancha 14 que suele transformarse en una caldera en los duelos de tenistas locales. El belga, que se impuso en cinco sets ante la promesa gala, aseguró que un espectador hasta le escupió un chicle durante ese partido.

Sus palabras, sumadas a las quejas de otros jugadores por situaciones vividas en esa y otros estadios, llegaron a oídos de la organización, que este jueves anunció medidas para impedir los comportamientos inadecuados de los aficionados.

«Estamos felices de ver que hay ambiente, emociones y que los espectadores están presentes. Sin embargo, seremos intransigentes sobre el respeto hacia los jugadores y al juego. Si hay un mínimo comportamiento que sobrepase el límite, se indicará la salida», declaró la extenista Amelie Mauresmo, directora el Grand Slam francés.

La medida más práctica que tomó el torneo fue prohibir la venta de alcohol en el club. Hasta el miércoles, las bebidas alcohólicas estaban permitidas en las tribunas de algunas canchas. Desde este jueves, están vetadas en todas. Además, el persona de seguridad y los árbitros recibieron órdenes de ser mucho más estrictos con los causantes de incidentes.

«El público volvió con más fuerza, con más sed de vivir este tipo de emociones. Pero se detectaron comportamientos de aficionados que superan los límites«, explicó Mauresmo, quien se refirió específicamente a lo que vivió Goffin en su partido de primera ronda.

Ya no hay más cerveza en Roland Garros. Foto: AP Photo/Jean-Francois Badias.Ya no hay más cerveza en Roland Garros. Foto: AP Photo/Jean-Francois Badias.

«Vamos a ser intransigentes con el respeto a los jugadores. Hemos lanzado consignas para que los jueces de silla sean muy reactivos y al más mínimo comportamiento que desborde los límites, sean expulsados. Si no te comportás bien, te vas. La seguridad es clave, no nos va a temblar la mano», aseguró la ex número uno del mundo.

«Habrá situaciones en los que se dejará a la apreciación. Tirar algo a un jugador, es ‘out’, te sacamos fuera. Expresarse en mitad de un punto, es un ‘no’, intentaremos limitarlo al máximo. Los árbitros tienen instrucciones más ajustadas, más precisas sobre el hecho de que, efectivamente, hace falta que controlen a su público. Gestionar eso es también un poco el rol del juez», agregó.

Shelton y su debut en la cancha 14 de Roland Garros. Foto Aurelien Morissard/APShelton y su debut en la cancha 14 de Roland Garros. Foto Aurelien Morissard/AP

Claro que controlar a multitudes desde la silla del umpire no es tarea sencilla, sobre todo en algunas de los escenarios de Bois de Boulogne. En la 14, en la que Goffin sufrió la pasión excesiva de los franceses, es especialmente complicado. Porque esa cancha, un escenario hundido en el terreno con capacidad para unos 2.500 espectadores y con las gradas casi pegadas a la pista, suele convertirse en un pandemonio de ruido sofocante y caos cuando uno de los protagonistas es un francés.

«Va demasiado lejos, es una falta de respeto total. Se está volviendo como el fútbol, ​​pronto habrá bombas de humo, hooligans. Hasta peleas en las gradas. Está empezando a ser ridículo. Y solo se da en Francia. En Wimbledon no ocurre; en Australia tampoco. En el US Open todavía hay bastante tranquilidad. Aquí el ambiente es realmente insalubre», contó el belga.

El ex número 7 del mundo no fue el único que sufrió el clamor local en esa cancha 7. El lunes, el estadounidense Ben Shelton abrió la acción en ese escenario ante Hugo Gaston y vivió una situación insólita: una banda se instaló en las gradas y, con trompetas, una batería, un trombón y hasta un director de orquesta, agitó al público local, que terminó generando un clima bastante hostil para el norteamericano. El «visitante» igual logró imponerse en cuatro sets.

El chileno Nicolás Jarry se despidió en el debut al perder con el local Corentin Moutet y un estadio que lo hizo sentir más visitante que nunca. «Es mucho más difícil jugar con un público en contra. Lo logré lidiar bien durante todo el año, en Argentina, en Italia, en Miami. Pero hoy no», reconoció el número 19° del mundo.

Y el monegasco Valentin Vacherot que superó en la primera ronda de la qualy al galo Gabriel Debru en la cancha 14, contó: «No dije nada durante el partido pero lo pasé mal. Me temblaban las piernas y las manos».

Goffin -que se fue de la cancha tras vencer a Mpetshi Perricard haciéndole señas al público- aseguró que en el vestuario los tenistas lo comentan y que las quejas ya empezaron a llegar a las altas instancias de la ATP. Aunque muchos no lo hablan públicamente por miedo a ponerse al público en contra en sus siguientes duelos.

Quien no tuvo problemas en tocar el tema fue Iga Swiatek, número uno del mundo. Tras su duelo de segunda ronda ante la japonesa Naomi Osaka, se quejó del ruido que bajaba de las tribunas durante su partido.

«Lamento tener que decirlo, porque tengo mucho respeto por ustedes, pero si gritan durante el partido es difícil concentrarse. Esto es serio para nosotros. Llevamos toda la vida luchando por ser cada vez mejores. Hay mucho en juego. Perder unos pocos puntos puede cambiar muchas cosas. Por favor, si pueden apoyarnos entre los puntos, pero no durante, sería genial», dijo la polaca, tres veces campeona en París, en la entrevista post partido en la cancha. «Espero que no dejen de quererme», agregó.

"Si pueden apoyarnos entre los puntos, pero no durante, sería genial", pidió Swiatek. Foto AP/Jean-Francois Badias«Si pueden apoyarnos entre los puntos, pero no durante, sería genial», pidió Swiatek. Foto AP/Jean-Francois Badias

No todos los jugadores piensan igual. El serbio Novak Djokovic, a pesar de ser el número uno del mundo, no jugó de favorito del público en el duelo que le ganó en el debut al francés Pierre-Hugues Herbert. Pero aseguró: «A veces no es fácil y he tenido algunos choques con la afición de aquí, pero son fans muy apasionados y es normal que apoyen a los franceses».

Y la española Paula Badosa afirmó: «No creo que (Swiatek) pueda quejarse, teniendo la suerte de jugar en la Philippe Chatrier. Yo estos días jugué en pistas exteriores y ahí se oye absolutamente todo, hay muchísimo ruido. Honestamente, me encanta que el público grite y nos apoye, es algo esencial para nuestro deporte y que echamos en falta durante el COVID». Aunque ella no tuvo aún que enfrentarse en esta edición a una raqueta local.

Más allá de esas opiniones conciliadoras, la sensación general es que el público de Roland Garros está especialmente ruidoso y pasional este año, al punto que algunas de sus intervenciones se ven como una falta de respeto y una violación a la etiqueta del tenis. Y la organización del Grand Slam francés prometió, de ahora en más, tener mano dura con los que se pasen de la raya.



Fuente Clarin

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