El campeón finalmente tuvo pasillo. River se coronó campeón de la Supercopa Argentina el miércoles ante Estudiantes y este domingo, ante Gimnasia en el Monumental, celebró ante su gente, en otro marco memorable. El Lobo platense salió primero al campo de juego y esperó la salida de los jugadores locales, formando un pasillo que todavía no es una tradición en el fútbol argentino pero sí se está tornando en una sana costumbre. Franco Armani, arquero y capitán del equipo de Martín Demichelis, encabezó la salida del plantel millonario, con su hijo en brazos.
Luego de la salida de los jugadores de River, los once titulares visitante posaron para la foto de ocasión y luego también los campeones, que pasaron en el trofeo que le entregaron el miércoles tras la consagración en Córdoba. River es la tercera vez que gana la Supercopa Argentina desde que se disputa en 2012 y, además, fue el título número 72 en su historia.
Mientras los campeones se sacaban la foto, en la tribuna Sívori desplegaron una bandera que decía “Gracias por esta alegría”, un trapo blanco, rojo y blanco, con letras negras de la frase sobre la parte roja. Además, llenó de humo rojo y blanco a los costados de la cancha.
Aunque no resulta una costumbre, a lo largo de la historia hubo gestos de reconocimiento hacia el rival. Tal vez la primera vez fue cuando Boca volvió de una exitosa gira por Europa en 1925 Los jugadores xeneizes fueron recibidos en el puerto de Buenos Aires como héroes y entre los asistentes había una delegación de dirigentes de River. Treinta años después, en 1955, River, flamante campeón local, estrenó título en la Bombonera. Angel Labruna prometió que no habría vuelta olímpica. Y los jugadores de Boca, entonces, recibieron al campeón haciendo un pasillo y aplaudiendo con hidalguía.
En la década del 60, hubo aplausos y pasillos. A Independiente, bicampeón de América en 1965, lo ovacionaron en el Monumental cuando visitó a Platense, recién ascendido, que también sumó aplausos. Dos años después, en diciembre de 1967, cuatro atletas portaron como monarcas a dos chicos que, cada uno en su silla-trono lleva una copa: la Libertadores y la Europea-Sudamericana. Cada jugador recibió un ramo de flores. En Independiente, que esa tarde se coronó campeón nacional, agasajaron a Racing, reciente campeón mundial. Al Rojo le esperó una celebración similar en 1973, en el Cilindro, tras derrotar a Juventus en Roma (1-0). En Liniers, en 1968, 400 deportistas locales (en forma de V) recibieron a Estudiantes, campeón en Old Trafford. También hubo pasillo en el Monumental para el equipo de Luis Zubeldía.
03/11/68. RIVER 2-1 Estudiantes (Onega, Madero e/c). Pasillo para el campeón Interc.; en 2015 a la inversa para River campeón Libertadores. pic.twitter.com/R3lVHuiZnJ
— Patricio (@PSwaryczewski) November 4, 2016
En la década del 90, hubo un gesto poco recordado. En el Nuevo Gasómetro, en 1994, Fernando Miele, titular de San Lorenzo, le entregó una plaqueta a Héctor Gaudio, de Vélez, campeón en Tokio. Banfield también recibió al Fortín con un pasillo.
En 2014, Racing le dio un presente a San Lorenzo de América. En 2015, Estudiantes recibió a River campeón de la Libertadores con un pasillo, plaqueta y medallas.
Y el 7 de abril de 2019 hubo doble reconocimiento en Avellaneda, por la última fecha, entre Racing y Defensa y Justicia, uno campeón y el otro subcampeón de la Superliga 2018/19. Pocos casos en la historia, pero siempre válidos para ser recordados.