Alrededor de 20 mil personas hicieron explotar el domingo el Rocket Mortgage FieldHouse de Cleveland, para la final del campeonato femenino de básquetbol de la liga universitaria de Estados Unidos. En las primeras filas de butacas se podía ver a celebridades, personalidades de Hollywood y atletas y ex atletas de las más diversas disciplinas. Un promedio de 18.7 millones de personas sintonizaron sus televisores para seguir en vivo lo que ocurría en ese estadio y transformaron al partido en el evento deportivo más visto en ese país desde 2019, sin contar la NFL y los Juegos Olímpicos. Hasta el enorme LeBron James estuvo atento al match y compartió en vivo sus análisis en las redes sociales. Todo por «culpa» de Caitlin Clark.
La base de Iowa, de 1,83 metros de altura, le bajaba el telón a su extraordinaria carrera universitaria y nadie quería perderse su última función con la camiseta de las Hawkeyes. ¿Por qué? Porque a fuerza de triples y récords, la nacida en Des Moines hace 22 años revolucionó el básquetbol femenino de la NCAA, lo transformó en un espectáculo tan popular como la misma NBA y lo hizo crecer como ninguna jugadora antes.
Tan grande es su figura que, cuando dejó la cancha, faltando 20 segundos para el final y con la derrota ante South Carolina sentenciada (fue 85-77), fue ovacionada por todo el estadio. Y durante la ceremonia de premiación, Dawn Staley, entrenadora del equipo campeón, se tomó un par de minutos para reconocerla: «Quiero dar las gracias personalmente a Caitlin por elevar nuestra liga. Llevás la carga de nuestro deporte y sé que vas a elevar también la WNBA. Sos una de las GOATS (Más grandes de todos los tiempos) de nuestro deporte».
Los números de Clark en su paso por la NCAA asombran. En la final del domingo, anotó 30 puntos, 18 de los cuáles llegaron en el primer cuarto, marca inédita en ese torneo. Promedió 31,6 puntos por partido en su última temporada, en la que totalizó 1.234. En toda su carrera en la NCAA acumuló 3.951 puntos, lo que la transformó en la máxima anotadora de la División I del básquet universitario, tanto de mujeres como de hombres.
Elegida dos veces «Jugadora del año» (2023 y 2024) y atleta universitaria más destacada de cualquier género y deporte el año pasado, Caitlin es una basquetbolista distinta. Su talento para jugar con la pelota, dar pases espectaculares, con precisión y velocidad, y para armar el tiro desde su drible (algo que generó comparaciones con Stephen Curry) la diferenciaron de sus compañeras y rivales. Y su estilo ofensivo, con un tiro externo letal que puede conectar desde cualquier lugar de la cancha (en esta temporada sumó un récord de 201 triples, la mayoría convertidos desde la distancia de la NBA), la transformaron en una pesadilla para las defensas.
«Si no te volvés loco con el juego de Caitlin Clark, ¡¡¡sos un odiador a fuerza!!! ¡Manténgase alejados de esa gente! Por favor», escribió LeBron en Twitter durante la final del domingo.
If you don’t rock with Caitlin Clark game you’re just a FLAT OUT HATER!!!!! Stay far away from them people!! PLEASE
— LeBron James (@KingJames) April 7, 2024
«Caitlin puede hacer prácticamente de todo en la cancha, anotar desde cualquier ángulo, tirar triples profundos y generar para sus compañeros. Pero tiene también ese lado luchador. Intenta hacerlo todo por su equipo porque no puede perder», analizó el año pasado Kevin Durant, figura de Phoenix.
La única cuenta pendiente de Clark fue el título. Jugó dos finales y perdió las dos (el año pasado, Louisiana State le aguó la fiesta). Por eso muchos se niegan a reconocerla como la mejor jugadora de la historia del básquet universitario. Sin embargo, su legado va más allá de las estadísticas.
«La gente probablemente recordará nuestras dos finales perdidas y cosas así, pero no cada victoria o cada derrota. Creo que solo recordarán los momentos que compartieron en alguno de nuestros partidos. O verlos por televisión. O lo emocionados que estaban sus hijos pequeños al ver el básquetbol femenino. Eso es genial y es lo que más significa para mí. Es súper especial ver tu impacto no solo en Iowa sino en todo el país. Poder tener esa influencia en la próxima generación es realmente especia», afirmó.
El fenómeno Clark
2024’ Caitlin Clark is the highest peak an individual women’s basketball player has ever reached.
▫️31.6 PTS
▫️7.4 REB
▫️8.9 AST
▫️61.0% TS pic.twitter.com/YbZlIAH9vp— Law | 📊 CC = 🐐 (@TLaww22) April 9, 2024
La excepcional carrera de Clark comenzó como arrancan las de tantos atletas estadounidenses. El deporte la atrapó cuando era muy chica. Jugó al sóftbol, vóleibol, fútbol, tenis y golf (que sigue practicando y bastante bien), antes de enfocarse en el básquetbol, que había descubierto a los 5 años. Al principio competía en ligas de niños, porque su papá no encontraba una de niñas para su edad. Y a los 13, ya jugaba (y brillaba) en torneos femeninos con chicas bastante más grandes que ella.
