Cierta vez desapareció de la concentración del Seleccionado René Houseman. Antes que la cosa pasara a mayores un compañero reveló el paradero y el propio César Luis Menotti fue a buscarlo. Cuando lo encontró, estaba sentado entre los suplentes de un equipo que jugaba un torneo relámpago en medio de la villa de Bajo Belgrano. “René, ¿que hace ahí sentado?”, lo sorprendió el flaco y el wing, inmutable, le dijo: “es que profe, mírelo, el titular juega mejor que yo”. La anécdota alimenta el mito de que algunos jugadores de potrero podrían ser, tranquilamente, figuras en Primera División.
Los campeonatos de potrero existen en todo el país. No constituyen un circuito formal, pero hay ciertas similitudes que se repiten en cada escenario para descubrirlos: canchas con algún registro de pasto, líneas pintadas con cal de dudosa rectitud y arcos sin red. Dos equipos, un árbitro que pocas veces tiene asistentes, pero mucha personalidad para imponerse en la interpretación de un reglamento que tiene dos o tres consideraciones generales que se respetan y no se discuten. Solo lo juegan los mejores del barrio y hay público. Se juega por plata, los de afuera apuestan –los de adentro también-, la cantina recauda tanto como el más pretencioso de los emprendimientos gastronómicos y la experiencia es lo más parecido al fútbol formal que va a vivir quien por un rato se convierte en futbolista.
Muchos profesionales aseguran haber visto jugadores con condiciones de llegar a Primera y suelen romantizar el recuerdo de su época de potrero aunque hayan cristalizado su sueño de convertirse en futbolistas y llegar a la Selección y, en muchos casos, con un derrotero en diferentes ligas del mundo y ganando millones de dólares o al menos evitando el trabajo. Con esa misma idea, Sergio Agüero lanzó la Copa Potrero, un certamen televisado que podría haber albergado las ínfulas de chicos como el tal Spreen, pero que tiene un extraño magnetismo que ya le costó el contrato a varios jugadores que habían alcanzado el sueño de hacerse profesionales de la pelota.
Lautaro Torres se jugaba el ascenso a la Primera Nacional el sábado con Los Andes y el viernes jugó con un nombre falso en uno de los equipos de la Copa del Kun. Fue descubierto y aunque también fue titular en el partido definitorio ante Colegiales, el club de Lomas de Zamora le rescindió el contrato al día siguiente de caer en la final. Vélez Sarsfield finalizó el contrato del delantero Alejo Sarco, con quien tenía un conflicto y la Copa de Agüero fue la gota que rebasó el vaso.
Hay más nombres: Ian Vera de San Lorenzo, Agustín Minnicelli de Comunicaciones, Juan Román Zarza de Independiente y Claudio Aveldaño de Atlanta, también se quedaron libres. 2024 quedará en la historia porque los futbolistas pierden contratos por jugar un torneo de fantasía mientras un streamer puede jugar de manera oficial en la Primera División.
En Futbolistas Argentinos Agremiados el tema no está en agenda. “Cada futbolista profesional sabe lo que hace y en cada contrato está bien claro que cosas no debería hacer”, le indicaron desde el sindicato de los futbolistas a Clarín, de manera informal. Está claro que en la entidad no ven con buenos ojos ni la copa, ni la decisión de los futbolistas por jugarla. Mucho menos de intentar levantar los contratos caídos.
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Qué es la Copa Potrero: el polémico torneo que reúne futbolistas de barrio con profesionales
¿Que tiene la Copa que encandila a futbolistas hechos y derechos que no necesitan eso que algunos consideran una vidriera? La primera respuesta es plata. La suerte de Kings League criolla que promueve Agüero es televisada por la misma cadena que tiene los derechos audiovisuales de la Liga Profesional y con la que comparte el auspiciante principal: una casa de apuestas.
