Ni la clarísima derrota que sufrió el viernes ante Jake Paul ni su desempeño en el combate ni los abucheos de parte de los más de 70.000 espectadores que dieron el presente en el AT&T Stadium de Arlington parecen haber sido suficientes para devolver a Mike Tyson a su situación de retiro. Después de haber sido batido por el youtuber, el excampeón mundial pesado, de 58 años, sugirió que podría volver a subir a un cuadrilátero. E incluso mencionó al hermano de su vencedor como potencial adversario.
“Vine a pelear. No le demostré nada a nadie esta noche, solo a mí. No soy una de esas personas que buscan complacer al mundo, solo me alegro por lo que puedo hacer”, explicó Tyson después de su derrota por puntos ante Paul (la séptima en su historial profesional y la primera que se resolvió por la intervención de los jueces), que le puso fin a más de 19 años sin actividad oficial: su último pleito había sido el 11 de junio de 2005, cuando había caído ante el irlandés Kevin McBride.
Cuando le preguntaron si el del viernes había sido, ahora sí, su último combate profesional, Iron Mike respondió: “No lo sé. No creo. Dependerá de la situación”. Enseguida le consultaron quién podría ser su próximo rival. “Tal vez su hermano”, sugirió. La referencia era para Logan Paul, hermano mayor de Jake, quien también estaba sobre el cuadrilátero en ese momento.
Risueño, Logan recogió el guante: “Mierda, te mataría, Mike”. El mayor de los Paul, de 29 años y creador de contenidos como su hermano menor, hizo algunas exhibiciones de boxeo (una de ellas, ante Floyd Mayweather en junio de 2021) y actualmente forma parte del staff de peleadores de World Wrestling Entertainment (WWE), la empresa promotora de lucha libre profesional más importante de Estados Unidos.
Tyson, quien calificó a Jake Paul como “un muy buen boxeador”, también se permitió bromear sobre un extraño hábito que mostró en su presentación del viernes: morder uno de sus guantes. “Tengo una fijación con los mordiscos”, señaló, en una evidente referencia a la dentellada con la que le cercenó parte de su oreja derecha a Evander Holyfield durante el segundo combate entre ellos, en junio de 1997.
Por su parte, Jake Paul, quien en la velada del viernes tuvo la doble función de boxeador y organizador (a través de su empresa promotora, Most Valuable Promotions), destacó la calidad y la convocatoria del evento, y pidió un especial reconocimiento para Tyson, como respuesta a los abucheos que se oyeron en el AT&T Stadium. “Es el mejor de la historia en esto. Lo admiro, él me ha inspirado. Este hombre es un ícono y es un honor haber peleado con él”, resaltó.
En la entrevista posterior al pleito, todavía sobre el cuadrilátero, Paul aseguró que había intentado “hacerle algo de daño” a su adversario y sostuvo que había sido cuidadoso en su plan de pelea porque temía que Tyson pudiera herirlo con algún golpe. Sin embargo, en la conferencia de prensa que se desarrolló unos minutos después, le preguntaron si había bajado el ritmo en los últimos asaltos de la contienda y el vencedor admitió: “Sí, definitivamente. Quería darles un espectáculo a los fanáticos, pero no quería lastimarlo”.
De acuerdo con los registros del sitio especializado Compubox, Paul, quien se impuso por puntos en decisión unánime, lanzó 278 golpes y conectó 78 durante los ocho asaltos de dos minutos que duró el pleito, mientras que Tyson lanzó apenas 97 y conectó solo 18.