Diecinueve pilotos que corrieron en la Fórmula 1 compitieron este fin de semana en las míticas 24 Horas de Le Mans. Sólo cinco pilotos ganaron en La Sarthe y un título en la máxima categoría: Mike Hawthorn, Jochen Rindt, Phil Hill (el único que lo hizo en el mismo año, en 1961), Graham Hill y Fernando Alonso. El británico Jenson Button, campeón en la F1 en 2009, se quedó con las ganas sobre un Cadillac. Porque el gran protagonista esta vez en Le Mans fue Robert Kubica, ganador sobre un prototipo Ferrari, a quien el automovilismo lo volvió a redimir después de dos accidentes que casi le cuestan su vida.
El polaco que brilló sobre el auto amarillo número 83 junto a Yifei Ye y Phil Hanson corrió 99 Grandes Premios en la Fórmula 1, pero hay dos que se destacan notoriamente sobre el resto: ambos en Canadá. Inolvidable fue la edición de 2008, cuando festejó sobre un BMW-Sauber su único triunfo, porque un año antes no había muerto de milagro al chocar a casi 300 kilómetros por ahora de frente contra un muro, volcar e impactar contra el paredón del otro lado de la pista.
Iban 27 vueltas cuando el 10 de junio de 2007 Kubica intentaba adelantar a Jarno Trulli en una curva, pero su auto mordió el pianito, hizo “patito” en el pasto y le dio de punta al muro. Despedazado en mil partes, el monoplaza quedó solo con el cockpit sobre el asfalto, dio vueltas y terminó contra más cemento. La tensión fue enorme hasta que sacaron del auto a Kubica, quien tuvo… ¡apenas un esguince de tobillo! Un año después, largó segundo y ganó en Montreal. Increíble.
El segundo milagro ocurrió con Kubica el 6 de febrero de 2011, cuando probó un auto de rally Skoda Fabia S2000 y en la montaña chocó contra un guardarraíl, que atravesó su coche por completo hasta llegar a la butaca del piloto. El copiloto logró salir ileso, pero el polaco permaneció atrapado en el habitáculo durante más de una hora.
“Llegué al hospital con un litro y medio de sangre. La parte derecha de mi cuerpo estaba destrozada. Tuve 42 fracturas y desde mi pie a mi codo todo estaba roto. La primera operación duró 12 horas y valoraron seriamente la amputación de mi mano derecha. Soy humano, durante seis o siete meses perdí la sensibilidad y no me movía. Intentaba mover dedos, pero no podía hacerlo y era una sensación que sólo los que la han experimentado pueden entender. El día que lo logré sentí una tremenda felicidad”, describió Kubica lo que vivió como secuelas de semejante accidente.
Quienes aman lo que hacen insisten aunque casi les haya costado la vida. Kubica volvió y siguió entre el rally y las categorías de resistencia. En 2019 volvió a la Fórmula 1 con Williams por una temporada, pero el Endurance lo cautivó.
El polaco estuvo de ganar en las 24 Horas de Le Mans en su debut en 2021, cuando el coche LMP2 que compartía con Ye y Louis Deletraz se rompió en la última vuelta cuando estaban en la punta. Este domingo al fin se le dio. “Ha sido un día muy especial y seguro que no me lo esperaba”, comentó.
Kubica hizo un larguísimo turno final de tres horas y media de tensión, y manejó durante 11 de las 24 horas. “Ha sido una carrera desafiante y el ritmo ha sido altísimo. Las dos últimas horas las he tenido bajo control, sin cometer errores aun pese a haber conducido muchas horas. Soy un veterano piloto de 40 años que sigue en forma y he podido ayudar a lograr esta recompensa tan dulce”, manifestó.
“Cuando vine por primera vez a Le Mans, me sentí como un niño pequeño descubriendo nuevas pruebas, nuevas carreras, algo que me produjo una sensación muy agradable, como cuando corría en karts hace muchos años. Entonces supe que mi objetivo, mi meta, era intentar ganar algún día”, recalcó. Y se le dio nomás.
Siempre que veo el terrible accidente de Robert Kubica en Canadá de 2007, no puedo creer que saliera vivo de eso.
Sufrió un esguince de tobillo tras el violento impacto a 230km/h.#F1 #Formula1 #CanadianGPpic.twitter.com/QhtU98k4IN
— FormulaArg (@FormulaArgOK) June 4, 2025