Los 15 años de Agüero en la Selección y su afinidad con el Gobierno le permitieron conseguir tres auspiciantes que también constituyen la imagen de la celeste y blanca: dos multinacionales privadas, el de la indumentaria y la bebida cola, y la petrolera estatal que lucen todas las camisetas en el lugar principal.
«Yo no me llevo mal con nadie. Están todos invitados para que vean cómo es. Les mostraría cuánto pagaron los sponsors. No tengo ningún problema de demostrar nada. Después empiezan con el ‘lavado’. Yo hice toda mi plata trabajando en blanco, mirá si voy a querer hacer la plata en negro, sería un estúpido», respondió Agüero, con su soltura habitual, a las críticas.
Las marcas permiten un negocio en nombre del potrero que, por la prolijidad de la organización, lo alejan de ese paradigma y lo acercan a una fecha cualquiera de intercountries. Para entrar al predio del Municipio de Derqui, el público tiene que pagar 25.000 pesos –5 mil más que en la fase de grupos- y las entradas se consiguen por una ticketera virtual.
A diferencia de los partidos “de verdad”, las bet.ar no tienen en cuenta los partidos que organiza el Kun. Sin embargo, y aquí si acaso la primera semejanza con un partido de potrero, es posible apostar en la tribuna. Así lo mostró en su canal de Youtube el periodista Pablo Carroza quien publicó un video en el que se ve a una persona cobrando 100 mil pesos por una victoria de la Sub 21, el equipo sensación de futsal barrial que en la Copa Potrero tuvo como refuerzo a Pepe Sand, pero que quedó eliminado en la zona de grupos.
Hay muchos ex jugadores en los equipos. Se entiende su presencia, más que la de los que están en actividad aunque ahora en libertad de acción. Burrito Ortega, el Rengo Díaz, el Tanque Pavoni, Trapito Barovero y muchos otros se mezclaron con chicos que ni siquiera avanzaron en inferiores y juegan en el potrero. Para ellos, sí, esta es una oportunidad de que en la tele relaten su juego y que el fútbol les de, al menos una vez, plata.
Por la cantidad y tamaño de auspiciantes permiten que la competencia de Agüero entregue al campeón un premio mayor al que otorga la Copa Argentina de fútbol: quien resulte campeón el domingo se llevará 210.000 dólares, contra los aproximadamente 140 mil (70.000 por ganar la final, más una suma similar en las diferentes instancias de camino a ella) que brinda la competencia organizada por AFA. En la que organiza Agüero, además, el subcampeón se lleva 50.000 de la divisa norteamericana y la mitad para el tercero y cuarto.
Una vez que el equipo se postula, la organización hace una selección y luego pide para la ficha de inscripción nombre, apellido y fecha de nacimiento de cada jugador, DNI y apto físico. Solo pueden participar “jugadores hombres mayores de 18 años”. Cada plantel puede tener un máximo de 20 jugadores y cinco personas en el cuerpo técnico y la “obligación de contar con un médico o un traumatólogo o un kinesiólogo para la primera atención de los jugadores”.
De todas maneras, la organización garantiza una ambulancia y médicos en cancha y los participantes están pueden optar por pagar un seguro privado que cubre lesiones y accidentes. “Si no se decide contratar, la organización no se hace responsable de posibles lesiones y/o accidentes. La organización no se responsabiliza de posibles pérdidas o robos”, aclara el reglamento que se puede descargar en la página oficial de la Copa.
Los equipos tienen que estar una hora y media antes en el predio –hay una empresa de micros que los moviliza y tiene su auspicio en el pecho de los árbitros- y los jugadores están obligados a usar canilleras y tienen prohibidos los botines con tapones de aluminio. “Decile al Kun que esto de potrero no tiene nada”, bromeó Carlos Tevez una de las figuras que presenta la Copa como atractivo. El domingo, se conocerá al primer campeón de una competencia que, de potrero, solo tiene el nombre.