No es un cuento de Fontanarrosa. Según la historia, en 1920 la Comisión de Damas del Hospital Carrasco organizó un clásico entre Rosario Central y Newell’s Old Boys a beneficio de los enfermos que padecían el Mal de Hansen, la enfermedad que popularmente conocemos como lepra.

“Newell’s aceptó de inmediato la propuesta, por lo que a partir de ahí sus hinchas fueron bautizados como los ‘Leprosos’. Rosario Central rechazó el desafío, lo que motivó que fueran recordados como los ‘Canallas’”, se jacta la web del club rojinegro de Rosario. Lo que nunca iban a pensar era que, 105 años después, los que se iban a poner la “camiseta de canallas” serían ellos.

Ocurrió en Semana Santa. Las inferiores de Newell’s se presentaron en un torneo solidario en Defensores de Funes, donde juega el hijo de Ignacio Malcorra, el 10 de Rosario Central. Cuando los chicos vieron al crack del equipo rival, no dudaron en pedirle una foto. La imagen se viralizó y llegó a los directivos de Newell’s que citaron a las familias a una reunión con los coordinadores de inferiores “con carácter de urgente”.

Allí les comunicaron que sus hijos serían sancionados por semejante herejía.

A veces, en el afán de transmitir el sentido de pertenencia, los clubes formadores confunden ese valor con el odio hacia la institución rival. La presencia de Ángel Di María en la despedida de Maxi Rodríguez con ovación incluida para Fideo desde los cuatro costados del Marcelo Bielsa fue un hermoso espejismo que hacía creer que la cosa podía empezar a cambiar.

¿Se habrán puesto a pensar los dirigentes de Newell’s cómo reaccionarán los pibitos de la Lepra cuando se crucen con Angelito que acaba de volver a la ciudad? Y si fuera al revés: ¿alguien cree que un nene (o un adulto) del Canalla (el verdadero) se perdería la chance de tomarse una selfie con Lionel Messi?

El presidente Ignacio Astore trató de aclarar la situación diciendo que se intentó proteger a los chicos. Pero la desmentida no tardó en llegar. Uno de los papás contó que los habían suspendido y que hasta les sacaron las becas: “Mi hijo nunca más va a poner un pie en Newell’s”, sentenció.

Y el coordinador de la Escuela Islas Malvinas Carlos Panciroli, ratificó esa versión, aunque justificó lo sucedido: “Se les quitó la beca, pero todo fue consensuado con los padres que estuvieron de acuerdo con la medida».

Parece una ironía del destino. También podría ser el título de un cuento del Negro. El día que los dirigentes de Newell’s quisieron aleccionar a siete niños de nueve años y se convirtieron en Canallas. O quizá ya lo eran.



Fuente Clarin

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