Después de un 2023 turbulento, angustiante, la nueva dirigencia de Vélez manejaba opciones de cara al 2024. La prioridad era armar un equipo competitivo para sumar puntos para mejorar en la tabla de promedios del descenso y no sufrir en la anual. Como cada cambio de temporada, necesitaban vender para poder comprar y garantizar refuerzos de jerarquía.

Fabián Berlanga ganó las elecciones presidenciales el 13 de noviembre y asumió funciones el 22. Tres días después, el equipo se salvó del descenso luego de vencer 3-1 a Colón por la última fecha de la Copa de la Liga. El técnico era Sebastián Méndez y la primera opción fue negociar la continuidad. Sin embargo, tras unas charlas preliminares, el Gallego renunció el 9 de diciembre. Ya no estaba Christian Bassedas como director deportivo y en su lugar, recién el 14 de diciembre, fue designado Ricardo Alvarez, ex volante del club, quien había anunciado su retiro tras la pandemia, en noviembre de 2021, a sus 33 años.

La danza de nombres comenzó desde el mismo momento en que se conoció la renuncia de Méndez. El 12 de diciembre, en conferencia de prensa, Berlanga confirmaba el interés por Gabriel Milito y decía que todavía no habían empezado las conversaciones. Ademas, confesaba que habían tenido un ofrecimiento de Ariel Holan, que no habían hablado con Fernando Gago y que tenía “otros nombres apuntados, pero prefiero reservarlos para no entorpecer las negociaciones«

Cuatro días después, el 16 de diciembre, se conoció la decisión de Milito, quien también era buscado por Talleres de Córdoba. El ex defensor de Independiente rechazó ambas propuestas. El 19, Berlanga envió un mensaje hacia Florencio Varela. “Si Vaccari está escuchando, que me dé una señal”, dijo, y aclaró que el entrenador era de su agrado pero como tenía trabajo (Defensa y Justicia) no lo iba a llamar.

Durante todos esos días, nunca sonó el nombre de Gustavo Quinteros, quien hasta el 10 de diciembre estuvo negociando con Racing, que finalmente se inclinó por Gustavo Costas. Entonces, ¿cuándo comenzó Vélez a pensar en el entrenador que lo sacó del pozo y lo llevó a la final de la Copa de la Liga?

Junto con Ricky Alvarez fue designado Sebastián Piat como director de fútbol. Piat ya había trabajado en el club como director de Scouting entre enero de 2005 y diciembre de 2012, luego volvió como director del departamento de metodología en enero de 2017 y desde 2018 hasta 2021 fue coordinador general del fútbol amateur. Los dos años que no estuvo en Vélez -2015/16-, fue director de Scouting y visoría de Talleres de Córdoba. Allí trabajó con Walter Lemma, uno de los ayudantes de campo de Quinteros, el encargado de la parte ofensiva, mientras que el otro es Leandro Desábato, ex Estudiantes y primo del DT, que trabaja con la defensa.

Gustavo Quinteros fue campeón con San Lorenzo y logró un ascenso con Argentinos. Foto: EFEGustavo Quinteros fue campeón con San Lorenzo y logró un ascenso con Argentinos. Foto: EFE

El vínculo Lemma-Pait-Alvarez fue clave para la llegada de Quinteros, con una gran trayectoria en el extranjero pero con poca experiencia en el medio local. De hecho, solo había dirigido a San Martín de San Juan en 2006 en la B Nacional. Los recientes éxitos en Chile, dos títulos con Universidad Católica y cuatro con Colo Colo, convencieron al resto de la dirigencia.

El 23 de diciembre se cerró la negociación y el 3 de enero de este año fue presentado oficialmente. “Estoy muy contento de llegar a un campeón del mundo y un grande de Argentina”, dijo, y agregó: “Volver al fútbol argentino me ilusiona mucho. Siento mucha motivación. Vélez es un club grande para trabajar y formar un equipo con la capacidad de competir”, se presentaba quien como jugador fue marcador central y no sólo fue campeón con San Lorenzo en 1995, sino que además jugó un Mundial (Estados Unidos 1994) y tres copas América para Bolivia.

“Su carrera habla por sí sola. Tiene mucha experiencia y en donde fue consiguió buenos resultados y eso es importante. Desde que comenzamos a charlar notamos una coherencia de sus objetivos personales con los de la institución. Estamos convencidos que Gustavo es el técnico ideal para esta situación de Vélez”, afirmó Ricky Alvarez aquel día.

