Con un duelo «vintage» entre dos titanes del tenis, que supieron brillar aún en los mejores años del Big 3, cerró la acción de la primera jornada de Roland Garros en el Philippe Chatrier. Un choque que había generado gran expectativa en la previa, pero que tuvo mucho menos emoción de la esperada. Porque Stan Wawrinka, de 39 años fue más eficiente, se movió mucho más cómodo en la cancha, y se impuso ante Andy Murray, de 37, por 6-4, 6-4 y 6-2 en dos horas y 19 minutos. Y como había ocurrido hace cuatro temporadas, bajó al escocés en la primera ronda del Grand Slam francés, sin dejar escapar un set.
Con las tribunas a pleno en el estadio principal del club Bois de Boulogne, el suizo, 98° del ranking, impuso condiciones con un juego sólido de saque y un revés a una mano (su marca registrada) al que el británico, 75°, nunca le encontró la vuelta.
Los tres sets tuvieron un desarrollo similar. En todos, Wawrinka, que sobre el polvo de ladrillo parisino conquistó en 2015 uno de sus tres «grandes» (los otros, Australia 2014 y el US Open 2016), quebró muy temprano y sacó una ventaja irremontable para Murray, quien arrancó el partido muy parado en la cancha.
El escocés, finalista en Roland Garros en 2016, estuvo cerca de llevarse un game que podría haber cambiado la historia. Fue en el 10° juego del segundo capítulo, cuando Wawrinka sacó para cerrar el parcial pero arrancó 0-30 abajo. Sin embargo, el ex número uno no pudo aprovechar el momento y terminó cediendo el set.
Antes del arranque del tercero, el suizo, que llegó a ocupar el tercer escalón del ranking, se fue al vestuario para recibir atención médica y generó dudas sobre cómo volvería a la cancha. Pero las disipó rápido: hilvanó dos quiebres y se adelantó 4-0 en el set decisivo, que luego cerró sin problemas.
Sellada la victoria, el suizo se acercó a la red y se abrazó con el escocés, con quien se quedó charlando algunos segundos. Es que los dos se conocen desde hace años, compartieron el circuito durante todas sus carreras y construyeron una gran rivalidad en cancha.
El que jugaron este domingo fue su 23° choque. Murray ganó 13 y Wawrinka sumó su 10ª victoria. En París, el suizo tiene ventaja: manda 3-1, porque se había quedado ya con aquel cruce en la primera ronda de 2020 (6-1, 6-3 y 6-2) y el que protagonizaron en una de las semis de 2017 (un partidazo que se llevó por 6-7 (6-8), 6-3, 5-7, 7-6 (7-3) y 6-1). En tanto, el escocés se quedó con el primero, en las semis de 2016, por 6-4, 6-2, 4-6 y 6-2.
«Mis primeras palabras hacia él fueron de respeto a un gran campeón. Como fanático del tenis, disfruté viendo jugar a Andy contra los mejores de todos los tiempos. Tuvimos batallas con esos rivales durante casi 20 años. Ya no somos tan jóvenes, e intentamos sacar lo mejor de lo que nos queda», contó Wawrinka.
Murray, campeón en Nueva York en 2012 y en Wimbledon en 2013 y 2016, podría haberse despedido por última vez del Major francés. En tanto, el suizo avanzó a la segunda ronda, donde espera por el británico Cameron Norrie (32° preclasificado) o el ruso Pavel Kotov, que jugarán este lunes. Y reconoció que todavía tiene mucho tenis en su raqueta.
«A medida que pasan los años, hay que ser disciplinado, hay que hacer sacrificios, pero la razón por la que lo hacemos es estar aquí delante del público, con el gran apoyo que recibimos», comentó. «Yo saco muchas emociones de eso y también me da ánimos para continuar. Soy el más veterano del cuadro, pero sigo siendo muy joven de cabeza. Sólo quiero seguir jugando, así de simple».
Jarry perdió con Moutet en un estadio que fue una caldera
Nicolás Jarry, 19° del mundo, había llegado ilusionado a Roland Garros, después de dos semanas inolvidables en Roma, donde jugó su primera final de Masters 1000 (perdió con Alexander Zverev). Pero en su debut en el Grand Slam francés chocó con el local Corentin Moutet y un estadio que lo hizo sentir más visitante que nunca y perdió por 6-2, 6-1, 3-6 y 6-0 en dos horas y 47 minutos.
Cuando el sorteo del cuadro determinó que Moutet y Jarry se verían las caras en la primera ronda, el francés, 79° del ranking, recordó lo que había vivido en febrero en el ATP de Santiago, cuando se cruzaron en cuartos. En esa ocasión, el galo había tenido varios cruces con el público, los chilenos le habían hecho sentir la localía en un match que por momentos tuvo clima de Copa Davis (y hasta de partido de fútbol) y Jarry le había reclamado en el saludo final sus actitudes en cancha, llamándolo «patético». Y salió a calentar la cancha.
«Revancha contra Jarry en Roland Garros. Recuerdo bien la bienvenida que me dieron en su casa. Espero que ustedes (franceses) tengan ganas de mostrarle que esta vez nosotros estamos en casa. Estén listos y ruidosos. Aquí está París», escribió en sus redes sociales quien igual se había llevado el triunfo en aquel choque en la capital chilena.
Sus seguidores le hicieron caso y transformaron al estadio Simone Mathieu en una caldera. El aliento de la gente, que vistió las tribunas de banderas francesas y no se cansó de cantar y alentar a su jugador, terminó siendo determinante en el resultado.
Ultra motivado, Moutet fue muy superior en los dos primeros sets. Jarry solo consiguió romperle su servicio una vez, en el inicio del tercero, el único que ganó para estirar la historia. Pero cuando parecía que el chileno se había acomodado para la remontada y que el local había perdido el foco, el público apretó de nuevo y acudió al rescate de su jugador, que selló el triunfo con un inapelable 6-0 en el cuarto capítulo.
«Es mucho más difícil jugar con un público en contra. Lo logré lidiar bien durante todo el año, en Argentina, en Italia, en Miami. Pero hoy no», reconoció Jarry. Y evitó entrar en polémica por la provocación del francés en sus redes en la previa del partido: «No voy a meterme en cosas que pasaron antes de salir a la cancha».
La caída de Jarry fue el segundo golpe duro para el tenis chileno en Roland Garros, que ya no tiene representantes de ese país en el cuadro principal. Es que más temprano se había despedido Alejandro Tabilo, 24° preclasificado, quien también había desembarcado motivado en París, luego de alcanzar las semis en Roma, con triunfo ante Novak Djokovic en tercera ronda incluido.
El nacido en Toronto, pero de padres chilenos, perdió por 3-6, 7-6 (7-5), 6-2 y 6-2 con el belga Zizou Bergs, proveniente de la qualy y 104° de la clasificación mundial.