New England Revolution es uno de los dos peores equipos en la temporada actual de la Major League Soccer: en sus primeros ocho encuentros, cosechó solo cuatro puntos, apenas uno más que San Jose Earthquakes. A pesar de tan magra campaña, una multitud abarrotará este sábado el Gillete Stadium, el coliseo multipropósito en el que actúa como local. Aunque el principal foco de atención no será la actuación del conjunto de camiseta azul, roja y blanca, sino la visita de Inter Miami y, especialmente, de Lionel Messi.
Boston es una de las ocho ciudades estadounidenses que, en su centro o en su periferia, cuenta con equipos en las ligas de las cinco disciplinas más importantes de Estados Unidos. Para los fanáticos del deporte de la capital del estado de Massachusetts, una de las urbes más antiguas del país -fue fundada en 1630-, este sábado habrá múltiples atracciones.
Los hinchas de los Celtics seguirán a la distancia el tercer encuentro de la serie de la primera ronda de los playoffs de la Conferencia Este de la National Basketball Association (NBA) ante Miami Heat. Los de los Red Sox asistirán masivamente a Fenway Park para el segundo encuentro de una serie de tres contra Chicago Cubs por la fase regular de la Major League Baseball (MLB). Los de los Bruins mirarán por televisión el cuarto partido de la serie de los playoffs de la National Hockey League (NHL) frente a Toronto Maple Leafs en Canadá. Y los de los Patriots estarán atentos a la última jornada del Draft de la National Football League (NFL).
Entre tanta competencia por el interés se abrirá paso el fútbol, ese que los estadounidenses llaman soccer. Y lo hará porque hasta el Gillete Stadium, ubicado en Foxborough (35 kilómetros al sudoeste de Boston), arribará Messi por segunda vez en su carrera. La primera fue el 18 de junio de 2016 y vestido con la indumentaria del seleccionado argentino: marcó un gol en la victoria 4 a 1 sobre Venezuela por los cuartos de final de la Copa América Centenario. Ese día, 59.183 espectadores lo vieron exponer su magia.
Esta vez lo hará al frente de Inter Miami, que lidera la Conferencia Este de la MLS y que ganó sus últimos dos encuentros por este torneo: superó 3 a 2 a Sporting Kansas City como visitante y 3 a 1 a Nashville SC como local. En ambos duelos, el rosarino anotó su nombre en el marcador. En los seis partidos que disputó este año por el torneo doméstico (cinco como titular), el exjugador de Barcelona y París Saint-Germain convirtió siete tantos. En ese rubro, solo lo supera el colombiano Cristian Arango, de Real Salt Lake, quien hizo ocho.
Como viene sucediendo en cada encuentro que Inter Miami disputa como visitante, un gentío se reunirá y no precisamente convocado por el elenco local. “Sin ánimo de ofender al Revolution, todos los que estén en las tribunas el sábado en el Gillette Stadium recordarán para siempre y por encima de todo que vieron a Messi. Los espectadores serán testigos de uno de los maestros absolutos del deporte, en carne y hueso”, pudo leerse el jueves en el Boston Globe, el diario más importante de la región.
El 13 de abril, más de 72.000 personas acudieron al Arrowhead Stadium, el recinto que habitualmente utilizan los Kansas City Chiefs, para ver la derrota de Sporting Kansas City ante Inter Miami. Dos semanas después, el conjunto de la Florida volverá a presentarse en un coliseo que sirve como hogar de un conjunto de la NFL: los poderosos New England Patriots, ganadores de seis ediciones del Super Bowl en el siglo XXI (la última, en 2018).
El estadio fue inaugurado en 2002, es uno de los seis que se usan para partidos de la MLS que tiene césped sintético y cuenta con capacidad para 64.628 espectadores sentados, aunque para los encuentros que allí disputa New England Revolution solo suele utilizarse la bandeja inferior. De hecho, el promedio de convocatoria de los Revs en la temporada pasada fue de apenas 23.940 personas. Esta vez, el recinto se abrirá íntegro y las localidades están agotadas desde hace días.
En principio, el partido del sábado no romperá el récord de asistencia en ese estadio, ya que el cantante Ed Sheeran reunió a 71.723 personas en julio pasado. Tampoco será la mayor concurrencia en un partido de fútbol allí: el 11 de septiembre de 2007, 67.584 aficionados asistieron a un amistoso que Brasil le ganó 3 a 1 a México. Sin embargo, será la mayor reunión en un encuentro de New England Revolution: romperá la marca de 61.316 espectadores que presenciaron la derrota 1 a 0 ante Los Ángeles Galaxy el 20 de octubre de 2002 en la final de la Copa de la MLS de ese año.
“Creo que será el partido más importante de la historia del fútbol de Boston si tenemos en cuenta la asistencia de público”, sostuvo Caleb Porter, entrenador del conjunto local, quien consideró que semejante convocatoria puede acarrear un beneficio a mediano plazo para su equipo. “Es una gran oportunidad para catapultar nuestra temporada, para conseguir nuevos aficionados, para mostrar a la comunidad del Gran Boston lo que son los Revs, que pueden entusiasmarse con otro equipo de Boston aparte del fútbol (americano), el hockey, el béisbol y el básquetbol”, propuso.
El magnetismo que genera la presencia de Messi no alcanza solo a los hinchas. Los futbolistas de New England también esperan con ansias este encuentro. Y uno más que todos: el entrerriano Tomás Chancalay. “Todos soñamos con ser como Messi. Él nos representa, representa a nuestro país. Todos tenemos familiares y amigos que adoran a Messi. Sería un honor recibir su camiseta”, se ilusionó el exjugador de Colón y Racing, quien este año participó en los ocho encuentros que disputó su conjunto (fue titular en siete de ellos).
Con las entradas agotadas, la reventa trabajará a destajo hasta último momento. Los tickets para la bandeja superior del estadio se ofrecían en estos días a 200 dólares, cuando las entradas generales para cualquier otro partido de los Revs cuestan 14 dólares. Pese a la tentación que ofrecía esta oportunidad, la franquicia optó por no cobrar un adicional a sus abonados. Y no se permitirá la venta en el Gillete Stadium de indumentaria de Inter Miami ni artículos con la imagen o el nombre de Messi. “No queremos que todo esto gire alrededor de un hombre”, aseguró Brian Bilello, presidente del club. Difícil que así sea.