Javier Altamirano, el futbolista chileno que pertenece a Estudiantes y que estuvo al borde de la muerte en el duelo contra Boca por la fecha 11 de la Copa de la Liga, volvió a ser protagonista, pero esta vez, por haber levantado el trofeo junto a los capitanes del equipo, José Sosa y Santiago Ascacíbar.
El ex Huachipato, quien estaba en los planes de Ricardo Gareca para integrar el seleccionado chileno, convulsionó el pasado 17 de marzo y, tras superar la trombosis que puso en jaque su vida, este domingo volvió celebrar un logro deportivo.
Claudio Tapia, presidente de AFA, le dio el trofeo a José Sosa, para que el «Principito» lo alzara junto al resto del plantel, en una rutina que ya es tradicional en el fútbol. Al llegar al improvisado escenario sobre el campo de juego, Ascacíbar le hizo un gesto a Sosa: le señaló a Altamirano, quien esperaba a la Copa de la Liga Profesional en medio del eufórico plantel.
Sosa respondió con otro gesto, como indicándole al trasandino que se ubique entre él y el ex Stuttgart. Altamirano, vestido con la ropa del club, pero no de jugador, y con medalla al cuello, posó sus manos sobre el trofeo junto a las de los experimentados futbolistas pinchas.
Se agacharon y, segundos más tarden, entre los 3, acercaron al cielo el premio que certifica a Estudiantes como el monarca del fútbol argentino.
Papelitos y humo blanco detrás de ellos decoraron los saltos, junto al cartel de la organización que reza «campeón 2024». Abrazado por sus compañeros saltó, cantó y celebró como los demás, pero, íntimamente, y el plantel lo sabía, por motivos extradeportivos.
Altamirano ya había ganado la Copa Argentina, pero la Copa de la Liga tuvo un sabor especial y lo hizo saber al hablar con la prensa entre abrazo y abrazo por el título obtenido.
«Le doy gracias a Dios y a la vida por haber llegado a un club como Estudiantes», dijo sin dejar de agradecer a los dirigentes, cuerpo técnico y compañeros por haberle brindado el soporte necesario en su momento más crítico.
«Todos somos jugadores, pero antes somos personas», reflexionó al tiempo que contó que su problema de salud lo hizo «ver la vida desde otra perspectiva».
Y agregó: «Estoy muy agradecido de todas las personas que quisieron que yo estuviese bien».
Tal es así que, consultado sobre un posible regreso, respondió que si bien no tiene certezas sobre el tiempo que le demandará completar su recuperación, tiene ganas de volver a jugar, aunque su nueva perspectiva, lo hizo reflexionar nuevamente.
«Primero es la vida y luego lo que venga a pasar», afirmó Altamirano, que confesó haber vivido con muchos nervios la final contra Vélez.
«Me pongo muy nervioso fuera de la cancha. Más de lo normal, pero lo importante es que se ganó. Lo más lindo de sufrir es celebrar», cerró el futbolista.