Volvió Rafael Nadal. Y lo hizo con una sólida victoria en el ATP 500 de Barcelona, el tradicional Conde de Godó en el que supo gritar campeón doce veces. Ciento dos días después de su último partido oficial, y tras un parate en el que luchó con un par de molestias físicas, el mallorquín derrotó por 6-2 y 6-3 al italiano Flavio Cobolli, de 21 años y 62 del ranking, y se metió en la segunda ronda del certamen.
En un estadio sin ningún asiento libre, el español de 37 años fue claro dominador del encuentro, en el que jugó un tenis de muy buen nivel, sin demasiados puntos flojos, y pudo doblegar a un rival que cometió muchos errores (terminó con 41 no forzados).
A Rafa, que no jugaba desde los primeros días de enero, cuando cayó en cuartos de Brisbane ante el australiano Jordan Thompson, se lo vio muy cómodo en la cancha, aunque sin la potencia y la efectividad acostumbrada con su saque, ese golpe que le venía costando conectar por una molestia en el abdominal que lo había llevado a bajarse de Montecarlo. Pero aún sin ritmo de partido, y con esa limitación (metió solo el 65 por ciento de los primeros servicios, un porcentaje bajo para él), pudo encaminar la victoria sin grandes problemas.
El ex número uno y ganador de 22 Grand Slams, que ingresó al cuadro gracias a su ranking protegido, espera ahora por el ganador del choque entre el francés Arthur Fils, 16° preclasificado, y el alemán Daniel Altmaier.