El Buenos Aires Lawn Tennis vivió otra gran fiesta en el sábado de semifinales del Argentina Open. Y el gran protagonista fue, una vez más, Francisco Cerúndolo. El porteño, que el viernes había hecho vibrar a la cancha principal de la Catedral del tenis con un enorme triunfo ante Alexander Zverev, venció al español Pedro Martínez y se metió en la final del certamen porteño por segunda vez en su carrera.

Fue 6-2 y 6-4 en una hora y 33 minutos para el número 28 del mundo, que ahora este domingo –no antes de las 16:00– tendrá un desafío especial. Porque enfrente tendrá a Joao Fonseca, un rival de poca experiencia, pero que esta semana demostró por qué todo el mundo del tenis lo señala como un potencial número 1. El brasileño, de 18 años y 99° del mundo (ya se aseguró al menos el 74° lugar) derrotó en la otra semis por 7-6 (7-3), 5-7 y 6-1 al serbio Laslo Djere, proveniente de la qualy.

Cerúndolo salió a la cancha con el eco de su batacazo ante el alemán, número dos del mundo y máximo favorito, todavía flotando en el aire. Pero el porteño no se quedó con la alegría de ese triunfo en cuartos, en un partido que había terminado el viernes muy tarde. Y desde el primer punto, se lo vio concentrado en lo que tenía que hacer en la cancha para doblegar al español, quien llegaba con una ventaja.

Es que Martínez, que el jueves había «retirado» a Diego Schwartzman, se metió en semis sin jugar por la baja por lesión de su rival de cuartos, el italiano Lorenzo Musetti. Sin embargo, no logró hacer pesar ese descanso extra. Sobre todo porque el argentino jugó un partidazo.

Sólido con el saque, moviéndose bien por toda la cancha -las molestias en el pie derecho, tras superar una lesión en el talón de Aquiles posterior a Australia, son claramente cosa del pasado-, sacándole el jugo a su potente derecha y aprovechando bien las subidas a la red, Cerúndolo impuso el ritmo de juego. Y llevó a equivocarse a un rival que no estaba fino y que no encontraba la fórmula para incomodarlo, pero igual daba pelea.

La cabeza también fue clave para el porteño. Porque aunque fueron pocos, tuvo sus pequeños baches, en especial en el arranque del primer set, en los que a veces no conseguía poner la pelota donde quería. Y entonces se lo veía negar con la cabeza, mirar a su banco y discutir consigo mismo. Pero en ningún momento dejó que eso lo sacara de foco (algo que solía ocurrirle seguido en el pasado). Cuando la pelota estaba en juego otra vez, volvía a meterse en el partido.

Para llevarse el primer set, Cerúndolo tuvo que trabajar 49 minutos, porque Martínez, sin brillar, no se rindió. Y parecía que el segundo lo tenía encaminado, luego de un quiebre en el tercero. Pero en el desenlace de ese parcial, bajó la intensidad. En el octavo game, dudó, se equivocó y quedó 0-40 abajo con su saque. La gente, que volvió a llenar el estadio, se levantó y le pegó un par de gritos de aliento; y el argentino logró salir de ese momento complicado para quedar 5-3.

La situación se repitió en el noveno, cuando salió a sacar para el partido, envuelto en una ovación. Dos enormes devoluciones de Martínez y el marcador quedó 0-30 para el porteño. Entonces un «Vamos Fran» se hizo eco en el aire, seguido de una lluvia de aplausos que empujarlo. Y así, con el impulso de la hinchada, Cerúndolo selló la victoria que lo metió en la final.

Será la sexta de su carrera y la segunda en el BALTC, donde perdió el título de 2021 ante Diego Schwartzman. Y será la chance de sumar su cuarta corona, luego de las de Bastad 2022, Eastbourne 2023 y Umag 2024.





Fuente Clarin

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