Antes y después de Madrid. Sí, esa final histórica de la Copa Libertadores que terminó en risas de banda roja y tristeza azul y oro. Ese 9 de diciembre fue una bisagra para Darío Benedetto en Boca. De aquel goleador que se ganó las ovaciones, el “9” que más gritos pegó después de Martín Palermo, tras su regreso de Europa pasó a ser noticia por su errática conducta y ya no tanto por vencer arqueros. A tal punto que el Pipa quedó a un paso de cerrar su segundo ciclo a orillas del Riachuelo, posiblemente para siempre. Al menos, como jugador.
Benedetto cumplió 34 años el viernes, pero su fiesta arrancó durante la madrugada. Hubo ocho jugadores que asistieron al evento, viralizado a través de las redes sociales. Entre ellos, Marcos Rojo, Cristian Lema, Cristian Medina, Norberto Briasco y Equi Fernández. Hubo música en Puerto Madero, con cantantes de cumbia y reggaeton, pero caras largas en Ezeiza, donde Diego Martínez se encontró con el delantero. Fue en el área de kinesiología donde el técnico le preguntó por qué no se había entrenado.
La respuesta del jugador, según pudo averiguar Clarín, fastidió al entrenador. “Noches felices, mañanas tristes”, le contestó. Y para Martínez, súper obsesivo con el trabajo e híper profesional, resultó una falta de respeto. “Parecía que lo estaba boludeando (sic)”, contó un testigo.
Por ese motivo, el Pipa quedó afuera de la lista de concentrados que el sábado se subieron a un avión con destino a Santiago del Estero –también, Briasco- y Martínez ya no lo tendría en cuenta. Con un contrato vigente hasta el 31 de diciembre, el propio futbolista buscaría la salida durante el receso de la Copa América. Y si ya había quedado relegado por Edinson Cavani, Miguel Merentiel y Luca Langoni, mucho más lo estará ahora, luego del malestar que generó en el entrenador.
Benedetto siempre fue una pieza de cambio para Martínez, cuyo ciclo tiene 22 partidos. El goleador jugó 12 y sólo tres en condición de titular. Hizo un gol, en la 3ª fecha de la Copa de la Liga. En los últimos cinco encuentros no ingresó.
La primera etapa de Benedetto fue pura contundencia. Llegó a Boca en junio de 2016 y marcó 21 goles en 25 fechas. En el torneo siguiente, pegó 9 gritos en las primeras 9 jornadas. No tardó en llegar el llamado de la Selección Argentina. Sin embargo, en noviembre de 2017 se rompió los ligamentos de la rodilla derecha y recién volvió en agosto de 2018. Le hizo tres goles a Palmeiras en las semis y dos a River en la final de la Libertadores. Su nivel empezó a declinar y en agosto de 2019, con apenas cinco tantos (tres de penal) en 20 juegos, emigró al Olympique de Marsella con una marca notable: 45 goles en 76 partidos.
«Cuando me volví a poner esta camiseta, sinceramente, todos mis problemas desaparecieron. Volví a ser feliz», dijo Benedetto cuando regresó a Boca en enero de 2022. Pronto se transformó en capitán y referente. Y en marzo de ese año tuvo un cruce con Agustín Almendra en una práctica en la que el volante –que ahora juega en Racing- ninguneó a Sebastián Battaglia, por entonces entrenador del equipo. El Pipa enfrentó a la prensa y fue durísimo. “Esto había que sacarlo de raíz y se sacó. Agustín no supo qué camiseta tenía puesta”, afirmó. Con el paso del tiempo, lejos estuvo de ser un gran ejemplo.
Tres meses después, Benedetto se mostró en el cumpleaños de Iván Marcone y faltó a la práctica del día siguiente. Entonces, Battaglia decidió marginarlo del partido que Boca jugaría ante Ferro en La Rioja por la Copa Argentina.
Los hinchas, de todos modos, no le perdonaron los penales que erró ante Corinthians en los octavos de final de la Libertadores, uno en los noventa y otro en la definición. Sin embargo, más bronca le tomaron porque luego trascendió que el plantel amagó con bajarse de la concentración porque no arreglaron los premios. Incluso, hubo un insulto para el Consejo de Fútbol en la arenga.
Un mes más tarde, se agarró a las trompadas con Carlos Zambrano en el entretiempo del clásico con Racing en Avellaneda. Y a fin de año, en la final del Trofeo de Campeones, hizo un gesto de que el árbitro estaba comprado. No sólo fue expulsado; además, pagó con cuatro fechas de suspensión. Y hubo más historias de Instagram en un boliche.
La última imagen de Benedetto es otro penal errado, frente a Nacional en Potosí. Y las palabras de Martínez dejaron claro que su futuro es una incertidumbre: “Trajimos a los que mejor nos podían representar”. No es el caso del Pipa, que en esta segunda etapa marcó 26 goles y se instaló en el top 20 de los máximos goleadores xeneizes, pero se encamina a dejar el club del que es hincha con más pena que gloria.
Se desgarró Advíncula, otra baja de peso
Luis Advíncula se sumó a la larga lista de defensores lesionados que arrastra Boca. El peruano venía tocado, pero Martínez decidió arriesgarlo porque no estaban disponibles Lucas Blondel (se recupera de una rotura de ligamentos de la rodilla derecha) y Nicolás Figal (desgarro en el gemelo de su pierna izquierda), quien también puede desempeñarse como lateral derecho.
A los 35 minutos del primer tiempo, pidió el cambio. Y los estudios determinaron que sufrió un desgarro en el aductor derecho.
Marcos Rojo (desgarro el isquiotibial de la pierna izquierda), Aaron Anselmino (misma lesión que el capitán) y Cristian Lema (distensión muscular) tampoco están en condiciones físicas.
En este contexto, Martínez utilizó a Lautaro Di Lollo como lateral. Mateo Mendía, otro chico de 20 años, tampoco desentonó. Mientras tanto, Nicolás Valentini está colgado por su situación contractual.