la moda de un deporte que crece y no se conforma con ser campeón del mundo

Argentina es el país de los campeones del mundo. Esa etiqueta la cabe al equipo de fútbol que se llenó de gloria bajo la conducción de Lionel Scaloni y también al seleccionado de pádel, consagrado recientemente en la rama masculina y finalista en la femenina. Curiosamente, ambas conquistas tuvieron lugar en Qatar. Pero si hay algo en lo que se diferencian estos dos deportes es en la calidad de sus torneos domésticos. Mientras la cada vez más devaluada Liga Profesional eliminó los descensos y camina hacia un campeonato de 30 equipos que va a contramano de la tendencia global, el Argentina Padel Tour (APT) crece, se quiere subir a la ola (o tsunami) que es el auge de este deporte en el país y dotar de mayores oportunidades a jugadores talentosos que en muchos casos no las tienen.

El ideólogo de este circuito es Lisandro Borges. Padelero apasionado y empresario por vocación, se lanzó de lleno al mundo de la organización de eventos deportivos y en 2016 tuvo su primer contacto con el mundo de las palas cuando consiguió que el World Padel Tour (WPT) pase por la Argentina. «Venía de hacer el Partido por la Paz con el Papa en Roma (2014) y dos eventos con Tiger Woods, el último de ellos el Americas Golf Cup en 2015 en México, y ahí me contacto con la gente del WPT porque estaba interesado en traer una fecha a la Argentina. Todos me decían que estaba loco, que el pádel ya no existía más, que me iba a pegar el palo. Era muy caro traerlo: valía 500 mil dólares comprar la fecha y hacer todo el evento. Y ese mismo año en La Rural metimos 20.000 personas toda la semana. Fue increíble», le cuenta Borges a Clarín.

Entre otros proyectos que lidera, es CEO de World Padel Center, franquicia de canchas de pádel que cuenta con 25 sedes distribuidas en cuatro países, y es dueño de la agencia The Players Padel Agency, que representa a los 17 mejores jugadores de la Argentina. Trabaja con un numeroso equipo y se golpea el pecho por ello: «Nosotros fuimos los primeros en sacar el WPT de España y lo internacionalizamos al traerlo acá. Llegamos a tener dos fechas: la de la Rural, en noviembre, y la de La Rioja, en el Súperdomo, donde rompimos el récord mundial de asistencia con 13.723 espectadores en un día».

Actualmente, 47 de los primeros 50 jugadores del ranking de la Federación Internacional de Pádel (FIP) son españoles o argentinos a excepción de los brasileños Lucas Bergamini (18°) y Lucas Campagnolo (25°) y del emiratí Inigo Jofre (50°). «Si somos el semillero del mundo o uno de los semilleros más importantes del mundo, algo teníamos que hacer para estar a la altura de eso», reflexiona al respecto. En esa dirección apunta la creación del circuito argentino.

«Al crear la marca Argentina Padel Tour copiamos todo lo que se hace en el World Padel Tour con los mejores jugadores del mundo y lo volcamos a los chicos de la Argentina. Entran a la cancha con un presentador, se incorporaron los tanteadores electrónicos, se comenzó a utilizar la misma aplicación que usa el WPT para inscribirse a los torneos, los papelitos en las entregas de premios… Es algo a lo que los jugadores locales no estaban acostumbrados. Además, se aumentaron diez veces los premios económicos», señala Borges.

― ¿El Argentina Padel Tour busca formar jugadores para que den el salto al Premier Padel? (NdR: es el circuito que, a partir de esta temporada 2024, reemplazó al World Padel Tour como circuito profesional de referencia)

― Tratamos, primero, de seguir desarrollando el pádel en la Argentina, que siga creciendo y que aquellos que busquen ser profesionales puedan vivir del pádel y no den clases o tengan que buscar otros trabajos. Hay torneos que reparten hasta 20 millones de pesos, con lo cual los jugadores sí que pueden dedicarse a entrenar y a competir soñando… así como los futbolistas sueñan con dar el salto e ir a Europa, en este caso ese salto sería el Premier Padel.

― ¿Es habitual que los jugadores argentinos de pádel tengan que buscar otros trabajos para vivir?

― Sí, prácticamente todos daban clases, tenían algún otro trabajo o los padres los ayudaban porque no les alcanzaba para viajar por todo el país. Hay muchos gastos en traslados, viáticos, transporte, hospedaje. Y jugaban por premios de 500 mil o 1 millón de pesos. Entonces, se hacía prácticamente imposible que pudieran vivir de esta profesión o por lo menos tratar de empatar tantos gastos. Eso ahora está cambiando.

― Además, continúa el Padel Next Gen. ¿Se trata de promover este deporte a todos los niveles?

― Exacto. Es parte del APT. Agarramos a los Next Gen, a los mejores Sub 12 y Sub 14 del país, los llevamos a jugar en cada torneo que hay del APT y les hacemos vivir la experiencia como si fueran profesionales, al lado de los profesionales. Se les da la misma atención. Los chiquitos van al VIP con los mejores profesionales, son presentados antes de cada uno de sus partidos, entran con humo a la cancha, la final se televisa. Todo para que empiecen a vivir lo que es ser un profesional.

El boom que tuvo el pádel en la Argentina tras la pandemia, un viaje de regreso a los años noventa, a su vez ayuda al crecimiento y difusión del circuito local. «Hoy hay casi 2 millones de personas que juegan al pádel en el país y para el año que viene tenemos muchísimas empresas que nos van a ayudar y que se van a subir a este crecimiento», cuenta Borges.

Y cierra con un anticipo de cara al 2025: «Vamos a tener dos fechas en Uruguay. Aunque parezca mentira el Argentina Padel Tour en Uruguay, ellos no tienen la cantidad de jugadores profesionales y el nivel como para poder hacer un circuito propio, entonces prefieren tener una o dos fechas del circuito argentino. Y lo mismo está ocurriendo con Chile y Paraguay. Ambos países nos pidieron una fecha, así que vamos a contar con torneos en Uruguay, en Paraguay y también en Chile».