Era una cuestión matemática: Max Verstappen estaba destinado a ser el campeón de la Fórmula 1 porque solo Lando Norris había quedado con chances en la pelea a tres fechas del final. En Las Vegas, finalmente, el neerlandés inscribió su nombre por cuarta vez entre los campeones de la categoría, lo que lo puso en la línea del francés Alain Prost y del alemán Sebastian Vettel, a quien también emuló al conseguir sus títulos consecutivamente, como antes lo hicieron el quíntuple Juan Manuel Fangio y el heptacampeón Lewis Hamilton.
«Mi dios, que temporada. Cuatro veces. Gracias, muchachos. Fue más difícil que el año pasado pero lo superamos. Lo dimos todo. Muchas gracias. Nunca pensé que iba a ser posible», dijo Mad Max tras llegar quinto en Las Vegas, una posición por delante del británico de McLaren, que hizo la vuelta rápida en una conquista para su equipo en la lucha por el Campeonato de Constructores.
No fue un año arrollador como el de 2023: Verstappen sufrió con un auto que lejos está del rendimiento histórico del RB19 que ganó 21 de las 22 carreras de la temporada pasada (apenas dos con Checo Pérez al volante). De hecho, hasta Brasil, el ahora tetracampeón había dejado pasar diez carreras sin subirse a lo más alto del podio. Sin embargo, el resto poco hizo para presionarlo: seis ganadores distintos facilitaron que un piloto que siempre se mantuvo en el top 6 durante ese lapso de más de cuatro meses se encaminara al éxito en la fecha 22.
Tampoco fue un año fácil fuera de la pista. El joven de 27 años que ya lleva una década en la F1 se enfrentó a la Federación Internacional del Automóvil y a Liberty Media, fundamentalmente durante el Gran Premio de Singapur, cuando lo multaron con trabajo comunitario por emplear lenguaje grosero al utilizar la palabra «mierda» para referirse al funcionamiento de su Red Bull en la conferencia de prensa del Media Day. Como represalia, armó conferencias de prensa paralelas y amenazó con un retiro anticipado.
«Este tipo de cosas definitivamente también deciden mi futuro, cuando no puedes ser tú mismo o tienes que lidiar con estas cosas tan ridículas. Ahora estoy en una etapa de mi carrera en la que no quiero estar lidiando con esto todo el tiempo. Es realmente agotador -remarcó-. Por supuesto que es estupendo tener éxito y ganar carreras, pero una vez que has conseguido todo eso, ganar campeonatos y carreras, también quieres pasártelo bien. Todo el mundo va al límite, incluso los últimos de la parrilla. Pero si tienes que lidiar con todo este tipo de tonterías, para mí esa no es una forma de continuar en el deporte, eso seguro».
Las declaraciones no las dio en el salón de conferencias de Marina Bay. Red Bull decidió citar a los medios escritos acreditados al evento en su hospitality, para evitar que se repitiera la imagen del sábado, cuando el tricampeón del mundo respondió con monosílabos en la conferencia de prensa después de la clasificación y luego les habló a los periodistas en el paddock, donde les confesó: «Es simplemente ridículo recibir una sanción por eso. Cuando insultas a alguien, está bastante claro, pero no lo dirigí a nadie. No es la forma correcta de avanzar en nuestro deporte».
«No sé qué tan serio se tomarán ese tipo de cosas. Pero para mí en un momento dado cuando es suficiente, es suficiente. Y ya veremos. Todo seguirá adelante, no tengo ninguna duda. No es un problema porque la Fórmula 1 seguirá sin mí, pero tampoco es un problema para mí. Así que es lo que hay», agregó entonces quien tiene contrato con Red Bull hasta finales de 2028, cuando tendrá 31 años.
Con victorias en Bahréin, Arabia Saudita, Japón, China, Emilia Romaña, Canadá, España y Brasil, y apenas un abandono -el de la tercera fecha en Australia-, Max acumuló 403 puntos y le sacó 63 a Lando Norris, con 60 por disputarse. Posiblemente, no haya título en el Campeonato de Constructores por los puntos que él no pudo sumar pero fundamentalmente por los que dejó escapar Checo Pérez, que está octavo en el Mundial con 152 unidades.
