El exclusivo Augusta National Club abre una vez más sus puertas al mundo para celebrar la 88ª edición del Masters, el primero de los cuatro Majors de la temporada. El torneo, que se pondrá en marcha este jueves a las 9 de Argentina, reunirá a los mejores golfistas del planeta, que lucharán durante cuatro jornadas por el codiciado saco verde. Sin embargo, los ojos estarán puestos en un jugador que no aparece en la lista de máximos favoritos, que llega muy lejos de su mejor forma, sin ritmo de competencia y sumido en una batalla con su maltratado cuerpo que parece no tener fin. Y que, sin embargo, no descarta sus chances y espera hacer historia una vez más en el mítico campo de las azaleas y las magnolias.
Se trata, claro, de Tiger Woods, que a los 48 años disputará el certamen por 26ª vez y promete robarle a los grandes candidatos la atención de los fanáticos en un fin de semana en el que irá por dos marcas históricas. Si sobrevive a las dos primeras jornadas, superará el corte por 24° vez consecutiva y establecerá un nuevo récord en el certamen, mejorando los 23 que comparte hoy con Gary Player. Y si conquista el título el domingo, llegará a su sexta consagración en Augusta, igualando la línea del máximo ganador, Jack Nicklaus.
¿Es realista pensar que Tiger, que apenas jugó dos torneos en el último año y que reconoció sus propias limitaciones, podría terminar levantando el trofeo? Quizás no del todo, pero él se tiene fe.
«Si todo sale bien, creo que puedo conseguir uno más», afirmó sin dudarlo consultado sobre sus chances de alcanzar a Nicklaus y robarle también el honor de ser el campeón más veterano del Masters. Y cuando toda la sala de conferencia quedó en silencio, tal vez sorprendida por su seguridad, esbozó una amplia sonrisa y replicó: «¿Necesito decir más o estamos bien?».
Y sobre estar ante la posibilidad de su 24° corte al hilo, aseguró: «Creo que eso habla de consistencia, longevidad y entendimiento de cómo hay que jugar este campo. Esa última es una de las razones por las que vemos a jugadores en sus 50 o 60 pasar el corte aquí o a algunos en el finales de sus 40 con opciones de ganar. Los tees han sido modificado desde que jugué por primera vez. Los greens también. Pero la configuración general, cómo rueda la bola, cómo se mueven y los ángulos que hay que tomar, siguen ahí».
Sueña, el ganador de 15 Majors, con sorprender al mundo como lo hizo hace cinco años, cuando festejó por quinta ocasión en el campo de Georgia y consiguió su primer trofeo allí después de 14 años. Y el primero «grande» tras casi once temporadas. Esa coronación de 2019 -que selló su renacimiento, tras años complicados por sus escándalos extra deportivos y sus luchas con serias lesiones (la de la espalda, la más importante)- sigue muy presente en su memoria.
«Este torneo significa tanto para mí y mi familia. Llevo 29 años jugando aquí, es parte de mi vida. Abracé a mi padre en el primero que gané (en 1997) y en 2019 abracé a mi hijo. Cerré el circulo«, reflexionó quien por primera vez en 29 años no jugará el certamen con el logo de Nike en su ropa, tras romper la larga sociedad con la marca de la «pipa» en enero.
Sueña, Tiger, con volver a lo más alto del golf. Pero sobre todo, con poder competir sin tener que preocuparse por si los dolores y la exigencia que supone caminar Augusta durante cuatro días lo llevará a tirar la toalla antes del último hoyo. Él mismo admitió que el físico será su reto más importante.
«Hay días en los que me siento muy bien y otros en los que no. A nivel físico, cada golpe fuera del tee será un desafío», admitió.
Desde que se retiró del Masters del año pasado por una fascitis plantar en el pie derecho, tras disputar siete hoyos de la última ronda, Woods pasó más tiempo trabajando con su fisioterapeuta que practicando su swing. Se operó el tobillo derecho poco después y lo rehabilitó completamente, pero sigue batallando con las secuelas de aquel accidente de auto que sufrió en febrero de 2021 y que le causó severas lesiones en ambas piernas.
«Ya no es lo que era», aseguró. «Antes prácticamente vivía en el campo de tiro y en el green de prácticas. Me pasaba el día allí. Ya no puedo hacerlo. Ahora intento sacarle el máximo jugo posible a cada oportunidad de practicar».
