La argentina Celeste «Chucky» Alaniz pudo recuperar «lo que le sacaron», como ella misma anticipó. La boxeadora argentina tuvo su revancha y tras la polémica derrota de julio del año pasado, este sábado subió al ring en el Save Mart Center de Fresno, en California, y le ganó en fallo dividido a la estadounidense Marlen Esparza, quien un día antes había sido despojada de los títulos del peso mosca de la AMB, OMB y CMB por no dar el peso.

Desde el arranque del combate, Chucky hizo pie y mostró sus fortalezas a pesar de que la local tenía la ventaja que le brindaba la balanza. La nacida en Merlo, en el oeste del Gran Buenos Aires, salió airosa de cada ataque de su rival, con mucha soltura y buen ritmo. Del otro lado, la laureada Esparza mostró en varias oportunidades su poderío.

La pelea, de trámite parejo de principio a fin, requirió el fallo de los jueces pero la historia pareció encaminarse en el noveno round tras un uppercut de derecha que le entró de lleno a la mandíbula de la americana.

Alaniz escuchó el fallo de las tarjetas y rompió en llanto, con la camiseta argentina y luciendo un gorro piluso de Boca que muestra toda la pasión que siente por el club de La Ribera. Esos 97-93 y 96-94 en la voz del locutor (en la otra cayó insólitamente 92-98) fue la Justicia diciéndole que lo que sucedió el 8 de julio del año pasado, en San Antonio (Estados Unidos), en su primera contienda ante Esparza, podía quedar en el olvido.

«Fue un robo, sin dudas”, había remarcado Alaniz en charla con Clarín, poco antes de este feliz desquite. Aquella vez, la pugilista del Barrio Rivadavia de Merlo, quien entonces era campeona de las 112 libras de la OMB, enfrentó en un duelo de unificación a la estadounidense de familia mexicana, quien era propietaria de los cinturones de la AMB y el CMB.

Con un boxeo agresivo, veloz e intenso, la argentina fue, a ojos de la mayoría de los especialistas, superior en el balance de los 10 asaltos. Sin embargo, los tres jueces estadounidenses hicieron una evaluación distinta: dos de ellos, Javier Álvarez (99-91) y Esther López (97-93), le otorgaron la victoria a la local y la restante, Lisa Giampa, sentenció empate (95-95). Los silbidos del público, tan texano como Esparza, cuando se leyó el resultado fueron elocuentes.

Esa derrota puso fin a su invicto de 14 combates profesionales. “Los primeros días, todo el tiempo tenía en la cabeza lo que había pasado. Si bien yo había ido con la idea de que podía suceder, me preguntaba por qué. Después me fui tranquilizando, lo único que deseaba era que me dieran la revancha. Yo soy muy positiva, pero al principio pensé que no se iba a dar por cómo se manejan estas cosas”, admitió antes de viajar a Estados Unidos.

Esparza, de 34 años, llevaba 14 triunfos en sus 15 contiendas profesionales (solo fue vencida en 2019 por la invicta Seniesa Estrada, hoy campeona indiscutida de la categoría mínimo), y antes de incursionar en el boxeo rentado había sido la primera pugilista estadounidense en conseguir la clasificación para unos Juegos Olímpicos, había ganado una medalla de bronce en Londres 2012, había sido campeona amateur en el Mundial de Jeju 2014 y había sido la primera mujer en firmar contrato con Golden Boy Promotions (en diciembre de 2016, cuatro meses antes de debutar como rentada).

Los antecedentes de la nacida en Houston e hija de padres mexicanos nunca intimidaron a Alaniz, quien redobló su confianza después de aquellos 10 asaltos con Esparza. “Fue una pelea más fácil que lo que esperaba por lo que había visto, por lo que me habían dicho y por cómo se hablaba de ella. Me resultó fácil pegarle», decía. Y palpitaba antes del capítulo 2: «Ahora quizás deba buscar otras cosas, no solo pegarle, sino cuidarme un poquito más”. El plan le terminó dando resultado.

La polémica en el pesaje del viernes

¿Qué sucedió? En la tradicional ceremonia del pesaje, Alaniz sorteó sin inconveniente el límite de la categoría establecido en 112 libras (50.802 kilos). La báscula entregó la marca de 111.2 libras (50,440 kilos). No tuvo la misma disciplina nutricional Esparza, quien en el primer intento registró 114.4 libras (51,900 kilos) y más tarde, en la segunda oportunidad, apenas bajó 0.4 libras y se quedó en 114 (51,710 kilos), dos por encima del tope.

¿Qué significó esto? Alaniz mantenía su chance de ser triple campeona del mundo frente a la pupila de Oscar de la Hoya. En cambio, si empataba o perdía, los títulos quedaban vacantes.





Fuente Clarin

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