En el paddock, incluso, se habla de un futuro del tetracampeón sin unirlo al de Red Bull. El 2024 turbulento, por la denuncia de una empleada a Christian Horner, generó una crisis interna en el equipo, de la que incluso habló Jos Verstappen, el papá de Max. «Aquí hay tensión mientras él siga en su puesto. El equipo corre el riesgo de desintegrarse. No puede seguir así. Explotará. Se hace la víctima, cuando es él quien causa los problemas», criticó en el diario inglés Daily Mail allá por marzo.
¿Qué se dice, entonces? Que el piloto neerlandés seguiría los pasos de Adrian Newey, quien diseñó el auto que llevó a Red Bull a la cima con Vettel y que volvió a ponerlo allí en los últimos años. El ingeniero decidió irse con un contrato millonario al Aston Martin de Lawrence Stroll para aprovechar el cambio de reglamento de 2026 y construir allí lo mismo que hizo en la escudería austríaca.
Por lo pronto, el hombre nacido el 30 de septiembre de 1997 en Hasselt, Bélgica, a 40 minutos del famoso circuito de Spa Francorchamps, pero nacionalizado neerlandés, le es leal al equipo que le dio la oportunidad de llegar a la F1 directamente y sin escalas tras el título mundial de karting de 2013 y solo una temporada en la F3 Europea en 2014. Helmut Marko, el director del Programa de Desarrollo de Pilotos Jóvenes en el que estaba desde 2013, lo consideró “un piloto de los que aparecen uno cada diez años”. Y no se equivocó.
Siempre guiado por su padre, que corrió 106 Grandes Premios en la Fórmula 1 entre 1994 y 2003, y sus métodos violentos, quien se subió a su primer karting a los 4 años y comenzó a competir a los 7 tenía solo 16 cuando fue confirmado para reemplazar a Eric Vergne en Toro Rosso la temporada siguiente.
Un día antes de cumplir los 17 recibió de regalo la superlicencia para correr en Fórmula 1 y unos días después se subió por primera vez a un monoplaza para los entrenamientos iniciales del Gran Premio de Japón. “Mi papá ya me anticipó que Suzuka es un circuito muy difícil y por eso no voy con la idea de romper récords sino con la intención de experimentar nuevas sensaciones», contaba entonces.
Tenía solo 17 años cuando en 2015 se subió a un Toro Rosso para debutar en la Fórmula 1 e irrumpió para romper récords.
El 15 de marzo de 2015, con 17 años, 5 meses y 15 días el neerlandés quebró la marca que desde 2009 atesoraba el español Jaime Alguersuari con 19 años, 4 meses y 3 días y se transformó en el debutante más joven de la F1. En el siguiente gran premio, en Malasia, consiguió ser el más chico en puntuar, al quedar séptimo con 17 años, 5 meses y 27 días.
Lejos del rendimiento de un rookie promedio, Verstappen cerró su primera temporada con 49 puntos y estuvo dos veces al borde del podio (4° en Hungría y Estados Unidos). Al año siguiente, después de cuatro carreras, Red Bull lo promovió al primer equipo -relegando a Toro Rosso al ruso Daniil Kvyat- y él respondió con su primer triunfo y un nuevo récord histórico: el del ganador más joven de una carrera de F1, con 18 años, 7 meses y 15 días, en el GP de España del 15 de mayo de 2016, sólo 24 carreras después del debut.
«Nunca fui ‘Mad Max’. Simplemente soy Max, un piloto que trata de obtener el mejor resultado para su equipo», remarcó cuando afrontaba su quinta temporada en la F1. Eclipsado por el dominio arrollador de Mercedes, no fue el campeón más joven como se presumía.
Tuvo que esperar hasta 2021 -y una definición infartante con Lewis Hamilton– para gritar campeón por primera vez, con solo 8 puntos de ventaja. En la temporada siguiente, fue implacable y no le dio chances a Charles Leclerc de entusiasmarse hasta el final con darle a Ferrari un título después de 15 años. Y en 2023, lo dicho: no tuvo rival y le sacó 290 puntos al segundo, que fue su compañero de equipo.