En los últimos doce meses, jugó apenas dos torneos. En diciembre del año pasado, completó el Hero World Challenge, certamen no oficial que él mismo organiza en Bahamas a beneficio de su fundación. Tras esa aparición, contó que su plan para 2024 era disputar un torneo por mes, pero no lo pudo cumplir. Su única participación de este año fue el Genesis Invitational, en febrero en Los Ángeles, del que se retiró durante la segunda ronda con síntomas gripales.
«No estaba listo para jugar», respondió cuando le preguntaron por su ausencia en algunas citas del mes pasado. «Mi cuerpo no estaba preparado. Mi juego no estaba listo. Espero que ahora que tenemos campeonatos importantes todos los meses, pueda cumplir ese calendario que había planteado».
Sueña, Tiger, con hacer un buen papel, con pasar el corte y, por qué no, con volver a hacer historia en un certamen que marcó un antes y un después en su carrera. Sueña a pesar de la incertidumbre de no saber cómo responderá su juego y su cuerpo a un torneo tan exigente como Augusta. Y es que más allá de los problemas, lo mueve la pasión.
«Amo el golf, siempre lo amé. Amo competir, es una de las razones por las que tuve una carrera exitosa. Me encanta cuando todo funciona y tienes opción de ganar, más allá de que lo logres o no», reflexionó.
Varios candidatos y un argentino
Aunque no puede contar a Tiger Woods entre sus favoritos, el Masters de Augusta tiene una lista de candidatos de lujo, encabezada por el español Jon Rahm, que en su primera incursión en el torneo como jugador de la LIV Golf, intentará defender el título conquistado el año pasado.
Y tiene claro el número tres del mundo la magnitud del desafío que tiene por delante para retener la icónica chaqueta verde, porque enfrentará a rivales que llegan en muy buen nivel, desde el estadounidense Scottie Scheffler, actual líder del ranking mundial, y el norirlandés Rory McIlroy hasta Brooks Koepka, Jordan Spieth y el japonés Ideki Matsuyama.
«No es un torneo como los demás. El Augusta National es comparable con el Santiago Bernabéu o con Wimbledon. No importa cuántas veces hayas jugado, cada vez que ponés un pie aquí sentís mariposas en el estómago», aseguró el español.
Rahm hizo historia el año pasado al convertirse en el cuarto español en ganar este torneo, tras Severiano Ballesteros, José María Olazábal y Sergio García. Desde entonces, el escenario del golf mundial cambió radicalmente. El conflicto entre la LIV Golf, financiado por el fondo público de Arabia Saudita, y el PGA estaba en punto de ebullición en aquel momento. Hoy, hay paz entre los dos circuitos tras la firma de un acuerdo para unificar el golf.
El español fue justamente una de las grandes estrellas que cambiaron de vereda y aceptaron el jugoso contrato de la liga árabe, que tiene un calendario menos apretado. Así, el nacido en Barrika hace 29 años llega más fresco físicamente, con menos torneos disputados en la temporada que algunos de sus rivales. Aunque él no lo ve como una ventaja.
«Me siento físicamente mejor que el año pasado. Pero una vez que empieza la competición, realmente no importa. Tenés que salir ahí fuera y dar la talla«, aseguró.
McIlroy será uno de sus máximos rivales. Si no por presente, por la motivación especial que tiene el norirlandés: ganar por fin el único Major que aún no pudo conquistar. Y confianza le sobra para encarar el desafío.
«Sé que tengo el potencial para hacerlo. Fui un buen jugador en las últimas dos décadas y es buenos escuchar que Tiger también piensa que puedo lograrlo», comentó quien ganó dos veces el PGA Championships y una vez el US Open y el Abierto Británico.
«Tengo todas las armas para hacerlo bien, pero sacar esas armas es lo más importante. No tengo que intentar ganar desde el primer tee. Son 72 hoyos, hay muchas formas distintas de ganar el torneo. Estoy con confianza, pero a veces tenés que tomar un camino más conservador, tener paciencia», agregó.
El Masters tendrá una vez más un abanderado argentino, Emiliano Grillo, que volverá al torneo tras cinco años de ausencia y luego de asegurar su clasificación al ganar el Charles Schwab Challenge del PGA 2023.
El chaqueño de 31 años -que llega con dos top 10 en torneos disputados en 2024- firmó su mejor actuación en su debut en 2016, cuando finalizó 17°. Al año siguiente terminó 51° y consiguió un 62° lugar en 2019.
«Siempre es divertido volver acá. Es un lugar especial. Una cancha que demanda un montón, hay que estar con el mejor juego, porque este campo te demanda en todas las áreas», anticipó Grillo.