Imane Khelif fue una de las grandes protagonistas de los Juegos Olímpicos de París 2024. Y no solo por su consagración en la categoría hasta 66 kilos del boxeo femenino. La argelina se colgó el oro en medio de la polémica que se generó por las sospechas sobre su género, levantadas cuando se conoció que había sido descalificada del Mundial de 2023 por fallar las pruebas de elegibilidad para ese certamen. Tras la cita de la capital francesa, presentó una denuncia por ciberacoso contra el magnate Elon Musk y la escritora J.K. Rowling, autora de la saga de Harry Potter, entre otros, y se transformó en una sensación de las redes sociales y una estrella en su país. Y ahora está enfocada en dos nuevos proyectos: un documental que contará su historia y el salto al profesionalismo.
«Lo importante para mí es haberme convertido en un ejemplo a seguir para la juventud argelina. Y quiero que mi historia llegue a todas esas jóvenes que me miran de esa manera», comentó en una conferencia de prensa que brindó este lunes en la sede del Comité Olímpico de Argelia.
Y reconoció que se sintió «profundamente afectada por la violencia del discurso y de los mensajes de odio» que recibió durante su participación en los Juegos Olímpicos.
La boxeadora, de 25 años, adelantó que el documental se llamará «Imane Khelif… una historia de éxito», que se emitirá en plataformas internacionales y que será una oportunidad para contar su versión de los hechos y todos los desafíos que enfrentó desde sus primeros años en el boxeo hasta las controversias de los últimos años. Aunque no reveló la fecha de estreno.
Tampoco contó cuándo comenzará su etapa como profesional, aunque confirmó que será el siguiente gran paso en su carrera pugilística.
«Pronto me adentraré en el mundo del profesionalismo y tengo muchas ofertas para esta nueva experiencia. Aún no tengo decidido en qué país arrancaré mi carrera, pero lo que sí es seguro es que ese será mi objetivo de futuro», afirmó.
La controversia en torneo a Khelif se originó cuando, tras su clasificación a los Juegos, se conoció que ella y otras boxeadoras (como la taiwanesa Yu Ting Lin) habían sido descalificadas del Mundial de 2023 por no superar unos tests de elegibilidad de género de la Asociación Internacional de Boxeo. La IBA (por su siglas en inglés) aseguró que esas pruebas -cuyos detalles y resultados son confidenciales- determinaron que «tenían ventajas competitivas sobre otras competidoras femeninas».
Como esa asociación fue suspendida hace años por el Comité Olímpico Internacional por escándalos de arbitraje, una gran deuda y corrupción dirigencial y es el COI el que organiza el torneo olímpico, la argelina no tuvo problemas para competir en París.
Tras su victoria por la segunda ronda ante Angela Carini en un combate que duró 46 segundos y que terminó con la italiana tirando la toalla, en medio del llanto, estallaron las críticas y los ataques hacia Khelif.
La boxeadora logró hacer oído sordo a los mensajes y juicios en su contra y terminó subiéndose a lo más alto del podio en Roland Garros, sede de los combates por las medallas. Y a pesar de que vivió momentos duros en medio de la controversia y que salió a defenderse varias veces –«Soy una mujer como cualquier otra. Nací mujer, viví como mujer y competí como mujer», aseguró-, consiguió sacar algo positivo de la gran exposición que le dio su caso.
Al regresar a Argelia, fue recibida como una heroína por una multitud y recibió la medalla de la Orden del Mérito de manos del presidente Abdelmadjid Tebboune.
En las semanas siguientes, empezó a mostrar una imagen más femenina y relajada –«No necesitaba ir al salón de belleza para ganar el oro», bromeó sobre su cambio de look- y a compartir más su vida personal en sus redes. No solo aumentó mucho su número de seguidores, si no que se convirtió en una personalidad muy influyente en su país y comenzó a incursionar también en el mundo de la moda. Y ahora se enfocará en la producción de su nuevo documental y en proyectar su carrera profesional.