El tenis argentino vive un presente muy positivo. Desde este lunes, tiene dos nuevos top 50, Mariano Navone y Facundo Díaz Acosta, que firmaron la semana pasada grandes actuaciones en las citas del circuito ATP y rompieron esa importante barrera en el ranking. El nacido en 9 de Julio disputó la segunda final de su carrera en el torneo 250 de Bucarest y escaló once lugares hasta llegar al 41° puesto. El oriundo de La Lucila alcanzó los cuartos en el 500 de Barcelona y pegó un salto de seis lugares para ubicarse 47°. Y por primera vez en doce años, hay cinco raquetas albicelestes entre los mejores 50 de la clasificación mundial.

Es que junto a Navone, que perdió la definición en el certamen rumano frente al húngaro Marton Fucsovics, y a Díaz Acosta, que se despidió del Conde de Godó dándole pelea a Stefanos Tsitsipas, en ese grupo de elite aparecen Sebastián Báez, 19°, Francisco Cerúndolo, 22° (el único que no está en su mejor ubicación histórica -fue 19°-), y Tomás Etcheverry, 27° y semifinalista del torneo catalán.

La última vez que Argentina había tenido esa cantidad de representantes entre los primeros 50 del ranking había sido el 28 de mayo de 2012. En aquella ocasión, el mejor rankeado era Juan Martín Del Potro, quien con un muy buen arranque de temporada (títulos en Marsella y Estoril, final en Rotterdam, semis en Madrid y cuartos en Australia) había regresado al top 10 y estaba noveno.

Detrás de tandilense marchaban Juan Mónaco, 15°, Carlos Berlocq, 37°, David Nalbandian, 40°, y Juan Ignacio Chela, 44°. Y sumando además a Leonardo Mayer, 62°, eran seis en el top 100, un número menor al de este lunes.

Es que la última actualización del ranking tiene a ocho abanderados de la Legión celeste y blanca en la primera centena. Por debajo del quinteto que va a la cabeza se posicionan Federico Coria, 83°, Pedro Cachin, 91°, y Francisco Comesaña, otro que tuvo una excelente semana. El marplatense de 23 años gritó campeón en el Challenger de Oeiras, sumó su quinto título en esa categoría, y se metió por primera vez entre los cien mejores (pasó del 115° al 96° escalón).

Los tres primeros ya están bien afianzados en el top 50. Báez llegó por primera vez a ese grupo el 2 de mayo de 2022, tras conquistar en Estoril el primero de sus seis títulos ATP. Cerúndolo lo había hecho un mes antes, el 18 de abril, poco después de sorprender al alcanzar las semis del Masters 1000 de Miami. Y Etcheverry, el 22 de mayo del año pasado, luego de ganar el Challenger de Bordeaux y semanas antes de su inesperada carrera hasta los cuartos de Roland Garros. Desde entonces, siguieron escalando posiciones.

Navone y Díaz Acosta dieron un importante paso adelante el año pasado y en este 2024 continuaron en ascenso.

El de 9 de Julio -la Navoneta, para los amigos- explotó en 2023. Arrancó 243°. Se metió en el top 200 en junio gracias a su primera consagración en un challenger, en Poznan, Polonia. Sumó otros cuatro títulos antes de fin de año, tres de ellos, en Argentina. Y terminó 125°.

En febrero pasado fue la revelación del ATP 500 de Río de Janeiro. Llegó al torneo sin ninguna victoria ATP, arrancó en la qualy, se metió en su tercer main draw del circuito mayor y terminó jugando la final, que perdió con Báez. Así, entró a los cien mejores. La primera semana de abril fue semifinalista en Marrakech (se dio el gusto de ganarle en octavos a Stan Wawrinka, uno de los ídolos de su infancia). Y ahora, con otra destacada actuación en Bucarest -con una victoria en cuartos ante Fran Cerúndolo, incluida-, dio otro salto enorme.

Díaz Acosta, oro panamericano en Santiago 2023 y plata en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, irrumpió en el top 200 en octubre de 2022 y el año pasado, con una victoria en el Challenger de Milán a mediados de julio (donde ganó el cuarto de sus cinco trofeos en ese nivel), se metió entre los mejores 100.

Como Navone, también dio un golpe de efecto en febrero, en la gira sudamericana de polvo de ladrillo, al conquistar su primer título ATP. Fue en Buenos Aires, en el que venció en la final al chileno Nicolás Jarry, tras ingresar al torneo gracias a una wild card. Y en Barcelona, hilvanó buenos partidos ante Borna Coric (15°) y Fabian Marozsan (17°) para citarse en cuartos con Tsitsipas, a quien hizo transpirar antes de ceder en un peleadísimo tie break del tercer set.

Los cinco top 50 tienen algo en común: son integrantes de esa generación que hace algunos años empezó a abrirse camino y ya forma parte de la elite. Cerúndolo, el mayor, tiene 25 años. Etcheverry tiene 24. Y Báez, Navone y Díaz Acosta, 23. Todos arrancaron sus carreras profesionales hace unos seis o siete años, se beneficiaron de la gestión del Asociación Argentina de Tenis, que fomentó la organización (en manos propias o privadas) de Futures y Challengers en el país, y se fueron empujando y motivando mutuamente.

Gracias a ellos, Argentina es hoy uno de los tres países con más representantes en el top 50. Estados Unidos lidera la lista con seis jugadores: Taylor Fritz, Ben Shelton, Tommy Paul, Frances Tiafoe, Sebastian Korda y Christopher Eubanks. Rusia tiene también cinco, Daniil Medvedev y Andrey Rublev, entre los diez mejores, Karen Khachanov, Roman Safiullin y Aslan Karatsev. Mientras que Francia suma cuatro, y Australia, tres.

Si de los 100 mejores se habla, el tenis estadounidense sigue a la cabeza, con 11 raquetas en ese grupo. Francia lo escolta con nueve. Y luego aparecen Argentina y Australia, con ocho cada uno, por delante de España, Rusia y Alemania, que suman seis.

De la mano de un grupo de jóvenes jugadores que no dejan de crecer, el tenis albiceleste sigue posicionándose entre las potencias y disfruta de un presente positivo que ilusiona. Justo cuando se viene Roland Garros, ese Gran Slam tan especial para los argentinos.



Fuente Clarin

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