“Un arquero, un marcador central y un delantero”, fueron las prioridades de la nueva conducción técnica. La nueva dirigencia tenía que afrontar entre enero y febrero pagos por siete millones de dólares. Una deuda que se refinanció en parte pero que limitó el mercado de pases y que obligó a desprenderse de las dos joyas: Gianluca Prestianni, vendido al Benfica de Portugal por 8 millones de euros, y Santiago Castro, al Bologna de Italia en 12 millones de euros. En el reparto de tareas, el saneamiento económico está a cargo de Augusto Costa, el vicepresidente, quien además es Ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la provincia de Buenos Aires.

Gustavo Quinteros y Leandro Desábato, dos cafferattenses. Foto: Andrés VázquezGustavo Quinteros y Leandro Desábato, dos cafferattenses. Foto: Andrés Vázquez

Finalmente fueron siete incorporaciones, los arqueros Tomás Marchiori y Sebastián Sosa, los defensores Emanuel Mammana y Braian Cufré, y los delanteros Rodrigo Piñero, Matías Pellegrini y Thiago Vecino; y tres regresos, el volante Agustín Bouzat y los delanteros Emanuel Centurión y Facundo Pimienta. La inversión inicial no llegó al millón de dólares.

Luego de los amistosos de verano, con actuaciones irregulares, el camino en la Copa de la Liga no fue el ideal para Quinteros: 1-1 con Barracas Central, 0-1 con Independiente y 0-5 con River en el Monumental. Un resultado saca técnicos. Según pudo averiguar Clarín, después de la goleada, hubo dirigentes de nivel medio que pidieron la cabeza del entrenador. En la línea principal privó la cordura, ya que apenas llevaba tres partidos oficiales en el cargo.

La experiencia de Quinteros, nacido hace 59 años en Cafferatta, Santa Fe, actuó de inmediato tras la caída con River. “Es un resultado que a mí como entrenador me da vergüenza”, disparó y envió un mensaje directo a los jugadores: “Debemos cambiar la actitud, es un plantel que ante la primera adversidad se cae mucho anímicamente, le cuesta revertir situaciones adversas, es un tema anímico que hay que resolver”. Ahí sacó a relucir su recorrido. Además de los éxitos en el fútbol chileno, fue seleccionador en Bolivia y Ecuador -llegó a los cuartos de final de la Copa América Centenario- y tuvo breves pasos por el fútbol de Arabia Saudita (Al Nassr) y Emiratos Árabes Unidos (Al Wasl).

Un día después de la clasificación a los cuartos de final, Quinteros contó cómo hizo para superar esa goleada. “Esa noche sentí una herida muy grande, no me gustó para nada. Entonces, a veces hay que meter el dedo en la herida para conseguir lo que conseguimos después. Todo el grupo cambió la mentalidad, empezamos a pensar distinto, a trabajar muchísimo en lo anímico con la ayuda de un psicólogo porque hay que tener en cuenta que este es un grupo de jugadores que venía de una temporada difícil desde el comienzo y no es fácil cambiar todo pensando solamente en pelear arriba y no mirar más hacia abajo”, rememoró.

El equipo hilvanó cuatro triunfos seguidos y empezó a despegar. Sin embargo, todavía era cuestionado por muchos hinchas. Y el día en que Vélez le ganó 1-0 a Rosario Central con un gol de Abiel Osorio en el final del partido, la familia de Quinteros pasó un mal momento en la platea -uno de sus hijos discutió fuerte con los hinchas que insultaban a su padre antes del gol- y después el técnico, en la conferencia de prensa, pidió medidas duras para los hinchas: “La gente de Vélez los tiene que expulsar de la cancha. Los que critican a los jugadores y al equipo, que no vengan más. Que se queden en su casa”.

Luego, Quinteros tuvo otra prueba de fuego como entrenador, como fue el cimbronazo que significó la denuncia de abuso sexual en Tucumán contra cuatro futbolistas del plantel, que ya no pertenecen al club. En el tramo final de la Copa, aisló a sus dirigidos del escándalo nacional y los jugadores respondieron con garra, sacrificio, concentración y fútbol. Ahora están a un paso de la gloria.





Fuente Clarin

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