Las Grandes Ligas de Béisbol (MLB por sus siglas en inglés) le abrieron una investigación formal a la principal figura de Los Ángeles Dodgers, el japonés Shohei Ohtani, y a Ippei Mizuhara, quien era su traductor antes de que la franquicia angelina decidiera despedirlo el pasado miércoles en medio de un escándalo mayúsculo. Los abogados de Ohtani aseguraron que la estrella japonesa fue víctima de un “robo masivo”.
“Las Grandes Ligas han estado recopilando información desde que nos enteramos de las acusaciones que involucran a Shohei Ohtani e Ippei (Mizuhara) en los medios de comunicación”, dijo la oficina del comisionado en un comunicado emitido el viernes pasado, tras los informes publicados por Los Ángeles Times y ESPN que incriminaba a ambos. “Hoy, nuestro Departamento de Investigaciones comenzó su proceso formal de investigación”.
Ohtani y los Dodgers estaban en Seúl, Corea del Sur, para su primera serie contra los San Diego Padres cuando se publicaron los primeros informes. Los equipos regresaron a Estados Unidos después del partido del jueves por la noche (derrota 15-11) y la MLB no hizo comentarios públicos hasta que anunció la investigación que también pone la lupa en Mathew Bowyer, el presunto corredor de apuestas ilegales.
Ohtani se marchó de Corea del Sur en silencio y hasta el momento no hizo ninguna declaración al respecto. En tanto, Mizuhara, traductor personal y amigo cercano del bateador designado de los Dodgers, le dijo a ESPN el martes que apostaba en el fútbol internacional, la NBA, la NFL y el fútbol americano universitario.
Las reglas de la MLB prohíben a los jugadores y empleados de los equipos apostar, incluso legalmente, en el béisbol y también prohíben las apuestas en otros deportes con casas de apuestas ilegales o en el extranjero. Se castiga con una prohibición de un año del deporte. En otros deportes, en tanto, la sanción queda a discreción del comisionado.
“Soy un desastre (apostando). No lo volveré a hacer. Nunca gané dinero”, dijo Mizuhara. “Me metí en un agujero y empeoré las cosas. Aposté más para salirme del mismo y seguía perdiendo. Es como una bola de nieve”, añadió.
Se trata del mayor escándalo de apuestas para el béisbol desde que Pete Rose aceptó una suspensión de por vida en 1989, después de que una investigación para MLB realizada por el abogado John Dowd descubrió que Rose hizo numerosas apuestas a que los Rojos de Cincinnati ganarían de 1985 a 1987 mientras jugaba y dirigía a ese mismo equipo.