El público argentino tuvo que aguardar 333 días para ver a Lionel Messi. La paciencia tuvo su premio. Es que después de marcar un gol tope de gama para abrir la cuenta contra Bolivia en el Monumental, el capitán campeón del mundo mostró toda su generosidad y genialidad para transformar el triunfo en goleada y alimentar a sus dos socios de ataque, Lautaro Martínez y Julián Álvarez.

El show de asistencias de Messi, después de dos tiros libres en los que no pudo con la barrera y con Guillermo Viscarra, comenzó en el minuto 43. La primera tuvo como cerebro a Julián Álvarez, que arrancó cerca del área propia, aceleró y metió una daga profunda para que Leo picara al vacío y quedara otra vez mano a mano con el arquero rival. Pudo definir él, pero por el rabillo del ojo vio que por la izquierda lo acompañaba Lautaro y le regaló el gol. El Toro controló y luego empujó el balón al arco vacío. Fue una jugada vertiginosa a tres toques y 70 metros. Fútbol total.

Fue el gol 30 del hombre del Inter en la Selección y alcanzó a Ángel Di María en el séptimo puesto de la tabla histórica de artilleros en celeste y blanco. Quedó uno por debajo de Gonzalo Pipita Higuaín.

Ya moría la parte inicial y se acercaba el descanso. Pero Messi nunca se relaja. Y, en un tiro libre que parecía inofensivo, cuando Bolivia se acomodaba, otra vez frotó la lámpara. Esta vez vio cómo el Araña picaba al vacío y le dejó la pelota picando en el área.

El ex River le ganó la posición a un adversario, controló con algo de azar con la parte posterior de la pierna, pero repentizó para definir cuando la pelota quedó muerta en el área, con un remate de pique al suelo que tuvo destino de red. Fue el 11° tanto del chico de Calchín, que nunca falla con la Scaloneta.



Fuente Clarin

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