En Minnesota lo vieron antes que nadie. El enorme talento de Anthony Edwards, que hoy deslumbra a los amantes del básquetbol e ilusiona a los Timberwolves con el primer anillo de su historia en la NBA, comenzó a tomar forma en los Bulldogs de la Universidad de Georgia. Y rápidamente le echaron el ojo.
Competía en la División I de la NCAA, la liga universitaria de la que surgieron muchas de las estrellas de este deporte, y fue el estudiante de primer año con mejor promedio anotador (19,1 puntos por partido) mientras estuvo allí. Por eso llamó la atención de los Wolves: fue el primer pick del Draft 2020, convirtiéndose de esta manera en el undécimo jugador en ser elegido en el sitio de honor pese a haber jugado apenas un año a nivel universitario.
Como a LeBron James (2003), Shaquille O’Neal (1992), Earvin Magic Johnson (1979) y tantas otras leyendas a las que no le pesó ser vistos como la gran promesa, Edwards, de 22 años y nacido en Atlanta, parece convivir de muy buena manera con esa presión. Se lució con 43 puntos en el Juego 1 de la semifinal del Oeste ante Denver Nuggets (la serie fue 4-3) y lidera al equipo que arrancó con derrota la final de Conferencia ante Dallas Mavericks. Y ya lo comparan con Michael Jordan.
“Llevo tiempo en esta liga y vi muchos talentos, pero pocos así, tan completos. Está claro que tiene unas habilidades increíbles, pero es más que eso y por eso digo que puede ser un jugador realmente muy especial. Jordan fue Jordan porque tenía todo, no sólo el talento: tenía el deseo, la mentalidad, la forma de trabajar. Anthony tiene, como Michael, esa sonrisa, ese carisma que cautiva y esa actitud encantadora, pero en la cancha es un monstruo, un asesino como MJ”, explicó Patrick Beverley, compañero de Edwards en la temporada 2021-22.
Hubo un momento de quiebre en su vida que lo empujó al gran presente que hoy vive su carrera: el fallecimiento de su madre y de su abuela, ambas víctimas de un cáncer. Murieron cuando la nueva estrella de la NBA tenía 14 años y en un breve lapso de ocho meses.
“Perder a mi madre fue realmente difícil, solía dormir con ella. Y mi abuela… ella era nuestra columna vertebral, hizo todo por nosotros. Cuando no teníamos dinero para la luz y pagar las facturas, ella venía. Trabajaba en una oficina de correos, así que siempre tenía dinero”, se abrió en una entrevista con The Undefeated.
En este contexto, el de la situación más difícil y traumática de su vida, encontró refugió en el deporte. “Mi hermano y yo nos dijimos que no íbamos a dejar de jugar al básquetbol porque sabíamos que, si ellas todavía estuvieran aquí, querrían que siguiéramos jugando. Canalicé toda mi energía hacia el básquet y dejé de preocuparme por todo lo demás”, contó.
Kevin Garnett, leyenda de los Timberwolves -fue MVP en la temporada 2003/04, cuando perdieron ante los Lakers la final del Oeste-, no le escapó al título sensacionalista. “Me hace acordar al Jordan del 84′», dijo en referencia a la versión de MJ que obtuvo el oro olímpico en los Juegos de Los Ángeles. «Sí, sí, escuchan bien. Si no estuviera Karl-Anthony Towns, promediaría largamente 30 puntos. Su talento es apabullante y juega en los dos lados de la cancha como Jordan. También lo veo en sus formas, en que no egoísta, en que quiere ganar por sobre todo”, completó.
Chris Broussard, periodista especializado, aseguró que habló con Jordan y que aprueba la comparación. “Me dijo que está de acuerdo, que ve similitudes en su juego”, contó. En tanto, Ant-Man, como apodó a Edwards su padre, se rehúsa a aceptar estos grandes elogios. “Quiero que pare esta comparación. Es el mejor de todos los tiempos, no pueden compararme con él. No es posible”, remarcó. Sin embargo, la ola ya es muy grande como para detenerla.
Chris Finch, su actual entrenador, se sumó al debate: «Creo que podrían ser comparados en su estilo de juego, pero hay un largo, largo, largo camino por recorrer en términos de regularidad. Igualmente, la confianza está ahí, la arrogancia está ahí. Eso es todo real. Puedo decir que es cien por cien real”.
No es un gigante para la NBA (1,93 metro), pero su gran potencia física, explosión y excelente manejo de balón llevan a que las proyecciones de su carrera lo ubiquen bien alto. Sufrió una grave lesión de tobillo el año pasado frente a Chicago Bulls en el final de la temporada regular, pero ahora está sano y fue clave para que Minnesota elimine a los Nuggets del MVP Nikola Jokic y siga soñando con el título.
Luego, tuvo una buena actuación el miércoles pasado ante los Mavs en el primer partido de la final del Oeste, a pesar de una ajustada derrota 108-105 que decidió la jerarquía y efectividad de Luka Doncic, otra de las potencias de la NBA. Edwards quedó al borde del triple-doble: totalizó 19 puntos, 11 rebotes y 8 asistencias. Esta noche tendrá revancha.
Al igual que Jordan, quien de chico prefería el béisbol antes que el básquetbol e incluso interrumpió su carrera en los Chicago Bulls para jugar una temporada (1994) en los Chicago White Sox de la MLB, Edwards soñaba con ser jugador de fútbol americano en la NFL. Finalmente, se inclinó por el básquet. Y acertó en la elección.
Jordan ganó seis anillos de la NBA, Edwards va por su primero mientras a los 22 años atrae a todas las miradas. Seguirá dando de qué hablar.