Con el estreno de la serie de Coppola, el representante las aventuras de Guillote junto a Maradona volvieron a la superficie. La vida de película, las anécdotas y las locuras. Una de las que toca de costado la ficción, sin profundizar, es el día que Diego disparó con un rifle de aire comprimido contra la prensa en la casa de sus padres.
No le gustaba que lo siguieran a Diego. Mucho menos que lo invadieran, que le hicieran guardia en la puerta de su casa cuando tenía «un día de esos» en los que se levantaba de mal humor. Es lo que pasó el 2 de febrero de 1994: el 10 explotó y pasó un límite que podría haber terminado en tragedia. Fue un escándalo que dio vueltas al mundo.
Maradona había vuelto al país para jugar en Newell’s luego de un año en Sevilla. Sin embargo, en el equipo rosarino apenas jugó cinco encuentros y terminó rescindiendo el contrato. Llegó en septiembre del 93 y el 1 de febrero de ese año la historia de Diego con la Lepra llegó a su fin.
El 10 viajó 400 kilómetros desde la concentración de Newell’s en Mar del Plata, donde hacían pretemporada, hasta Moreno para refugiarse en una casa quinta de sus padres. Mauricio Pochettino, su compañero de habitación, dijo que cuando se despertó no lo vio y le llamó la atención.
«Estábamos todos juntos en la pretemporada en Mar del Plata y el día anterior habíamos compartido habitación. A la mañana, cuando me desperté, no estaba en su cama. Cuando almorzábamos, nadie sabía dónde estaba Diego«, dijo el actual director técnico del Chelsea en una entrevista para The Sun.
Los periodistas siguieron el rastro de Diego y lo encontraron en la esquina de Triunvirato y Plus Ultra. Montaron una guardia que fue creciendo y no se imaginaron la escena de película que terminaron viviendo. Cansado de la invasión a su privacidad, «el Diego» enloqueció y salió con un rifle de aire comprimido: sin vacilar, abrió fuego y tiró contra los miembros de la prensa.
Maradona se atrincheró detrás de una camioneta Mercedes rural color Bordo y empezaron los disparos. Los balines impactaron a los fotógrafos Marcelo Giardini y Raúl Moleon; al cronista Pablo Talamoni y a los sonidistas Norberto Zanni y Rafael Yohai. Después de los disparos el ex jugador de la Selección Argentina dijo: «¿Quién fue el cagón que me gritó? Si no se van vamos a seguir«.
Cinco periodistas y fotógrafos terminaron lastimados. Uno de ellos con las manos ensangrentadas. Podría haber sido peor si uno de los balines daba en un ojo.
Policías de la Comisaría 2 de Moreno llegaron cerca de las 21 para allanar la casa del Diez buscando el arma que se usó contra los periodistas, pero no la encontraron. Además, los oficiales le tomaron impresiones de las huellas del ex jugador del Napoli.
El escándalo, además de ser noticia en Argentina, recorrió el mundo. «Y Maradona toma un fusil«, titulaba el medio italiano Corriere della Sera. Il Messagero ponía en tapa «La última ocurrencia» y decía que «Maradona está desocupado tras el divorcio de Newell’s y nuevamente es protagonista en negativo».
El primero en recibir el disparo fue Yohai la noche del 1 de febrero, al día siguiente fue el turno de sus colegas. El juez Francisco Lilo caratuló la causa como lesiones leves reiteradas y daños. Seis años después, el 23 de febrero del 2001 se conoció la pena: dos años y diez meses de prisión en suspenso.
En 2002 la Corte Suprema de Justicia dejó firme esa sentencia. Además, Maradona tuvo que pagarle 15.300 pesos (dólares) a uno de los fotógrafos en 2001. Como el plazo de la condena no superaba los tres años, esto le permitía Maradona el beneficio de la excarcelación según la ley argentina.
La periodista de Telefé, Paula Trápani, junto a su camarógrafo se había subido a un móvil de radio La Red y fueron mojados desde la quinta con una manguera. Mientras ocurrían los hechos se habían acercado personas para insultar al periodismo y bancar al campeón del mundo. Maradona les devolvió la fidelidad regalándoles camisetas de la selección.
La quinta de Maradona en Moreno quedó a nombre de Diego Jr luego de muchas idas y vueltas con Cristiana Sinagra en 2005, pero en 2012 pasó a ser usada como escuela policial. Hoy la quinta sigue siendo parte de la policía de Moreno.
Este episodio negativo en la vida de Maradona fue la antesala del Mundial de Estados Unidos 1994. El recuerdo sigue nítido: Diego es escoltado al control antidoping por una enfermera tras el partido con Nigeria. Sería el fin del sueño y su último partido en la Selección.