Muchas veces, el comportamiento de los padres que asisten a ver a sus hijos a los torneos de fútbol juvenil deja mucho que desear. Y fue lo que pasó en estos días. Pero lo más grave es que el protagonista fue un futbolista profesional, de esos que se convierten en un faro a seguir para los chicos que sueñan con llegar a primera. Aunque su actitud fue lamentable.
“¡Cobrá bien, dale!”, se escucha a un hombre que grita desde afuera de la cancha, mientras los chicos juegan un partido de baby. “¡Dale Gordo, cobrá bien! ¡Lo viene agarrando de la camiseta!”, redobla la apuesta el hombre, que no domina su ira e invade la cancha.
Las imágenes son elocuentes. Remera negra, bermuda de jean gastado y zapatillas blancas. Uno de los padres que había asistido a alentar a su hijo en las categorías formativas invade el capo de juego e intenta abalanzarse sobre el árbitro. Un grupo de personas intentaron de interceder y los sacó a los empujones, en una pretendida muestra de hombría.
Se trata de Hernán Grana, un histórico defensor del fútbol argentino, aún en actividad, que arrancó su carrera en Platense, jugó en Lanús y dio el salto a Boca de la mano de Carlos Bianchi.
Este domingo, cuando comenzaron a viralizarse estas imágenes, Hernán Grana, de 38 años, participaba del partido entre All Boys y Quilmes por la Primera Nacional.
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El futbolista de larga trayectoria, fue a ver a su hijo y dejó una triste imagen.
Sí, como ocurrió cuando logró aquel recordado pase a Boca (sin pena ni gloria), Hernán Grana volvió a ser tendencia. Pero no por una noticia deportiva, sino porque generó un momento de tensión justo en el lugar donde los chicos deben disfrutar. Y entre esos niños estaba su hijo y sus compañeros. Lamentable.