El cuerpo tienen memoria muscular. Quizás por eso, cuando Diego Forlán colgó los botines en 2018, tras más de dos décadas brillando como futbolista, y volvió a jugar con regularidad al tenis, uno de sus primeros amores, no le costó mucho sentirse cómodo en esas viejas y conocidas canchas. El ganador del Balón de Oro del Mundial de Sudáfrica 2010 había practicado el deporte blanco hasta su adolescencia y cuando tomó de nuevo una raqueta, las sensaciones y los movimientos fluyeron rápido. Tanto, que el año pasado se animó a incursionar en el circuito Masters de la ITF y la próxima semana tendrá su debut profesional, a los 45 años.
El uruguayo jugará en dupla con el argentino Federico Coria el cuadro de dobles del Uruguay Open, un challenger de categoría 100 que se disputará entre el lunes y el domingo en el Carrasco Lawn Tennis de Montevideo, el club de toda su vida. Y se dará un gusto que ni siquiera soñaba.
«Nunca me imaginé jugando un torneo profesional de tenis y menos a esta edad. Y que sea este torneo, que lo organiza un amigo, en el club de mis amores, donde me formé, donde están mis amigos y donde hoy disfruta mi familia… Más no puedo pedir», aseguró en charla con Clarín, a días del arranque del certamen, el único del segundo circuito de la ATP que se realiza en ese país.
¿Cómo entró Forlán al cuadro de un torneo oficial del Challenger Tour? Recibió una wild card, invitación especial de la organización, porque Diego Pérez, director del evento, lo veía a menudo jugar en el club y notó su gran nivel. Aunque la idea del profesionalismo estaba plantada en la cabeza de Cachavacha desde hace meses.
«Esto comenzó hace un año con (Ignacio) Nacho Carou«, contó Forlán, señalando a su compatriota, 329° del ranking de dobles de la ATP, como el primero en «tentarlo».
«A Nacho lo conozco de verlo jugar en la Copa Davis y de cruzármelo en el club. Es más, hemos entrenado varias veces juntos. En febrero de este año me dijo de jugar un Future (escalón más bajo del tenis profesional) en Punta del Este. Yo estaba de vacaciones y no me animé. Luego me invitó a otro torneo y le dije que no. Hasta que un día me mandó la foto de Fede Coria y me dijo que Fede quería jugar conmigo el Challenger de Montevideo. Yo le dije ‘¿¿¿En serio???’. Me respondió que sí, pero quedó ahí», relató.
«Pero hace un mes me crucé con Diego Pérez y me dijo también que Fede quería jugar el torneo conmigo y me preguntó si me animaba. Le contesté que si me invitaban, yo era el más feliz», continuó.
Forlán lleva el fútbol en la sangre. Su abuelo materno Juan Carlos Corazo fue jugador y luego entrenador (dirigió a la selección uruguaya en el Mundial de Chile 1962). Su papá Pablo disputó tres Copas del Mundo con «la celeste». Y su tío Richard y su hermano Pablo también tuvieron carreras profesionales en este deporte. De chiquito, Diego jugaba al tenis, que su padre había empezado a practicar tras retirarse. Pero también era habilidoso con la pelota en sus pies. Y cuando tuvo que elegir qué camino seguir, optó por extender la tradición familiar.
«En la casa de los Forlán, el fútbol está por encima de todo», aseguró entre risas. «Con decirte que somos la única familia del mundo de tres generaciones con cuatro Copas América. El papá de mi mamá jugó en Independiente, donde yo también jugué años más tarde, y salió campeón de América dos veces como entrenador de la selección. Mi padre ganó también ese torneo como jugador. Y yo lo hice en 2011. Mi hermano mayor jugó al fútbol y fue campeón uruguayo, como mi papá y yo. Fútbol, fútbol, fútbol…».
🇺🇾 Aquel Mundial de Sudáfrica 2010 nos enseñó que hay maestros del balón que necesitan muy poco para hacer gol
Y Diego Forlán fue uno de los pocos maestros en saber cómo domar el Jabulanipic.twitter.com/PulZWOINZP
— Fútbol, fútbol y más fútbol ❤️⚽️ (@Futbool_Fotos) April 4, 2024
Con la camiseta charrúa, Forlán disputó tres Mundiales, Corea-Japón 2002, Sudáfrica 2010 -en el que fue el máximo goleador- y Rusia 2014; y subió dos veces al podio de la Copa América (tercero en 2004 y campeón en 2011). Comenzó su carrera profesional en Independiente de Avellaneda en 1997 y pasó luego por Manchester United, Villarreal, Atlético Madrid, Inter Milan, Internacional de Porto Alegre, Cerezo Osaka (Japón), Peñarol, Mumbai City (India) y Kitchee (Hong Kong), su último club. Pero mientras dejaba su marca en el mundo del fútbol, jamás se olvidó del tenis.
«Tenis miré y miro siempre», afirmó quien de chico admiraba a Boris Becker, Ivan Lendl, Andre Agassi y Pete Sampras. «Estando en Europa tuve la oportunidad de ir a varios torneos y de pelotear con varios profesionales como Marat Safin, Juan Carlos Ferrero, Nicolás Lapentti. Todo gracias a Enrique Bebé Pérez, que fue entrenador de Lapentti, Corretja, Calatrava, Clavet y varios más. Y a Ferrero lo conocí por Andrés Bruno, otro amigo/entrenador».
-Pasar de mirar tenis y pelotear un poco a jugar competitivamente es un cambio grande. ¿Cómo se dio ese salto?
