Hace cincuenta años, de madrugada, bajo un calor asfixiante y una humedad tropical, dos gigantes del boxeo, los estadounidenses Muhammad Ali y George Foreman, libraron una pelea que paralizó el planeta. Fue -y es-, para muchos, «El combate del siglo».

Sucedió el 30 de octubre de 1974 en un cuadrilátero azul de cuerdas rojas y blancas habilitado en el centro del Estadio 20 de Mayo (rebautizado hoy como Estadio Tata Raphaël) de Kinshasa, capital del entonces Zaire, país que en 1997 pasó a llamarse República Democrática del Congo (RDC) tras la caída del dictador Mobutu Sese Seko, uno de los peores cleptócratas que ha dado África.

En una esquina del «ring» estaba Ali, alias «El más grande», quien con 32 años buscaba recuperar el trono de los pesos pesados tras ser desposeído de su título mundial en 1967 por su negativa a ingresar en el Ejército para combatir en la guerra de Vietnam.

En la otra se erguía un joven y exultante Foreman, campeón del mundo a los 25 años, quien llegaba a la cita planetaria, denominada «The Rumble in the Jungle» («La Pelea en la Jungla»), invicto en cuarenta combates.

El estadio 20 de Mayo, hoy rebautizado Tata Raphael, donde se celebró el combate. EFEEl estadio 20 de Mayo, hoy rebautizado Tata Raphael, donde se celebró el combate. EFE

En juego, cinco millones de dólares por cabeza prometidos por el promotor Don King, que no tenía el dinero para montar la pelea. Su «salvador» fue Mobutu, quien aceptó organizar aquel choque de titanes para blanquear su despótico régimen ante los ojos del mundo.

Foreman destacaba como gran favorito de las casas de apuestas, pero Ali era el ídolo de los congoleños, que veían en él a un defensor de los derechos de los negros; y en su adversario a un negro que se había vendido a los blancos.

«¡Ali, mátalo!», el grito que tronaba en Kinshasa

Ante 60.000 enfervorizados espectadores, los dos púgiles intercambiaron golpes hasta el octavo asalto. Fue entonces cuando un derechazo implacable de Ali dejó noqueado sobre la lona a Foreman para delirio de sus seguidores.

«Mohamed Ali fue el primero en subir al ‘ring’ entre las ovaciones del público (…), bajo el canto de la población zairense de la época, que coreaba ‘Ali bomaye!’ (‘¡Alí, mátalo!’, en lengua lingala)», evoca a EFE Abdel Azize, jefe de la seguridad del Estadio Tata Raphaël y testigo del combate en la grada cuando tenía 10 años.

En sus oídos todavía resuenan el clamor de «una multitud enloquecida» y las palabras de Ali. «Lo recuerdo diciendo: ‘He vuelto a la tierra de mis antepasados, la victoria es mía’«, dice Azize, al añadir que ambos boxeadores se alojaron y entrenaron en N’sele, el antiguo palacio de Mobutu en las afueras de Kinshasa.

George Foreman en el pesaje. Foto: AP Photo.George Foreman en el pesaje. Foto: AP Photo.

Grabada en la retina tiene también la pelea el ex-funcionario de la ONU, François Emenge, de 70 años.

«Tuve la suerte de tener una entrada que me regaló mi papá. Recuerdo que hubo una gran discusión en casa entre mamá y papá por el precio desorbitado de la entrada», señala a EFE Emenge, al precisar que el combate se celebró «alrededor de las 4 de la mañana«, una hora idónea «para que lo siguiera todo el planeta».

«Todo el estadio se sumó a la causa de Ali y al final él ganó. Afortunadamente ganó. De lo contrario, la ciudad habría vivido una catástrofe«, agrega el ex-funcionario.

En el estadio, que acoge esta noche una velada de boxeo en memoria del mítico combate, lucen gradas de color azul, amarillo y rojo, y el fútbol es actualmente el deporte rey, pero sus gestores sueñan con albergar algún día una segunda «Pelea en la Jungla».

Muhammad Ali, en la previa del combate y una frase que tomaron los fanáticos: "Lo voy a matar". Foto: AP Photo / Horst Faas.Muhammad Ali, en la previa del combate y una frase que tomaron los fanáticos: «Lo voy a matar». Foto: AP Photo / Horst Faas.

«Es un orgullo para nosotros gestionar este estadio legendario, que acogió el combate más grande del siglo. Cincuenta años después, nos recuerda a todos que en algún momento la RDC acogió a estos hombres fuertes del boxeo. Esperamos que esto nunca se borre de la memoria de los congoleños», declara a EFE la administradora principal del estadio, Lady Bwira Iyungu.

«Nuestro deseo es que vuelva a haber una lucha así aquí, porque tenemos la infraestructura que cumple con los estándares», añade Iyungu, cuyo país albergó este mes el Campeonato de Boxeo de África en el Estadio de los Mártires en Kinshasa, el mayor de la RDC.

Medio siglo después, el combate entre Ali y Foreman también inspira a las nuevas generaciones del boxeo congoleño.

El dictador Mobutu Sese Seko, en el centro, junto a George Foreman y Muhammad Ali. Foto: AP Photo/Horst Faas.El dictador Mobutu Sese Seko, en el centro, junto a George Foreman y Muhammad Ali. Foto: AP Photo/Horst Faas.

«Somos un país histórico para el boxeo. Es un orgullo para nosotros (…). Somos respetados y honrados en las competencias internacionales, afirma a EFE el boxeador Makangila Vela, campeón africano en la categoría de superligero.

La efeméride no ha pasado desapercibida para el Gobierno congoleño, que espera «rendir vibrantes homenajes al cincuentenario de la lucha» que «mantuvo en vilo a todo el mundo», asegura a EFE Alain Makendo, asesor del ministro congoleño de Deportes encargado de deportes de lucha libre.

«El Gobierno congoleño quiere honrar a toda costa a estos iconos del boxeo mundial. Hay varias organizaciones preparando esta festividad», dice Makendo, que apunta al próximo diciembre como fecha tentativa para el homenaje.

Muhammad Ali derriba a George Foreman, en una de las imágenes más icónicas en la historia del boxeo. Foto:  AP Photo / Richard Drew.Muhammad Ali derriba a George Foreman, en una de las imágenes más icónicas en la historia del boxeo. Foto: AP Photo / Richard Drew.

La celebración de la efemérides tiene también una vertiente cultural para la asociación Bana Matonge, sita en el animado distrito musical de Matongue en Kinshasa, que prevé organizar una exposición fotográfica sobre la visita que Ali y Foreman hicieron a ese barrio y presentar un libro acerca del combate.

Sin embargo, el jefe de seguridad del Estadio Tata Raphaël dice que falta un monumento en la capital que inmortalice la gesta del Ali.

«Organizamos la gran lucha que hasta ahora nunca fue igualada, pero lamentablemente, por negligencia u olvido, no hay un monumento ni una sala con el nombre de Mohamed Ali», lamenta Azize, quien cree que el combate, sin embargo, «quedará grabado en la memoria de la gente de generación en generación».



Fuente Clarin

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