Cuando tenía apenas 15 años recibió la primera carta de una universidad que estaba interesada en reclutarla. Fue la primera de muchas. Cuando tuvo que elegir, consideró aceptar la propuesta de Notre Dame, pero terminó inclinándose por Iowa. Todo lo que pasó de ahí en más, fue historia digna de una leyenda.
Apenas llegó a la NCAA en 2020, año en el que se dio luz verde a los acuerdos de patrocinio de atletas individuales, Clark se convirtió en una favorita de las marcas. Hoy es la jugadora que más dinero factura por sponsoreo en el básquetbol universitario, solo por detrás de Bronny James, el hijo de LeBron. Gracias a sus acuerdos con firmas como Gatorade, Buick y Nike, recibe más de 3 millones de dólares por año. Si firma con algún equipo de la WNBA, durante sus primeros cuatro años no podría cobrar más de 350 mil por temporada, por los topes salariales de la liga.
En sus cuatro años con las Hawkeyes, Caitlin consiguió transformar al básquetbol femenino universitario en un espectáculo que sedujo a todos, hombres y mujeres, fanáticos de este deporte y personas con poco interés por la pelota naranja, nativos de Iowa y de todos los rincones de Estados Unidos y del mundo. La Clark-manía se expandió a ritmo vertiginoso.
Iowa jugó a estadio lleno -15 mil espectadores- todos sus partidos de local y casi todos (salvo dos ) de visitante en su última temporada en el equipo. Para dimensionarlo: las Vegas Acers, campeonas de la WNBA, promediaron algo más de 9.500 personas en sus juegos en casa el año pasado.
Sus tres últimos partidos batieron el récord de la mayor audiencia televisiva de la historia del básquet femenino de la NCAA. Y la final, que tuvo picos de 24 millones de espectadores, significó un incremento de un 89 por ciento con respecto al duelo por el título de 2023 y de un 285 por ciento respecto al de 2022, en el que Clark no compitió.
Words cannot express my love for my teammates, coaches, fans and our university – Thanks for making my dreams come true. Wearing Iowa across my chest the last four years has been an honor. This place will always be home🖤
— Caitlin Clark (@CaitlinClark22) April 8, 2024
¿Vale otra comparación? El cuarto juego de las finales de la WNBA 2023, que consagró a Las Vegas, fue el encuentro de mayor audiencia de esa liga en 20 años, con casi 890 mil espectadores, con picos de apenas 1.3 millones. Otro testimonio del impacto sin precedentes de Clark, la prodigio del básquetbol que ya es leyenda.
El draft, la WNBA y París
El fin de la trayectoria universitaria de Clark es solo un nuevo comienzo. Entrenadores, jugadores y expertos confían en que Caitlin dejarán su marca en la historia del deporte estadounidense y quedará en los libros como una de las mejores de todos los tiempos. Y la base de Iowa no tendrá que esperar mucho para comenzar a escribir su nueva y promisoria etapa.
Apenas en unas semanas podrá dar un paso importante para su carrera profesional. El 15 de abril en Nueva York se celebrará el Draft de la WNBA y Clark será -salvo sorpresa mayúscula- la elección número 1. Tanta expectativa generó su presencia, que por primera vez desde 2016, la liga femenina puso a la venta entradas para la ceremonia. Las mil que había disponibles se agotaron en 15 minutos. La semana pasada, en las reventas los tickets más baratos salían 340 dólares.
Indiana, que tendrá la chance de hacer la primera elección, ya organizó una fiesta para sus fanáticos en el Gainbridge Fieldhouse de Indianápolis para celebrar la inminente llegada de Clark, con quien la franquicia espera revertir un presente difícil. En 2023, las Fever finalizaron 10ª entre 12 equipos, con un récord de 13-27.
A mitad de año, Clark podría además cumplir un sueño. Porque aún está abierta la chance de que forme parte del seleccionado estadounidense que irá a París a buscar su octavo oro olímpico consecutivo. Caitlin es la única de las 14 preseleccionada que jugó esta temporada en la liga universitaria, las otras 13 son figuras de la WNBA. Sin embargo, sus chances son grandes.
Ella ya tiene experiencia defendiendo la camiseta de su país. Fue dos veces campeona mundial sub 19, en Tailandia 2019 y Hungría 2021 y ganó en 2017 la FIBA Americas sub 16 que se jugó en Buenos Aires. Si queda entre las 12 elegidas para los Juegos, será la más joven del roster de su país y tendrá la chance de arrancar con una alegría enorme la nueva etapa de su vida y su carrera.