“¿Tanto hay que sufrir, la re puta madre?”, gritó un joven de no más de 20 años, rosario en mano, mientras miraba el reloj y veía cómo el partido llegaba al final. A su lado, su padre, con los ojos llenos de lágrimas, le respondió: “Así es Racing, hijo”. Ese momento, cargado de nervios y emoción, terminó con el gol que sentenció el encuentro y desató la locura en La Nueva Olla: Racing ya era campeón de la Copa Sudamericana 2024.

Para los hinchas, esta final fue mucho más que un partido. Muchos viajaron más de 20 horas en micro, soportando el calor y el cansancio. Algunos llegaron sin entradas y alentaron desde las afueras del estadio. Otros ni siquiera tenían pasaje de vuelta, confiando en la solidaridad de los suyos o en el destino.

Entre ellos estaba Juan Manuel, vecino de la Villa 31 de Retiro, quien resumió su sacrificio con estas palabras: “Dejé mi casa, mi perro, todo. Me escapé del laburo. No tengo entrada ni pasaje de vuelta. Tampoco tengo alojamiento, pero no tengo problema en dormir en la calle”.

“Vine con mi hijo, salimos hace dos días, tardamos 16 horas para llegar, y ahora volvemos 16 horas más, pero felices. Esto lo vale todo”, contó Andrés Lettera, coordinador general del fútbol de Racing.

Walter, que viajó desde Guatemala con su padre, resumió el sacrificio de muchos: “Esto es por la gente, por todos los que vinieron desde Australia, Londres, Centroamérica. Yo tuve que tomar un vuelo de 14 horas para llegar acá, y traje a mi viejo, que tuvo un año difícil. Fallecieron sus dos hermanos. Esto es un premio para la familia”.

En cada rincón del estadio y de Asunción había historias únicas. Amin, desde Australia, no podía contener su emoción: “Racing es pasión, es familia. Siempre sufrimos, pero esto es único. Siento una alegría inmensa”. Afuera, miles de hinchas que no pudieron entrar demuestran lo que dice Amin.

El pitazo final no solo marcó el final de un partido, sino el cierre de una espera de 36 años. El estadio se convirtió en un mar de abrazos y lágrimas, mientras las banderas blancas y celestes se movían al ritmo de las canciones.

“La Copa es para nosotros y para todos los que venían sufriendo. La ganamos para nosotros y para todos los que lo soñaron con esto”, dijo Fede, en cuero y disfónico, con la riñonera al hombro, que llegó desde Buenos Aires con sus amigos y saldó una «herida abierta».

La Copa Sudamericana 2024 quedará grabada en la historia, pero sobre todo en el alma de los hinchas. Racing no solo volvió a ser campeón; su gente lo hizo eterno.



Fuente Clarin

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