Como un auto viejo al que hace mucho no le prestan atención y lo maltratan, San Lorenzo se va desarmando y va perdiendo en el camino componentes vitales. Perdió a su presidente, Marcelo Moretti, que debió tomarse licencia acusado de corrupción. Perdió al técnico que le devolvió la ilusión en medio del caos, Miguel Angel Russo, que eligió irse a Boca. Y ahora, como si todo eso fuera poco, se quedó sin su capitán y máxima figura: Iker Muniain ejecutará la cláusula gatillo y no volverá a vestirse de azulgrana.

El vasco de 32 años tomó la determinación de no seguir en el Ciclón. Desde la semana pasada se había alertado sobre la posibilidad de no regresar de España, donde Muniain se encuentra compartiendo el descanso junto a sus hijos. Justamente la lejanía de sus familiares más directos es uno de los factores que influyen en su decisión, pero hay otras cuestiones que pesaron también.

La situación caótica en la que está sumergido el club de Boedo sin duda alguna hizo su mella en el volante de 32 años. A lo largo de los 9 meses que estuvo en San Lorenzo, Iker disputó un total de 25 partidos y marcó 4 goles. Pero vivió mucho más que lo estrictamente futbolístico.

Hizo un curso intensivo para experimentar todas las sensaciones de la liga argentina que incluyó, entre otras cosas, un apriete de la barra brava, una huelga por falta de cobro, recibir la ovación de los hinchas y también los reproches, discutir con los dirigentes por promesas incumplidas y pelear un campeonato hasta la semifinal.

Ahora optó por hacer uso de la cláusula que figuraba en su contrato de salir de manera unilateral seis meses antes de lo firmado (su vínculo vencía a fin de 2025).



Fuente Clarin

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