Se llama Adrián Emmanuel Martínez. Lo conocen todos como Maravilla. Y parece predestinado a quedar en la historia grande de Racing. Es que el nacido hace 32 años en Campana es el goleador de la Academia en este 2024 que difícilmente se olvidará en la mitad blanca y celeste de Avellaneda. Y, como no podía ser de otro modo, dejó su huella en la final de la Copa Sudamericana contra Cruzeiro en el agobiante calor de Asunción.
Es que Maravilla Martínez, que ya había participado en el gol anulado a Gastón Martirena, empezó a enloquecer a los centrales del equipo de Belo Horizonte. Y de tanto picar y picar al vacío, el punta tuvo su premio a los 20 minutos después de un nuevo desborde un intratable Maxi Salas tras un pelotazo perfecto de Santiago Sosa. Llegó el centro bajo y así, con el arco vacío, sólo tuvo que empujar la pelota para que el equipo de Gustavo Costas se escapara en el marcador.
«Es el partido más importante de mi carrera. Ni lo pienso. Yo creo que es como para cerrar la historia. Pasó todo muy rápido: llegar, convertir goles. Estoy muy contento y ojalá que lo podamos cerrar de la mejor manera», había declarado Martínez antes del partido.
El hombre formado en las divisiones menores de Villa Dálmine tuvo que recorrer un largo camino hasta llegar a este momento. Asomó en el Ascenso (Defensores Unidos y Atlanta) luego de pasar seis meses preso por error, se reinventó en Paraguay (Sol de América, Libertad y Cerro Porteño), tuvo un breve paso por Brasil (Coritiba) y por fin llegó a la Primera de la Argentina cuando fichó por Instituto. Así llamó la atención de Racing, donde tiene por delante la chance de quedar en la historia.
Por ahora, con esta conquista, llegó a los 29 gritos en lo que va del año. Y, más allá de los logros colectivos, Maravilla va por un récord personal. Solo dos jugadores hicieron más goles que él en un año calendario en la era profesional: Evaristo Barrera lo logró dos veces, 34 en 1934 y 31 en 1936, y el paraguayo Delfín Benítez Cáceres, 33 en 1940.