El exciclista escocés Chris Hoy, leyenda del olimpismo en el Reino Unido, confesó en una entrevista con el periódico dominical The Sunday Times que sufre un cáncer terminal y que los especialistas le dieron de dos a cuatro años de vida.
El deportista, de 48 años, aseguró que pese a su diagnóstico, que conmocionó a un país donde es muy querido, se siente «muy afortunado». El propio primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, reaccionó a la noticia a través de un mensaje en la red social X en la que calificó a Hoy de «leyenda deportiva británica».
«Qué noticia tan triste (…) Afrontar ese diagnóstico con semejante positivismo es inspirador. El país entero está detrás de él y de su familia», escribió Starmer.
El pasado septiembre, Hoy acudió al especialista por unas molestias en el hombro, que resultaron ser un tumor, aunque posteriormente conoció que se trataba de la metástasis extendida por el cuerpo que le había producido un cáncer en la próstata.
En febrero hizo público que sufría cáncer, si bien entonces no reveló que se trataba de una dolencia terminal y se limitó a decir que el tratamiento con quimioterapia estaba funcionando bien.
Ganador de seis medallas de oro olímpicas en los Juegos de 2004, 2008 y 2012, Hoy es el segundo deportista más laureado del olimpismo británico, solo tras el también ciclista Jason Kenny, y una de las personalidades deportivas más queridas en el Reino Unido.
«La mayor parte de mi batalla con el cáncer no ha sido física, ha sido en mi cabeza», dice en la entrevista.
El exciclista publica ahora sus memorias, bajo el título ‘All that matters: My toughest race yet’ (‘Todo lo que importa: Mi carrera más dura hasta ahora’), en las que también revela que su esposa, Sarra, sufrió recientemente un diagnóstico de esclerosis múltiple.
Gracias a la ayuda psicológica que recibió, pone de relieve que ha conseguido asumir mejor su enfermedad terminal y ahora pretende ayudar con su libro a quienes atraviesan el mismo trance.
«Con el corazón en la mano, estoy bastante positivo la mayor parte del tiempo y siento una felicidad genuina. Esto es más grande que los Juegos Olímpicos, es más grande que cualquier cosa. Va sobre apreciar la vida y encontrar la alegría», dice el atleta, que no dejó de salir en bicicleta casi ningún día desde que recibió el diagnóstico.