hizo 12 goles en tiempo de descuento para estirar su espectacular invicto

La confianza, para bien o para mal, suele ser decisiva en el deporte de alto rendimiento. Son muchos los casos en los que se habla de equipos «perdedores» o «ganadores» en determinadas situaciones límite. Un ejemplo de ese segundo grupo, sin dudas, es el Bayer Leverkusen y su temporada 2023/24 de ensueño. Ojo: tuvo zozobras, caminó por la cornisa varias veces para sostener su invicto, pero llegó a 49 encuentros este jueves, tras otro gol en tiempo de descuento. Fue la duodécima oportunidad que convirtió pasados los 90 minutos, para ganar o empatar, como ocurrió ante la Roma de Italia que le ganaba 2-0 a falta de 10 minutos en la revancha de las semifinales de la Europa League.

También al Real Madrid se lo ubica dentro de este subgrupo, el doblete agónico de Joselu para remontar la serie contra Bayern Munich fue otra muestra de que «así, así gana el Madrid». Quizás ese aura ‘merengue’ lo haya podido traspolar Xabi Alonso, el padre de la criatura que, hasta ahora, resulta invencible en las luchas futboleras.

«Lo va a empatar», se escuchó y leyó en cada grupo de amigos que comentaban el descuento del Leverkusen ante Roma, que hasta ese momento le alcanzaba para llegar a la final de la Europa League, gracias a ese insólito gol en contra del capitán Mancini. Es que estaba en juego el honor del campeón de la Bundesliga y un invicto que aspiraba a superar al Benfica de Portugal, dueño del récord en soledad hasta el fin de semana pasado, con 48 encuentros entre 1963 y 1965 en todas las competiciones, incluidos los torneos europeos.

Claro, no fue otra de esas sentencias futboleras que, si pasan, permiten ostentar cuánto sabe alguien de fútbol, pero si se ‘erran’ pasan desapercibidas. Tenía un sustento, una estadística que permitía anticipar lo que iba a pasar y que solo se explica con dos palabras: fútbol y confianza.

Entonces, el golazo del lateral Josip Stanisic como si fuera un extremo ofensivo acostumbrado a enganchar dentro del área con una pierna y definir con la otra no llama la atención. Si el Leverkusen no perdió nunca en los 49 partidos que disputó en la temporada por tres competencias diferentes, en las que todavía aspira a las tres estrellas, fue porque generó un estirpe ganador. Y lo demostró, nada más y nada menos, que 12 veces. ¿Una curiosidad? Ocho de esas fueron en los últimos dos meses, el momento más determinante del año deportivo.

Fue un final de locos en el Allianz Arena por la fecha 4 de la Bundesliga. Porque los bávaros se adelantaron gracias a Leon Goretzka a los 86, pero el argentino Exequiel Palacios apareció con sus nervios de acero para convertir de penal la igualdad a los 94.

Por la cuarta jornada del grupo H de la Europa League, el segundo escalón UEFA, los de Alonso tuvieron que viajar a Bakú, la capital de Azerbaiyán. En el estadio Tofiq Bakhramov, el Leverkusen encontró el triunfo ante Qarabag a los 94 minutos: paradójicamente, fue otra vez de penal, aunque en este caso el encargado de ejecutar fue Victor Boniface.

Ya en este 2024, la racha de goles agónicos no frenó. Y fue de nuevo el campeón del mundo Palacios el protagonista del triunfo, a los 94 minutos. El surgido en River apareció en el centro del área para recibir el balón, controlar con derecha y definir con zurda, a quemarropa. Era la fecha 17, la última de la primera rueda de la Bundesliga.

Una semana más tarde, en el arranque de la segunda ronda, la historia se repitió. Fue otro sudamericano, el ecuatoriano Piero Hincapié, el héroe de un Leverkusen que perdía dos veces y lo ganó a los 91 minutos.

Si todavía mantiene la chance de un triplete de títulos también tenía que aparecer un milagro en la Copa de Alemania. Fue contra Stuttgart, en su estadio, cuando Jonathan Tah apareció a los 90 para concretar el 3-2 que lo clasificó a las semifinales.

En este caso se unen ambos partidos de la serie, porque claramente fue un punto de inflexión en la temporada. En los dos partidos, los de Xabi Alonso conviertieron goles en tiempo de descuento, con el agregado que ambos fueron no solo para salvar el invicto, sino también para la clasificación a cuartos de final de la Europa League.

En la ida, otra vez en Azerbaiyán, cristalizó una remontada de dos goles a los 92: Patrik Schick desató el delirio del equipo alemán. Pero no iba a ser el único aporte del delantero de República Checa.

En la revancha, una semana más tarde, el mismo atacante fue mandado a la cancha por Alonso en el momento más crítico: Qarabag le había convertido el 1-0 y ponía en riesgo su temporada perfecta.

Schick no solo convirtió el empate 2-2 a los 93, que en ese momento estiraba la definición al alargue, sino que produjo un summum de festejo cuando anotó el tercer gol de su equipo a los 97.

La siguiente estación del tren confianza frenó en el BayArena y ya parecía imposible de frenar. Y sí, el que salió en andas volvió a ser Schick, que a los 91 certificó el triunfo de remontada. ¿Un dato extra? A los 88 minutos el Leverkusen había conseguido el empate a través de Robert Andrich.

En abril, con la primera Bundesliga de su historia en la vitrina, se transformó en algo habitual. Jonas Hofmann (83′) y Victor Boniface (91′) encaminaron la clasificación europea ante el conjunto británico con un agónico triunfo en la ida, el 11 de abril, y una semana después, cuando los ingleses buscaban empatar la serie (el global ya era 1-2), Frimpong convirtió a los 89 minutos y extendió el invicto.

Otra vez en la Bundesliga y contra un ‘grande’, el Leverkusen plantó cara. Borussia Dortmund parecía decidido a romper la racha con un gol cerca del final, pero el Leverkusen estaba inmaculado: Josip Stanisic empató el encuentro en el Signal Iduna Park.

Volvió a ser el turno de Andrich por la Bundesliga: a los 96′ marcó el 2-2 final contra Stuttgart, tras ir 0-2 abajo en medio del segundo tiempo. Ya era campeón de la Bundesliga hace tiempo, pero todavía tenía un plan por concretar.

El último capítulo de esta saga se dio este jueves, contra la Roma, que se había adelantado por dos penales convertidos por el argentino Leandro Paredes.

Al Leverkusen le quedan cuatro partidos y tres objetivos: los títulos de la Copa de Alemania (Kaiserslauten), la Europa League (Atalanta de Italia) y la histórica temporada perfecta para un equipo que no parece tener techo… ni derrotas.