Lo había avisado el capitán de Monterrey Sergio Ramos cuando en la previa dijo que su equipo saldría a jugarle al Inter de Milán, “de tú a tú”. Y los primeros cinco minutos estuvo con todo, obligó al poderoso equipo italiano a replegarse y esperar que pase el torbellino inicial. Pero aunque logró emparejar el asunto, el equipo mexicano golpeó primero y lo hizo correr desde atrás, teniendo que apelar al rescate del capitán Lautaro Martínez, que selló un 1-1 que ‘abrió’ el grupo E, en el que también está River.
Porque el legendario defensor del Real Madrid y de la selección española, Ramos, saltó entre Benjamin Pavard y Alessandro Bastoni y gritó el primero de la tarde en Estados Unidos. Monterrey ya no acorralaba al Inter, pero le ganaba. Incluso el arquero Esteban Andrada, que había tenido bastante trabajo, tuvo mucho más: le tapó con la pierna derecha un remate de Sebastiano Espósito al borde del área chica que bien podría haber sido el empate.
Sin embargo la igualdad no tardó en llegar, porque antes de que terminara la primera parte, el equipo milanés emparejó las cosas. La definió Lautaro Martínez, pero la jugada comenzó con una pelota parada que Kritsjan Asllani pinchó de manera exquisita hacia la derecha y en profundidad para que Matteo Darmian la cruzara y el Toro la empujara. La jugada tuvo un poco de suspenso por la revisión del VAR sobre la posición de Francesco Acerbi, en claro fuera de juego pero sin participar activamente de la jugada.
Con el 1-1 que los equipos se fueron al vestuario, quedaba justificada la actitud de cada uno en la primera parte. El empate, aunque recién comienza el Mundial de Clubes, no le convenía a ninguno ya que previamente River se había impuesto ante el Urawa Red Diamonds y tenía la primera posición del grupo a su nombre.
Por eso Inter salió a jugar la segunda parte con todo. El entrenador rumano Cristian Chivu mandó a la cancha al delantero francés, Marcus Thuram en remplazo de Espósito, que había comenzado como titular y había estado algo impreciso. Y los Rayados se defendieron de manera implacable.
Cuando tuvieron que aguantar, lo hicieron con la misma jerarquía que cuando se volcaron a la ofensiva e intentaron aprovechar los momentos en que estuvo frente al arco contrario, como el español Sergio Canales, que estrelló un remate en el palo que hizo sufrir al equipo europeo.
Inter monopolizó las acciones, sumó más situaciones que las que logró hilvanar Monterrey, que con el correr de los minutos, se apegó más al empate que le permitía sumar, aunque sea un punto, en el inicio de la competición. De aquel pretencioso 4-3-3 que el equipo mexicano planteó al inicio, terminó con cinco en el fondo y tres mediocampistas bien pegaditos y dos delantero más cerca del medio que del arco que defendió Yann Sommer.
Ahora la pelota quedará en manos de River. ¿Por qué? Porque la próxima fecha el equipo de Marcelo Gallardo enfrentará al mexicano y el de Chivu a los japoneses: el más poderoso contra el más débil. El inesperado empate de este martes, dejó la segunda fecha como instancia clave, con perspectiva de una definición en las posiciones en la que la diferencia de gol, hará -justamente- la diferencia. Todo por esa loca idea de los Rayados de jugar de “tú a tú”.