El argentino Mirco Cuello obró un milagro en el T-Mobile Arena de Las Vegas. En el último round, cuando las tarjetas estaban en su contra, le ganó con un espectacular nocaut técnico al mexicano Christian Olivo Barreda y no sólo estiró su invicto como profesional (15-0), sino que se ganó la chance de pelear por el título mundial de los plumas en la versión de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
«Sabía que venía perdiendo, me dijeron en el quinto o sexto round cómo venían las cosas», dijo, todavía extenuado para la transmisión oficial de la pelea, dando cuenta del conocimiento que tenía de las tarjetas.
Efectivamente apeló a lo último que le quedaba ya que después del campanazo final lo llegarían las tarjetas que no lo daban por ganador: Cuando empezó el último round, Cuello perdía 88-82, 87-83 y 86-84. Era nocaut o derrota.
La victoria lo ubica como retador del inglés Nick Ball, el actual campeón Mundial peso pluma de 27 años por la AMB. El santafesino, entonces, se subirá al cuadrilátero para intentar arrebatarle el cinturón al hombre nacido en Liverpool.
«Ahora a prepararse mejor que nunca», sintetizó Cuello visiblemente extenuado después de la pelea que resolvió, a todo o nada, en el último round. El boxeador es una de las principales esperanzas del pugilismo nacional.
Antes de comenzar su andar en el deporte rentado, el peleador de Arroyo Seco edificó una interesante carrera en el seleccionado argentino: obtuvo la medalla de bronce en la categoría hasta 56 kilos en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, compitió en el Mundial de la Asociación Internacional de Boxeo de Ekaterimburgo 2019 y fue representante olímpico en Tokio 2020, cuando perdió en los octavos de final de la categoría pluma ante el tailandés Chatchai Butdee.
Ya como profesional, en cuatro años -y con el nocaut del sábado- forjó un récord perfecto de 15-0 (11 de sus triunfos fueron por la vía rápida), con exigencia creciente y varios sellos en su pasaporte: combatió cuatro veces en Estados Unidos, dos en Colombia, dos en Uruguay, una en México y una en Panamá. Eso le permitió escalar hasta el tercer puesto en el ranking pluma de la AMB y le abrió la puerta a la chance que aprovechó en Las Vegas.
Claro que no le resultó fácil. En el segundo round besó la lona por primera vez en su carrera como profesional. Se levantó, siguió, pero las tarjetas ya lo tenían abajo.
Acaso esa secuencia parecía despejar las dudas que había sobre sus posibilidades: su última presentación había sido 10 meses atrás, el 30 de marzo cuando venció por puntos en decisión unánime al duro probador ugandés Sulaiman Segawa en el mismo escenario en que se presentó el sábado.