El 31 de enero Ricardo Schlieper decidió dar el paso al costado. Sólo habían pasado 23 días desde que había asumido como subsecretario de Deporte. La llegada de Daniel Scioli al gobierno de Javier Milei cambió todo. Se sabía que el ex motonauta tenía pensado regresar a Buenos Aires y dejar la embajada argentina en Brasil. Y cuando el Gobierno lo presentó como el nuevo secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, Schlieper pegó el portazo.

«Ustedes son los que saben; yo vengo a sumar desde mi lugar político», les dijo Schlieper a quienes se pusieron de inmediato a su lado para acompañarlo en virtud de su nula experiencia en el deporte social y de alto rendimiento. Fue a la cena de los 100 años del Comité Olímpico Argentino, estuvo en la entrega de los Premios Olimpia, buscó rodearse de gente idónea y por eso Diógenes de Urquiza (ex hombre fuerte del deporte en el gobierno macrista) apareció como director general del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD) y Daniel Ridao dejó su «exilio» en Paraguay, donde estuvo dos años como asesor en la organización de los Juegos Sudamericanos de Asunción primero y luego como asesor del ministro de Deportes de ese país, y volvió a Buenos Aires para ser su segundo.

La misión de Schlieper era clara y casi única: convencer a los dirigentes del fútbol y bregar por las sociedades anónimas deportivas, un objetivo de Milei y un viejo anhelo de Mauricio Macri. Del resto, desde el alto rendimiento al deporte social, se encargarían De Urquiza, Ridao y sus respectivos equipos de trabajo.

Con una subsecretaría acéfala desde lo formal, enseguida apareció en la escena Julio Garro para tomar el lugar de Schlieper. Pasaron 44 largos días de incertidumbres y aunque durante todo es lapso trabajó en su oficina del tercer piso del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo, recién este viernes 15 de marzo el ex intendente platense, impulsado por Mauricio Macri (al igual que Schlieper), fue designado subsecretario por el decreto 249/2024.

Garro, que perdió con Julio Alak la última elección para intendente de La Plata por apenas 606 votos -, no tiene un vínculo concreto con el deporte más allá de haber jugado al rugby en el club San Luis y de liderar una filial de Boca en su ciudad. Y ello preocupa teniendo en cuenta que, por ejemplo, podría ser el presidente del ENARD -él o Scioli deberían serlo hasta marzo del año próximo cuando la presidencia quede en manos del titular del Comité Olímpico Argentino-, además.

Una fuente muy potente del ENARD, justamente, sugirió que «la llegada de Garro nos viene muy bien porque entiende mucho de política, de gerenciar, y eso está bueno«. Pero, «¿qué pasará con el deporte», preguntó Clarín. «El alto rendimiento está a cargo del ENARD y Ridao, que es un hombre con mucha experiencia en el olimpismo y en la función pública, es su mano derecha», fue la respuesta.

Que Garro profundizará la intención mileista-macrista de que los clubes pasen a ser sociedades deportivas no es un secreto. Aunque muchos por estos días lo compararon con Schlieper y no lo dejaron muy bien parado. «Schlieper sabía un ‘huevo’ del tema y éste toca más de oído. Del quilombo del fútbol no tiene mucha idea. Aunque es abogado y de sociedades anónimas debe saber…», contó otra fuente que sigue el día a día del deporte argentino desde hace mucho tiempo.

Sin embargo, esa tarea quedó por ahora stand by. Si bien la posibilidad que los clubes se convirtieran en sociedades anónimas estaba en el DNU que sigue vigente pese al rechazo que se votó el jueves en el Senado, la medida sufrió además un revés judicial. El mismo día, La Cámara Federal de San Martín confirmó la cautelar que pidió una liga de Salto para que se suspendieran los artículos del DNU vinculados a la creación de Sociedades Anónimas Deportivas.

Más allá de esta situación concreta, el arribo de Garro no cayó bien en gente con una amplia experiencia en el deporte de alto rendimiento. «Es un premio consuelo por haber perdido por muy poco las elecciones en La Plata. Lo van a tener visible un año y va a aparecer en la lista de candidatos a diputados en las elecciones legislativas», dijo uno que todavía está en la estructura del deporte nacional. «Tal vez le resulte funcional al ministro Guillermo Francos para hacer política con las provincias porque experiencia en ese terreno no le falta. Pero de deporte, nada. Es una muestra más del completo desinterés que tiene este gobierno por el deporte», disparó otro que ya trabaja en el sector privado.

En definitiva, el deporte argentino desfinanciado necesita una urgente gestión. Ya ni se habla de la preparación de los atletas rumbo a los Juegos Olímpicos de París 2024, que comenzarán en cuatro meses. El punto de la discusión pasa por otro lado. Y está muy lejos de darse.



Fuente Clarin

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