Bronca y resignación es lo que siente Marcelo Gallardo por estas horas. Sabe el Muñeco que nunca le pudo encontrar la vuelta al equipo desde su llegada en agosto. Entiende, además, que está en deuda, principalmente con los hinchas. Acaso el de Independiente Rivadavia fue el último de los golpes duros para River, que completará una temporada para el olvido. Al cabo, el del Malvinas Argentinas fue un cachetazo de realidad porque el equipo no estaba en condiciones de pelear por la Liga. “Esta clase de partidos nos marcan cuestiones que tienen que ver con el futuro”, dijo el DT desde Mendoza. Y amplió: “Cuando las cosas no salen, no queda otra que reconocerlo”.

Son 20 los partidos que lleva dirigidos Gallardo desde su regreso y River jamás se pareció a sus River. Por algo ganó solo 8 juegos (empató 9 y perdió 3); consiguió simplemente el 55 por ciento de los puntos en juego. Los números son pobres si se tiene en cuenta que posee el plantel más caro del país. “Hicimos un primer tiempo correcto y en el segundo tiempo jugamos incómodos. No pudimos seguir con nuestra evolución futbolística para seguir teniendo la ilusión de competir. Jugamos un muy mal segundo tiempo y eso justifica que hayamos perdido”, explicó el DT.

Resulta raro observar a un equipo de Gallardo endeble y sin respuestas anímicas y futbolísticas. En Mendoza, el elenco de Núñez tenía la última chance de prenderse en la lucha por el campeonato tras la igualdad de Vélez contra Lanús y River volvió a quedar en falta. Y las responsabilidades tienen que ser compartidas porque el nivel de los futbolistas es muy pobre, pero también han sido erróneas las lecturas y los planteos tácticos del cuerpo técnico. El déficit más grande se notó en el duelo de ida ante Atlético Mineiro en Brasil por la semifinal de la Libertadores.

River, en el segundo semestre con Gallardo, jugó peor que en el primero con Martín Demichelis. Esa cuestión es la que genera bronca interna en el entrenador. ¿En qué falló el Muñeco? Por ejemplo, nunca encontró el esquema ideal para los futbolistas: comenzó con un 4-3-3, pasó por un 4-2-3-1 y culminó con un obsoleto 4-3-1-2. Más: no pudo elevar el nivel de ninguno de los jugadores ni potenciar a los juveniles prometedores como Claudio Echeverri o Franco Mastantuono. Por último, los refuerzos por los que tanto pidió no aparecieron en los momentos determinantes del semestre.

A River le restan ahora 4 partidos en los que debe sumar muchos puntos para clasificar a la próxima Copa Libertadores. En estas fechas, además, una parte importante del plantel se jugará la permanencia para la temporada que viene. “Es demasiado pronto para sacar conclusiones, tenemos cuatro partidos y hay que estar enfocados. Estos juegos van a marcar cuestiones que tienen que ver con el futuro, pero ahora nos queda sumar puntos para la copa, avisó el DT.

No debe sorprender, entonces, la imagen final que quedará de River en este 2024: armando un escándalo en Mendoza tras la caída contra el elenco que tuvo como figura al colombiano Sebastián Villa. “Lo que observé fue una reacción en caliente luego de un gesto que hizo un adversario. Nada justifica esas cosas que se dan cuando estás en caliente; nada justifica tener que recurrir a la violencia, más allá de un mal accionar de alguien. Después se metió mucha gente y terminó siendo todo muy confuso”, explicó Gallardo.

Ahora, River enfrentará el próximo viernes a Estudiantes en La Plata. Y comenzará también la cuenta regresiva de Gallardo de cara al nuevo año y al armado de su nuevo River.



Fuente Clarin

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