-Cuando me retiré, volví a jugar al tenis en Carrasco. Poco a poco empecé con torneos sociales internos del club y me fui entusiasmando. Carlos Obregón, un amigo y entrenador que me había entrenado en mi época de junior, fue quien me insistió para empezar a jugar los torneos de la ITF. Él viene jugando desde hace varios años y viajaba solo. Y yo le decía que lo iba a acompañar, pero que me diera tiempo. Hasta que el club organizó un ITF 400 el año pasado y me entusiasmé. Ahí arranqué. En junio pasado fuimos con un grupo grande al ITF 1000 de Lima. Después algunos viajamos a Asunción. Y yo me tuve que bajar de otro en Santa Cruz porque tenía un partido amistoso de fútbol en Corea del Sur. Claro está que me divertía más la idea del jugar el torneo de tenis (risas).
Tras aquel primer certamen del ITF Masters Tour (un circuito no profesional, pero de gran nivel) en Montevideo, que jugó en la categoría +35 en julio del año pasado, Forlán fue levantando la vara. En el MT400 de Asunción, a fines de agosto de este 2024, alcanzó su primera final de singles, en +45, que perdió con el argentino Federico Pontarolo. En dobles, en tanto, ya levantó su primer trofeo. Fue en el torneo de Lima, que ganó en pareja con su compatriota Alberto Brause.
«Me puse muy feliz. Vos dirás ‘Pero si ganaste cosas en el fútbol’ y es verdad, soy un agradecido de lo que logré en ese deporte. Pero esto es diferente. Es en tenis, en un torneo tan duro como el de Lima, que fue todo un desafío. Lo lindo es que de alguna manera sigo representando a mi país. Fue un placer haberlo hecho con Alberto, un ex Copa Davis, gran tenista y muy buena persona. Él y varios compañeros del grupo de tenis me están dando hoy una mano grande para prepararme para este debut. Todos son unos cracks, al igual que Bebé Pérez, con el que empecé a entrenar hace varios meses también», reconoció Forlán.
-Los que te vieron jugar dicen que sos un gran tenista. ¿Sos tan bueno con la raqueta como con una pelota de fútbol?
-(Risas) Al fútbol te puedo decir que era bueno. En el tenis, por lo menos quiero ser competitivo. La ventaja que tengo es que lo jugué de chico, lo cual me permite tener una buena técnica. No hubiera sido lo mismo haberlo aprendido de grande, ahí no podría competir como lo estoy haciendo. En el circuito ITF hay muy buen nivel y estoy aprendiendo. Jugué cuatro torneos en los que hice dos semifinales, cuartos y final. En singles todavía no he ganado, pero estoy contento porque soy competitivo y estoy jugando con gente que jugó toda su vida. Yo soy un ex jugador de fútbol compitiendo contra tenistas, así que no me puedo quejar.
-¿Por qué jugás al tenis con la zurda, si sos diestro?
-Buena pregunta. Nadie lo sabe. De chico jugaba con la derecha, pero dice mi hermano que de un día para otro cambié y me hice zurdo. Soy raro, diestro para escribir y también para el fútbol, zurdo para el tenis. Ando un poco entreverado, jajaja.
-¿Cuál fue el desafío más grande cuando empezaste a jugar los torneos ITF, lo físico, lo mental o lo tenístico?
-Todo. Es otro deporte. Estoy solo en la cancha y juego contra gente que tiene muchos años de tenis. Hay muy buen nivel y mientras yo me dediqué durante 25 años al fútbol, mis rivales de hoy jugaban tenis, por lo que tienen más experiencia y partidos. Pero ahí vamos, entreverándome y disfrutando de este lindo deporte. Y haciendo amigos por todos lados.
Al analizar su juego, Forlán demostró que es todo un experto en técnica y dejó en evidencia que su compromiso con el tenis es en serio.
«Mi drive es muy bueno. Pegaba el revés a una mano, pero por un dolor en el hombro lo cambié hace cuatro años. Lo pego bien, pero no es mi fuerte, tengo que seguir mejorando. Aunque mi revés de slice viniendo de una mano es muy bueno. El saque está bien, es fuerte y con kick, pero a veces se me escapan algunas dobles faltas, jajaja. Tengo que mejorar en eso para no regalar puntos gratis», reflexionó.
Y continuó: «En los últimos dos años he mejorado muchísimo. Siendo zurdo tenés una pequeña ventaja. Aunque me falta ser más intenso y constante. El físico lo tengo, pero no lo estoy usando como debería. Es cierto que vengo del fútbol y físicamente estoy bien, pero esto es otro deporte y la manera en la que tenés que moverte es completamente distinta. Pero estamos trabajando en eso».
Diego admitió que lo sorprendió la enorme repercusión que tuvo la noticia de su participación en el Uruguay Open, de la que se hicieron eco medios de todo el mundo. Que en las últimas semanas, levantó la intensidad de los entrenamientos, tanto tenísticos como físicos. Que aunque todavía estaba tranquilo, se imaginaba que la adrenalina iba a empezar a subir con el correr de los días. Y que, a pesar de su espíritu competitivo, no se puso una meta muy grande.
«Voy a jugar contra buenos jugadores de tenis, así que va a estar muy duro. Mis expectativas son disfrutar y ser un agradecido de poder disputar un torneo ATP», afirmó.
-Igual, si ganan en el debut con Fede, vas a llevarte 20 puntos y a aparecer en el ranking de dobles de la ATP…
-Ni siquiera me imaginaba jugando un torneo profesional. Sería una locura ganar puntos. Si habrá más torneos después, veremos… Lo seguro es que yo voy a seguir disfrutando de este lindo deporte.