Exhibición y batacazo de Fabian Marozsan en la segunda ronda del Masters 1000 de Miami. El húngaro, 57° del ranking, pasó por arriba a Holger Rune, sexto favorito, a quien venció por un contundente 6-1 y 6-1 en apenas 59 minutos de juego, y agrando su récord positivo ante jugadores ubicados en el top 10. La que consiguió ante el danés en la cancha central del Hard Rock Stadium fue su tercera victoria en cuatro partidos disputados ante rivales ubicados en ese grupo, todo en los últimos diez meses. Diez meses en los que cambió por completo su carrera.
«Es una gran sensación jugar al más alto nivel. Trato siempre de jugar mi mejor tenis, pero en especial cuando enfrento a un jugador top 10 y estoy disfrutando de mi tiempo acá», comentó Marozsan, que enfrentará ahora al australiano Alexei Popyrin, 45° de la clasificación y buscará estirar su gran momento en el certamen estadounidense.
El húngaro de 24 años viene creciendo a pasos agigantados desde que en mayo del año pasado, en su debut absoluto en un Masters 1000, dio un primer gran golpe de efecto. Fue en Roma, certamen al que llegó como el 135° del ranking, sin haber disputado nunca un cuadro principal en un torneo del circuito ATP y sin haberle ganado nunca a un jugador de los primeros cien. Pero en el Foro Itálico se destapó. Superó la clasificación, bajó en las primeras rondas del main draw a Corentin Moutet (67°) y Jiri Lehecka (39°) y en su tercer partido sorprendió al español Carlos Alcaraz, número dos del mundo. Cayó en octavos ante Borna Coric (16°), pero ese festejo inesperado ante el murciano marcó un quiebre para él.
«Todo empezó el año pasado en Roma. Todo el mundo habla de esa victoria ante Alcaraz. Aunque yo salí a la cancha esperando ganar un par de games ante él», recordó hace algunas semanas, en una entrevista con la ATP.
Tras su paso por la capital italiana, Marozsan no paró de crecer. A fines de junio se metió por primera vez en el top 100 y en enero alcanzó el 57° lugar, su mejor ubicación. Disputó los últimos tres Grand Slams: Wimbledon y el US Open 2023 (al británico entró desde la qualy y perdió en el debut y en el estadounidense ingresó directo al main draw y ganó un partido) y Australia 2024. Y jugó también otros dos Masters 1000: Shanghai e Indian Wells.
En octubre, en el certamen chino, volvió a derrotar a un top 10. En octavos de final derrotó por 7-6 (7-3), 3-6 y 6-4 al noruego Casper Ruud, por entonces noveno del ranking. Y a principios de este mes, en el desierto californiano, sufrió la «venganza» de Alcaraz, que le ganó por un doble 6-3.
Y este domingo en Miami, apenas su cuarta participación en un certamen de esta categoría, doblegó otra vez a un adversario integrante de esa elite, para mejorar su marca y demostrar que quienes lo apodan «El matagigantes» no están del todo errados.
Rune, ex número cuatro del mundo y 20 años, emitió más tarde un comunicado en el que explicó su pobre rendimiento en la que fue la derrota más rápida de su carrera como top 10.
«Estuve enfermo la noche previa al partido y consideré bajarme del torneo, pero como me sentí mejor después del calentamiento, decidí intentarlo. Desafortunadamente, no tenía energía», explicó en un mensaje que difundieron algunos medios de su país.
Más allá de ese atenuante, el danés, considerado uno de los jóvenes más talentosos del circuito, sigue sin explotar al nivel de compañeros de generación como el propio Alcaraz o el italiano Jannik Sinner. En los últimos meses -en los que sufrió varios cambios de entrenador, hasta asociarse por segunda vez con Patrick Mouratoglou-, jugó un tenis muy irregular. Y ahora sufrió un durísimo revés ante un inspirado Marozsan, que le rompió el saque en cinco ocasiones y conectó 23 winners y apenas cuatro errores no forzados.
Diestro y con revés a dos manos como la mayoría de su generación, el húngaro verdugo de Rune empezó a jugar al tenis a los cinco años. Su padre fue su primer maestro y quien desde muy chiquito le enseñó todos los secretos del deporte. Se considera un hombre de canchas lentas. Su ídolo es Rafael Nadal y su golpe favorito es el drop.
Le costó insertarse en el circuito. Entre 2017 y 2021 jugó todos los Futures y torneos ITF que pudo. Le fue más bien que mal: su récord fue de 101 triunfos y 63 derrotas con cinco títulos. Recién en 2022 se metió en el circuito de los Challengers, la puerta de entrada al circo mayor, en los que lleva ganados tres títulos, Banja Luka 2022 y Antalya y Perugia el año pasado.
Con 23 años, su cuenta pendiente eran los torneos ATP, en los que debutó en mayo de 2022. Parecían que las sonrisas nunca llegarían en ese nivel, pero tras el destape en Roma, se sacó la mufa. Y este domingo, sobre el cemento de Miami, dio un nuevo gran batacazo ante un jugador top.