Supercompetitivo como cuando vestía pantalones cortos y musculosa, y picaba una pelota anaranjada, Michael Jordan tampoco está dispuesto a ceder un ápice ahora en su rol de empresario. El exbasquetbolista, quien es copropietario de un equipo de automovilismo, demandó esta semana a la Asociación Nacional de Carreras de Automóviles de Serie (Nascar, por sus siglas en inglés), organizadora del campeonato de la categoría más popular del deporte motor de Estados Unidos.
Después de dos años de negociaciones tensas e infructuosas, los equipos 23XI Racing (del cual Jordan es copropietario) y Front Row Motorsports presentaron el miércoles una demanda federal en el Distrito Oeste de Carolina del Norte, en Charlotte, contra la Nascar y su presidente, Jim France, por violaciones de la legislación antimonopólica estadounidense. El argumento central es que el nuevo estatuto de la organización con sede en Daytona Beach limita la competencia al vincular injustamente a las escuderías con Nascar, con sus pistas y con sus proveedores.
23XI Racing es uno de los proyectos empresariales de Jordan, quien fue propietario mayoritario de los Charlotte Hornets de la NBA durante 13 años (vendió gran parte de su paquete accionario en agosto de 2023, por lo que ahora es un socio minoritario), mantiene intereses en la marca Jordan de Nike y es asesor especial e inversor en DraftKings, una firma dedicada a los juegos de azar en línea.
En 2021, el exbasquetbolista decidió invertir parte de su fortuna (estimada en 3.500 millones de dólares por la revista Forbes) para ingresar al universo de los fierros: fundó 23XI Racing junto al expiloto Denny Hamlin, tres veces ganador de la Daytona 500. Actualmente el equipo compite en el certamen de Nascar con dos autos fijos: el número 23, que conduce Bubba Wallace, y el número 45, manejado por Tyler Reddick, ganador de la temporada regular este año. Más allá de los resultados de sus pilotos, Jordan está ahora enfocado en forzar un cambio en la lógica de funcionamiento de la categoría.
“Todos saben que siempre fui un competidor feroz y esa voluntad de ganar es lo que me impulsa a mí y a todo el equipo 23XI todas las semanas en la pista”, aseguró el exjugador de Chicago Bulls y Washington Wizards. “Amo el automovilismo y la pasión de nuestros fanáticos, pero la forma en que se maneja la Nascar hoy es injusta para los equipos, los pilotos, los patrocinadores y los fanáticos. Esta acción demuestra que estoy dispuesto a luchar por un mercado competitivo en el que todos ganen”, explicó.
El litigio es consecuencia de los desacuerdos que se generaron durante la negociación entre la Nascar y los 15 equipos que participan en el certamen por la implementación del nuevo estatuto que regirá el funcionamiento de la categoría de autos de serie más importante del planeta (la normativa vigente vence el 31 de diciembre).
Durante la renegociación con la Nascar, los equipos argumentaron que la distribución de los ingresos que contemplaba el estatuto resultaba injusta, exigieron una porción mayor de los ingresos económicos que genera la categoría y participación en los acuerdos comerciales que Nascar firma a partir del nombre y la imagen de los pilotos. Además, solicitaron tener voz en la gobernanza.
A principios de septiembre, la Nascar presentó su propuesta final de estatuto. Trece equipos firmaron, aunque varios reconocieron después que lo habían hecho bajo presión. Rick Hendrick, el propietario con más victorias en la historia de la categoría, explicó que había aceptado el acuerdo solamente porque estaba agotado por las negociaciones.
Sin embargo, 23XI Racing y Front Row, el equipo más pequeño de la categoría, se negaron a firmar y decidieron demandar a la organización. Para ello, contrataron a Jeffrey Kessler, un destacado abogado antimonopolio que representó a los jugadores de los cuatro principales deportes profesionales estadounidenses (béisbol, básquetbol, fútbol americano y hockey sobre hielo), ayudó a impulsar a la NCAA hacia una era de atletas universitarios pagos y logró un acuerdo de igualdad salarial para las jugadoras del seleccionado femenino de fútbol de Estados Unidos.
Según la demanda redactada por el estudio de Kessler, la Nascar presentó una oferta en términos de “tomalo o dejalo” el viernes 6 de septiembre, 48 horas antes de que comenzaran los playoffs del campeonato, emplazó a los equipos a firmar el documento de más de 100 páginas y los amenazó con dejar sin efecto el estatuto actual, lo que interrumpiría el reparto de recursos, si “un número sustancial de equipos” no aceptaba el acuerdo.
“Los equipos sabían que presentar un auto de Nascar se había vuelto tan costoso que sería económicamente devastador para la mayoría de ellos competir incluso sin la modesta distribución de ingresos”, afirma la demanda, que sostiene que la organización violó la Ley Antimonopolio Sherman, vigente desde 1890, al impedir que cualquier equipo compita en el circuito “sin aceptar los términos anticompetitivos” que impone.
“Ante una oferta que implicaba aceptarla o rechazarla y sin ninguna oportunidad competitiva para participar en carreras de stock car de primer nivel en los Estados Unidos, la mayoría de los equipos concluyó que tenía que firmar. Un equipo describió su firma como ‘obligada’ y otro dijo que había sido ‘bajo presión’. ‘Nascar nos puso una pistola en la cabeza, tuvimos que firmar’, dijo un tercer equipo”, relata la demanda, en la que se señala que ninguno de esos equipos había permitido que su identidad fuera revelada por temor a represalias por parte de Nascar.
“La familia France y Nascar son acosadores monopolistas. Y los acosadores seguirán imponiendo su voluntad de lastimar a otros hasta que sus víctimas se pongan de pie y se nieguen a ser víctimas. Ese momento ya ha llegado”, aseguraron los equipos 23XI Racing y Front Row Motorsports en la demanda.