El Inter Miami de Lionel Messi vuelve a salir a la cancha para jugar su segundo partido en el Mundial de Clubes, esta vez en Atlanta, en el colosal estadio Mercedes Benz (a las 16.00, hora argentina, transmite Telefé, DSports y las plataformas DAZN y Disney+) y ante Porto, un rival que promete generarle todavía más complicaciones que las que sufrió ante el Al Ahly egipcio en el debut, cuando Oscar Ustari fue figura atajando un penal.
Se trata de una zona que por ahora está pareja en lo númerico porque los portugueses dirigidos por el argentino Martín Anselmi y donde juegan el ex Boca Alan Varela y el ex Argentinos Nehuén Pérez también empataron 0-0 contra Palmeiras, el cuarto integrante del Grupo A. Ayer por la tarde, Leo y compañía dejaron la comodidad de Fort Lauderdale para recorrer los mil kilómetros que lo separan de la capital de Georgia, la ciudad donde se jugaron los Juegos Olímpicos de 1996, el creador de la CNN tiene su calle y hace 133 años se creó la Coca Cola.
Lo que se pensó como un remedio terminó convirtiéndose en la bebida más popular del planeta, y su fórmula es un secreto que sobrevive generaciones. Messi también es un fenómeno de masas y una marca millonaria, pero su esencia no tiene ningún secreto, lo mueve la competitividad. Por eso se lo vio tan enojado en el debut, consciente de que su equipo la pasó muy mal hace unos días y lo expuso (a él) ante un papelón. Contra Porto no habrá vida extra.
La inclusión a dedo del Inter Miami en el torneo fue polémica pero inevitable, el problema para Javier Mascherano, su entrenador, es que no cuenta con un plantel a la altura de la exigencia, ya sea en términos de jerarquía o físicos. La MLS aplica límites salariales para las contrataciones y encima sufrió lesiones, como la de Jordi Alba, que igualmente podrá reaparecer contra los portugueses. O sea, la FIFA pone a Leo en los carteles pero el que tiene que poner la cara dentro de la cancha es el 10 argentino.
En la franquicia rosada son optimistas y creen que una clasificación a octavos de final sigue siendo posible, por más que perdieron puntos contra el oponente en teoría más débil de los tres. Esa certeza se sostiene principalmente en el espíritu de un vestuario que tiene cuerpo técnico argentino y algunos nombres que están acostumbrados a pelear contra las adversidades.
En términos comerciales, la FIFA asegura que el Mundial de Clubes es un éxito a pesar de que la mayoría de los estadios por ahora luzcan con tribunas vacías. Otra incógnita en la previa del partido de este jueves es saber cuánta gente irá a ver a Messi en un escenario que cuenta con una capacidad que puede ampliarse hasta los 70 mil espectadores, como los que llevó Argentina hace un año en el debut en la Copa América.
Las calles no muestran la expectativa de aquellos días en que la Scaloneta daba inicio a una nueva conquista continental. Por el Parque Olímpico del Centenario, que sirve para recordar los Juegos de Atlanta 1996, no hay camisetas de fútbol, sólo de béisbol. Los Atlanta Braves jugaron martes, miércoles y vuelven a jugar esta noche contra los New York Mets, cuyos fans se acercaron para ser parte de la gira de su equipo. Si alguien pregunta por el partido del jueves, los de acá responderán por las chances de los Braves, uno de los dos equipos más antiguos en la historia de todo el deporte yanqui.
Y lo mismo pasa en Miami, donde los medios parecen más preocupados en los preparativos del desfile de los Panthers, campeones de la Copa Stanley de la NHL, que en el resultado del Inter rosado. Es raro que se juegue al hockey sobre hielo en una ciudad con 35 grados de calor. Tan raro como ver a Messi en un equipo que llegó al Mundial de Clubes para decorarlo.